Review

Rafael Toral - Traveling Light

Rafael Toral

2025

7.8


Por -

Rafael Toral lleva décadas moviéndose entre distintos territorios sonoros, siempre buscando nuevas formas de entender el espacio que ocupa el sonido. Su trayectoria, desde las guitarras procesadas de los noventa hasta los años dedicados a sus propios dispositivos electrónicos, se ha caracterizado por una curiosidad constante. En ‘Traveling Light’, el músico retoma la guitarra y revisa composiciones muy conocidas del jazz clásico, pero lo hace desde un punto de vista que rompe con cualquier idea de homenaje. Lo que propone aquí no es repetir canciones de otra época, sino reconstruirlas desde la percepción actual, con la ayuda de varios colaboradores que aportan matices diferentes: Rodrigo Amado al saxofón, José Bruno Parrinha al clarinete, Yaw Tembe al fliscorno y Clara Saleiro a la flauta. Todo el proyecto parece guiado por el deseo de hacer convivir la herencia de esos temas con un modo de interpretación que los vuelve irreconocibles, como si se tratara de una traducción a otro idioma.

En ‘Easy Living’, la guitarra avanza sin prisa, liberada del compás regular, mientras los sonidos electrónicos se van expandiendo en torno a ella como un resplandor que la acompaña sin imponerse. La melodía se adivina, pero nunca aparece entera; queda transformada en un conjunto de resonancias que van y vienen, como un eco que intenta recordar su forma. Esa mezcla entre lo que suena familiar y lo que parece nuevo genera una sensación de calma que no se rompe en ningún momento. El clarinete entra sin ocupar el primer plano, actuando más como un reflejo dentro del conjunto. Lo importante no es la melodía en sí, sino la manera en que se sostiene en el aire, como si respirara de forma autónoma.

‘Solitude’ mantiene esa atmósfera pero con una intensidad más introspectiva. Los acordes parecen surgir de un punto muy lejano y van creciendo poco a poco, hasta cubrir todo el espacio. Las notas se prolongan con una suavidad que invita a concentrarse en los pequeños detalles del sonido. La flauta introduce una voz humana dentro de ese paisaje casi estático, y su presencia cambia la temperatura del tema sin alterar su curso. Aquí el silencio también tiene peso: cada pausa parece necesaria para que lo que viene después tenga sentido. El conjunto sugiere una forma de serenidad que no busca consuelo, sino equilibrio.

En ‘Body and Soul’ la relación entre lo acústico y lo electrónico se vuelve más evidente. El saxofón se mezcla con las ondas de retroalimentación hasta que resulta difícil distinguir qué parte pertenece a un instrumento y cuál proviene de una máquina. El tema conserva parte de su estructura reconocible, pero todo lo que rodea a la melodía original la transforma por completo. Las notas se estiran, los silencios se amplían y los armónicos se superponen, creando la impresión de que el tiempo avanza muy lentamente. Esa sensación de pausa convierte cada frase en un momento suspendido. Lo que antes podía sonar romántico adquiere ahora un aire de extrañeza que obliga a escucharlo de otro modo.

‘You Don’t Know What Love Is’ aparece con un tono más sobrio. La guitarra suena desnuda, casi frágil, acompañada por un fondo de zumbidos que se mueve como una corriente de aire. No hay adornos ni repeticiones innecesarias. Cada acorde queda expuesto, y el eco que lo sigue actúa como una segunda voz. El tema transmite una idea de soledad tranquila, sin dramatismos ni exageraciones. Esa claridad le da fuerza y permite que el oyente se fije en la manera en que las notas se enlazan unas con otras, como si el tiempo se detuviera en cada unión.

‘My Funny Valentine’ propone un cambio leve de luz. La guitarra, más cercana y tangible, parece conversar con el fliscorno, que añade una calidez tenue. La melodía avanza sin intención de brillar; más bien se desliza, dejando que los armónicos formen un hilo continuo. Lo más interesante es cómo el músico evita cualquier gesto de nostalgia. La emoción aparece a través de los matices del sonido, en la forma en que cada vibración se mantiene un segundo más del necesario. Esa contención produce un efecto de cercanía y distancia al mismo tiempo, como si se escuchara algo conocido desde un punto completamente nuevo.

‘God Bless the Child’ cierra el conjunto con un sentido de despedida que se construye poco a poco. El inicio es casi silencioso, hasta que la guitarra y la electrónica empiezan a entrelazarse. Las capas se acumulan y se disuelven con naturalidad, como si el tema se deshiciera mientras avanza. La flauta irrumpe al final con un registro agudo que da una sensación de apertura, como si después de tanto aire contenido el sonido encontrara finalmente una salida. Más que un final, se percibe una continuidad que se extiende más allá del disco, una forma de seguir escuchando incluso cuando ya no suena nada.

‘Traveling Light’ se presenta como una obra construida a partir de mínimos recursos, donde cada elemento tiene una función precisa. Las seis piezas parten de canciones muy conocidas, pero lo que importa no es su origen, sino la manera en que el músico las transforma en materia nueva. En lugar de buscar una emoción inmediata, propone una escucha atenta, centrada en el detalle. La interacción entre guitarra, retroalimentación y respiración de los instrumentos invitados crea un entorno en el que las fronteras entre composición e improvisación se diluyen. El resultado es una lectura contemporánea de la tradición del jazz, vista desde una perspectiva en la que pasado y presente conviven sin jerarquías. Rafael Toral consigue que esas melodías vuelvan a ser actuales, no por modernizarlas, sino por recordar que todavía contienen posibilidades que no se habían explorado.

Conclusión

Rafael Toral transforma en ‘Traveling Light’ viejos estándares del jazz en una serie de piezas suspendidas, donde cada nota parece buscar un equilibrio entre lo que recuerda y lo que todavía está por descubrir.

7.8

Álbum

Rafael Toral - Traveling Light

Artista

Rafael Toral

Año

2025

Discográfica

Drag City

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.