El recorrido de Oruã se ha desarrollado dentro de un marco urbano atravesado por desigualdades y transformaciones constantes. Desde su aparición en 2016, el grupo ha representado una corriente que combina la psicodelia más abrasiva con la herencia de los sonidos del nordeste brasileño y la crudeza de la vida obrera. Su quinto trabajo, ‘Slacker’, surge después de un periodo en el que compartieron escenarios y grabaciones con artistas extranjeros, experiencia que amplió su perspectiva sin alterar su base ideológica. El regreso al estudio, tras largas giras fuera de su país, los llevó a condensar en este álbum una lectura política y social de su entorno. La colaboración con Jim Roth actúa como catalizador de una energía acumulada durante años de inestabilidad económica, precariedad laboral y desafección generalizada, elementos que se filtran en cada capa sonora.
‘Deus Dará’ establece el punto de partida con un ritmo contenido que parece arrastrar el peso de la rutina. Las guitarras se entrecruzan en un bucle que da forma a un paisaje eléctrico en el que la voz de Lê Almeida se desliza con cierta apatía, como si el propio canto resistiera la urgencia del contexto. Esa fricción inicial marca la intención del grupo: construir desde la repetición una idea de movimiento colectivo que desafía el agotamiento social. En ‘México Suite’, el contraste entre los pasajes lentos y las erupciones de distorsión refleja un pulso interno entre la calma fingida y la rabia latente. Cada cambio de ritmo actúa como una traducción del malestar contemporáneo, donde la saturación sonora se convierte en equivalente del ruido político y mediático que rodea al grupo. La sensación de caos nunca se percibe gratuita; funciona como representación de un país que oscila entre la esperanza y la desilusión.
Las voces se integran dentro del conjunto instrumental sin buscar protagonismo. En ‘De se Envolver’, el canto se funde con la percusión y con las capas de guitarra, construyendo un entramado que evoca la multitud de voces anónimas que pueblan las calles brasileñas. Esa decisión estética elimina cualquier jerarquía y sitúa a Oruã como una colectividad en la que cada miembro sostiene la estructura general. En ‘Cachoeira’, la transformación del ruido en melodía reproduce un gesto cotidiano: la búsqueda de armonía dentro del desorden. La canción se mueve entre la euforia y el abatimiento, revelando un modo de composición que rehúye la linealidad y que encuentra su sentido en la mezcla de texturas. Las percusiones, con un pulso irregular, crean un efecto hipnótico que aproxima el álbum a ciertas tradiciones africanas filtradas por el rock experimental de los setenta.
El contenido lírico mantiene un tono de denuncia indirecta. ‘Slave of the Golden Teeth’ utiliza la ironía para retratar la dependencia del dinero y el deseo de ascenso social como forma de servidumbre moderna. Oruã evita la consigna y prefiere la imagen simbólica, más cercana a la crónica poética que al discurso militante. En ‘Inaiê’, el grupo reduce la intensidad y despliega un ambiente sombrío donde las palabras se diluyen en un murmullo casi ritual. Ese descenso hacia un espacio interior no implica escapismo, sino la necesidad de encontrar un respiro dentro de una realidad que oprime. La alternancia entre temas de carácter explosivo y otros más contenidos crea una estructura de contrastes que refleja la manera en que la vida cotidiana combina desasosiego y calma pasajera. Esa convivencia de extremos define la identidad del álbum y reafirma la coherencia del grupo.
‘Soft’ introduce un cambio de temperatura en el tramo final. Las melodías suspendidas y las capas de reverberación generan un efecto de ingravidez que funciona como descanso después de la agitación previa. ‘Banguela’ cierra el recorrido con un tono casi doméstico, dominado por la voz de Almeida y una guitarra acústica que conserva el eco de todo lo anterior. Ese cierre no transmite alivio sino una sensación de pausa necesaria. Oruã construyen con ello una especie de respiro colectivo, un momento en el que la intensidad se convierte en silencio compartido. Cada canción parece pensada como parte de un ciclo de desgaste y recomposición, donde la materia sonora se adapta a los impulsos del grupo y a las tensiones del entorno. La variedad de texturas no busca exhibición, sino traducción de estados de ánimo comunes a una generación marcada por la incertidumbre.
El contexto político brasileño, caracterizado por la polarización y la desigualdad persistente, se filtra en la sonoridad de ‘Slacker’ sin requerir alusiones directas. Las capas de guitarra abrasiva reflejan la saturación informativa, las pausas prolongadas aluden a la parálisis social y los estallidos de ruido se perciben como estallidos de rabia colectiva. Oruã conciben su trabajo como un espacio de resistencia cultural donde la psicodelia deja de ser evasión y se convierte en vehículo de observación crítica. La producción, compartida con Roth, refuerza ese propósito mediante un sonido que conserva la imperfección del directo y evita cualquier pulido artificial. Esa decisión otorga al álbum una textura áspera que mantiene la tensión entre espontaneidad y estructura. El resultado funciona como retrato sonoro de un país en convulsión permanente, donde la creatividad se erige en única forma de equilibrio posible.
‘Slacker’ se sostiene sobre una coherencia que no depende de la uniformidad, sino de la persistencia de un mismo pulso vital. Oruã articulan un relato en el que las canciones se conectan por su energía y no por su forma. Cada tema avanza hacia el siguiente como si compartieran una respiración común. Las repeticiones prolongadas, los silencios intercalados y los cambios de ritmo componen una narrativa que convierte la escucha en un recorrido físico. Esa sensación de desplazamiento continuo reproduce el movimiento de la propia banda, siempre entre giras, grabaciones y retornos a su país. En esa itinerancia reside la esencia del álbum: un intento de mantener la cohesión frente a la dispersión, de construir comunidad en medio del ruido. La densidad sonora y la claridad melódica conviven sin jerarquía, dando forma a un lenguaje propio que resume la identidad de Oruã.
Conclusión
Oruã utilizan ‘Slacker’ como herramienta de observación crítica, mezclando la psicodelia con una mirada obrera que convierte cada tema en una crónica de la vida bajo presión constante.



 
				 
				 
				 
				 
				