Ouri lleva varios años moviéndose entre distintos lenguajes sonoros sin parecer interesada en quedarse en uno solo. En ‘Daisy Cutter’ se nota que ha querido convertir todo lo que la rodea en una especie de laboratorio donde cada idea, por mínima que sea, acaba transformada en música. No se trata de un trabajo que busque impresionar con exceso, sino de uno que examina con detalle cómo se puede mantener la atención en algo tan cambiante como el deseo o la disciplina diaria de crear. En lugar de oponer esas dos fuerzas, la artista las usa como si fueran motores complementarios: el deseo le empuja a explorar sin medida, y la disciplina le permite ordenar ese impulso para que no se pierda. El resultado es un conjunto de canciones que parecen respirar, moverse y pensar por su cuenta, con una coherencia que solo se logra cuando el control y la intuición funcionan en equilibrio.
Cada tema del álbum refleja una parte de esa búsqueda. ‘Death Row’ abre el conjunto como una declaración directa: el ritmo transmite una sensación de impulso constante, y la voz suena como si tratara de mantener el control mientras se deja arrastrar por una corriente que no cesa. Esa misma tensión aparece en ‘Blush’, donde la repetición casi obsesiva de frases funciona como un intento de prolongar un momento de entrega total, como si la artista quisiera quedarse dentro de una sensación antes de que desaparezca. Ouri usa su voz como un instrumento más, que se descompone y reconstruye para expresar lo que las palabras por sí solas no alcanzan. Todo está calculado, pero de una forma que mantiene la sensación de libertad: se nota que cada decisión técnica busca sostener una emoción concreta, no solo adornar el sonido.
El título ‘Daisy Cutter’ condensa la idea central del proyecto. Por un lado, remite a una bomba capaz de arrasar con todo; por otro, al gesto suave de cortar una flor. En esa mezcla entre fuerza y delicadeza se entiende el propósito de Ouri: mostrar cómo las emociones más intensas pueden convivir con una precisión casi quirúrgica. En ‘Paris’, junto a Oli XL, esa idea se traduce en la sensación de recorrer una ciudad vacía y desconocida mientras se intenta mantener cierta seguridad interior. Cuando canta “Walking in Paris / feeling so restless”, no busca retratar un lugar físico, sino un estado mental en el que la calma y la inquietud se alternan sin aviso. La artista convierte el movimiento en una forma de estabilidad, como si moverse fuese la única manera de sentirse viva.
Las colaboraciones que aparecen a lo largo del álbum dan forma a una especie de comunidad imaginada. En ‘Friends from Nowhere’ esa unión se percibe en la letra “No place to call home / but I don’t really care”, que no suena triste sino liberadora. La autora transmite la idea de que el apego no tiene por qué depender de un sitio o de una rutina, sino de la presencia compartida en un instante. Esa canción se sostiene sobre un ritmo pausado, que parece avanzar al mismo tiempo que se repliega, igual que alguien que sigue caminando mientras recuerda lo que dejó atrás. Todo el disco tiene esa forma cambiante, con estructuras que se expanden y se encogen, reflejando cómo los vínculos y los pensamientos se modifican sin cesar.
En ‘Behave !’, con Charlotte Day Wilson, el paso del tiempo se convierte en un material que la artista moldea a su gusto. La repetición de la frase “Pulling me back” transmite la sensación de volver una y otra vez a lo que se creía superado. Ouri trata el autocontrol como un esfuerzo constante por no quedar atrapada en los errores, pero también como una aceptación de que esos tropiezos forman parte de quien se es. No intenta borrar el pasado, lo incorpora al presente para entenderlo desde otro lugar. Esa forma de escribir revela una mirada práctica sobre las emociones, donde cada decisión se justifica por su efecto, no por su belleza.
‘Droplets in the Air’ es una de las piezas más físicas del conjunto. Las frases “Make me sweat, I’ll forget” y “Turn me into anything” describen una entrega sin reservas, pero no desde la sumisión sino desde el deseo de transformarse. Ouri convierte el cuerpo en el medio a través del cual se puede olvidar el control y empezar de nuevo. El ritmo rápido y los cambios de textura hacen que la escucha se sienta como un movimiento real, casi táctil. Esa misma exploración aparece en ‘V Stories’, donde el afecto se representa como una mezcla de posesión y libertad. El verso “You’re it for me” se repite hasta convertirse en un mantra, mostrando cómo una idea puede volverse obsesiva y al mismo tiempo tranquilizadora.
En ‘Young Thief’ la autora juega con la inocencia y la revelación. Describe la atracción como un descubrimiento que cambia la forma de mirar al otro. El tono casi narrativo y la estructura breve refuerzan la sensación de que cada relación se construye con la incertidumbre de no saber qué pasará al siguiente paso. Luego, en ‘100,000 ft’, Ouri utiliza la altura como imagen del deseo de sentir algo que supere los límites del cuerpo. La frase “Link up in heaven all day shooting stars” evoca la velocidad de una conexión intensa que, por su misma fuerza, se consume rápido. La artista transforma esa experiencia en sonido, alternando momentos de calma con explosiones breves que representan el vaivén del deseo.
‘Untouched’, con mobilegirl, retoma la idea del autocontrol desde otra perspectiva. Aquí se expresa la dificultad de retener las emociones mientras se intenta mantener cierta distancia. Las dos voces se cruzan para hablar de la tentación y del esfuerzo por no dejarse llevar del todo, lo que genera un ambiente de tensión permanente. Y cuando llega ‘Get in Formation !’, el cierre, Ouri reúne todas las piezas en una especie de coro que parece buscar un ritmo común entre quienes participaron en el proyecto. Esa unión no significa descanso, sino continuidad: el sonido se mantiene abierto, como si cada nota quedara esperando la siguiente.
‘Daisy Cutter’ retrata un proceso vital en el que la artista transforma cada conflicto personal en una forma de comunicación. Ouri demuestra que la creación puede servir para entender los impulsos más difíciles de expresar con palabras y que el control, lejos de limitar, permite construir con mayor precisión. Lo que se percibe en cada tema es una voluntad de observarse con honestidad, de aceptar las contradicciones sin dramatismo y de convertirlas en algo compartido con quien escucha.
Conclusión
En ‘Daisy Cutter’, Ouri analiza las relaciones como un espacio cambiante donde el afecto y la distancia se confunden, mostrando cómo cada vínculo puede transformarse sin dejar de tener sentido.



 
				 
				 
				 
				 
				