El nuevo álbum de la banda británica IDLES, Tangk, supone una decepción que ya se veía venir tras los adelantos previos del disco. Tras el éxito de sus trabajos anteriores, que les valieron nominaciones al Grammy, en este disco la banda parece perder el rumbo en una búsqueda confusa de nuevos sonidos que no acaba de funcionar.

El disco arranca con 'Idea 01', un tema introductorio desesperanzador con loop de piano y percusión monótona, que no augura nada bueno. Aunque 'Gift Horse' recupera en parte la energía furiosa característica del grupo con su implacable batería, la letra resulta forzada con su metáfora ecuestre. En la misma línea, 'Pop Pop Pop' incorpora bases electrónicas oscuras que no casan bien con la artificiosa alegría que pretende transmitir la voz.

Hay claras influencias de la mano de los productores Nigel Godrich y Kenny Beats, pero éstas no hacen sino alejar a IDLES de su esencia original sin aportar nada convicente a cambio. Mientras que sencillos como 'Dancer' suenan a remiendo de emergencia dejándose llevar por los invitados al tema James Murphy y Nancy Whang, composiciones como 'A Gospel' o la lánguida 'Grace' recuerdan demasiado a los trabajos más etéreos de Radiohead, sin el talento compositivo de los de Oxford.

El cantante Joe Talbot decide apostar por un tono más amable y sentimental, quizás influido por sus lecturas sobre el amor, pero sus limitaciones interpretativas quedan rápidamente en evidencia. Sus melódicas improvisaciones en el estudio acaban sonando cursis, como en la penosa balada 'Grace', que curiosamente recuerda mucho al estilo de Hall & Oates, grupo que da título a uno de sus temas.

En su afán por mostrar una faceta más suave y sincera, IDLES acaban cayendo en lo ñoño en cortes como 'Roy', con frases tan poco inspiradas como "Baby, I'm a smart man / But I'm dumb for you". El cierre con 'Monolith' pretende ser una pieza intimista y elegante, pero se queda en una improvisación de saxofón inconclusa y poco interesante.

Echamos en falta en este trabajo la ambición, la energía desafiante y las ingeniosas letras corrosivas sobre la sociedad contemporánea que convirtieron a la banda en uno de los estandartes del post-punk actual. En su lugar encontramos canciones de amor genéricas y producciones que buscan empacar pero que no se sostienen por sí mismas. Si en discos previos como Joy As An Act Of Resistance cada tema parecía tener al menos un poderoso mensaje que transmitir, fuese oportunista o no, en Tangk abundan los rellenos.

Quizás IDLES se hayan dejado deslumbrar por el éxito cosechado y la presión les haya podido, pero este trabajo suena a oportunidad perdida y banda desorientada. La portada en blanco y negro refleja bastante bien el contenido: canciones grises que no transmiten emoción, a pesar de la cierta búsqueda de temática amorosa. Sin introducirse de lleno en todas esas luchas a las que les han dado voz de forma ajena, donde lo impostado siempre se ha intuido como ingrediente principal, el alejarse precisamente de esos terrenos nos les ha sentado nada bien.