Una artista que aprende a convivir con lo que se rompe acaba desarrollando una mirada distinta sobre la belleza. En el caso de Farao, cada etapa vital ha sido una forma de reordenar las piezas del sonido y de la memoria. ‘Magical Thinking’ aparece tras un largo paréntesis en el que su autora ha criado a sus hijas, ha formado otro proyecto paralelo y ha transformado la pérdida en un territorio de creación. Este trabajo no persigue el consuelo ni la nostalgia, sino la constatación de que el dolor puede moldearse en una forma de ritmo, de respiración y de lenguaje. Desde su título, que retoma la obra de Joan Didion, el disco se alinea con esa idea de supervivencia mental que permite seguir moviéndose cuando todo lo demás se ha vuelto incierto. Farao convierte esa confusión en materia expresiva, y lo hace con un dominio del pulso que combina precisión y naturalidad. Cada pieza funciona como un fragmento de realidad que vibra entre la pista de baile y la intimidad doméstica, lugares que en su universo suenan casi iguales.
‘Waiting for You’ abre el conjunto con una energía que camina entre el deseo y la aceptación. Las bases invitan al movimiento, pero las letras, cargadas de imágenes de espera, sitúan el cuerpo en suspensión. La autora describe esa sensación de necesitar avanzar mientras algo invisible tira hacia atrás. El contraste entre el brillo sintético y la voz cercana crea un efecto hipnótico. En lugar de adornar el mensaje, la producción lo amplifica, revelando una búsqueda de estabilidad dentro del caos. En ‘Spiritual Garden’, las percusiones suaves y el zumbido de la zither se funden con una reflexión sobre la autoestima después del abandono. Farao utiliza la sensualidad del R&B para exponer una tensión moral: cuánto de una misma sobrevive cuando el amor se ha marchado. Su manera de escribir evita el dramatismo y se apoya en frases que giran en torno a la duda, como si todo el disco se desarrollara en el instante exacto en que alguien respira antes de llorar. La artista no disfraza el desorden emocional; lo observa y lo traduce en un sonido que parece acariciar y herir al mismo tiempo.
‘Dreamy Ride’ propone un desplazamiento diferente. Aquí, la melancolía se transforma en impulso, y la conducción nocturna a la que alude la letra funciona como metáfora de una búsqueda que no promete destino. La cítara se convierte en hilo conductor, introduciendo una textura que suaviza los sintetizadores y hace que el conjunto respire. Farao diseña un paisaje en el que la tristeza tiene ritmo, y donde la soledad deja de ser un peso para convertirse en combustible. En la parte central, ‘Hey Ladies’ y la reinterpretación de ‘Full Moon’ actúan como interludios de ironía y ligereza. La primera encierra una especie de juego con la feminidad como performance, un minuto de reivindicación divertida frente a los estereotipos del pop. La segunda reescribe un clásico del R&B desde la distancia temporal, como si la autora dialogara con su propio pasado musical. No hay reverencia en su versión, sino un deseo de desmontar lo familiar para descubrir lo que se oculta debajo. Esa capacidad para hacer convivir homenaje y revisión define buena parte de su mirada artística.
El centro del álbum llega con la canción homónima, ‘Magical Thinking’. Allí, las capas de voz flotan sobre un sintetizador que pulsa de manera constante, casi como un corazón obstinado. La artista explora el pensamiento ilusorio como refugio y como trampa, recordando que las emociones se administran y se transforman con el tiempo. Cada repetición del estribillo parece una respiración que intenta encontrar equilibrio. A continuación, ‘Endelig’ introduce un silencio meditado, una especie de exhalación que sugiere calma sin afirmarla. En ‘Voice Continues’, acompañada por Laraaji, Farao enlaza herencia y maternidad a través de una textura que suena a plegaria terrenal. Las voces superpuestas crean un espacio que no pertenece a ninguna época concreta. La autora se apropia de la espiritualidad sin dogma, como si la maternidad, el duelo y la música compartieran un mismo lenguaje de transmisión. Lo que se escucha no es una búsqueda de trascendencia, sino la representación de una continuidad invisible entre quienes existieron y quienes siguen sosteniendo la vida.
La parte final se vuelve más íntima. ‘Tschüssi’ encierra una despedida con forma de guiño, donde la ligereza del título se contradice con el tono nostálgico del sonido. El reciclaje de un fragmento de una canción anterior refuerza la idea de que cada adiós incluye algo que ya conocíamos, una especie de eco de nuestra propia voz. Cierra ‘Sleep It Off’, una nana que parece escrita para quien ha llegado al límite. La artista propone el descanso como único acto posible cuando las palabras han perdido sentido. Lejos de presentar un cierre complaciente, este final funciona como aceptación de la pausa. Farao concibe el sueño como un derecho y no como evasión, un espacio donde la mente descansa sin dejar de sentir. Todo el disco avanza con esa misma lógica: un movimiento constante entre claridad y penumbra, entre la danza y la quietud. Su fuerza radica en la serenidad con la que trata el dolor, sin esconderlo ni exagerarlo. ‘Magical Thinking’ retrata el modo en que la pérdida se filtra en la vida cotidiana y la convierte en otra cosa, en algo que no se puede nombrar pero que, de algún modo, sigue latiendo.
Conclusión
El proyecto de Farao articula una reflexión sobre el duelo y la maternidad mediante un lenguaje sonoro que enlaza sensualidad y rito, otorgando a la repetición un sentido casi espiritual.

