Pumuky regresan con Justicia Poética, un nuevo y evolutivo trabajo en el que siguen poniendo un gran énfasis en esas interesantes atmósferas levitantes que nos enseñaron en Plus Ultra. De nuevo una interesante lírica que nos deja grandes fogonazos y momentos de una bella intimidad. La conjunción de todos estos elementos provoca que tengamos la sensación de estar presenciando el mejor momento inspirativo del grupo canario. Justicia Poética es un trabajo donde no dejan nada al azar. Todo resulta profundamente medido y cuidado, cada textura, cada ejecución de la caja de ritmos, cada pequeño motivo electrónico que suena muy de fondo pero que redondea los temas. Un disco que de nuevo los vuelve a situar en su particular universo experimental, alejándose de todo tipo de tendencias.
Arrancando el trabajo con ‘Taniyama-Shimura’, nos dejan claro que este nuevo disco al igual que el resto no va a ser de una digestión fácil. Condensaciones sonoras que rozan lo épico pero que parten de un núcleo atmosférico cercano al kraut. Estructuras que van desarrollándose dentro del mismo tema para alcanzar su máximo en momentos de intensidad guitarrera. Una concepción algo menos orgánica de la idea llega con ‘El Señor de las Bestias’. El uso de la caja de ritmos se adhiere a la perfección a ese influjo electrónico que últimamente marca gran parte de los temas del grupo. Un tono serio, muy descriptivo y que sin lugar a dudas puede recibir el calificativo de evasivo. Jugueteando con ese ambiente tan cargado de emociones compungidas, ‘La Venganza de Rubik’ apuntala una serenidad con mucho mensaje de fondo, mostrando la plenitud de las letras del grupo en frases como. Y qué si no queda dinero. Correr aún es gratis. No nos alcanzarán.
Coordenadas aún más espaciales y nuevos elementos son los que aparecen en ‘Escritura Automática 9mm’. Llevando al tema un interesante proceso de creación, la abstracción descrita se ve aumentada con los volátiles efectos de los sintetizadores. Un ambiente más reposado es lo que nos muestra ‘Teoría de Cuerdas’ haciéndonos ver que en situaciones de mayor recogimiento el grupo también sabe desenvolverse muy bien. Mostrándose una vez más como una caja de sorpresas, Pumuky se sacan de la manga otro de esos temas en los que el encanto de la introspección transciende a lo más bien tenue y el apartado levitante que mencionamos al principio de estas líneas. Todo yace entre intensos pero apacibles rasgueos de guitarra para lograr el efecto deseado.
Alcanzando situaciones propiamente más eclécticas, ‘Reducción al Absurdo’ se aproxima a todo lo abrasivo y al mismo tiempo cerebral que nos proporciona su aparataje electrónico. Un abanico de posibilidades que se sigue abriendo más y más a medida que transcurre el trabajo. Avanzando en esa línea en la que es necesario recurrir a veces a la aspereza, el grupo logra en el final de ‘Suprahombre’ la perfecta comunión entre esas guitarras cargadas de ambición y la barrera electrónica que cada vez es más importante. Rompiendo un poco este clímax, ‘El Escondite’ viene a ser la semilla de la que brota gran parte de todo lo espectacular que tiene el trabajo. Marcando el fin, ‘Crash’ aporta el toque lisérgico que nunca puede faltar en un trabajo de los canarios.


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