De vez en cuando, a lo largo de estos últimos años, la figura de Fantasmage volvía a nuestra memoria, como un eco persistente de una época en la que su sonido representaba una forma muy particular de entender la oscuridad y la energía del pop distorsionado. Su nombre reaparecía en momentos clave, como el adiós de Futuro Terror o cuando la nostalgia por grupos como Franc3s nos recordaba lo irrepetible de cierta escena underground gallega y estatal, marcada por una estética sonora que combinaba urgencia, crudeza y emoción contenida. Bandas como aquellas parecían pertenecer a un tiempo que no volvería, y sin embargo, de forma casi inesperada, Fantasmage rompió su largo silencio el año pasado. Los autores de canciones tan fulgurantes como ‘Metido entre las Sombras’ o ‘Vaciado’ anunciaban nueva música, y la noticia se recibió como un pequeño milagro. La promesa se cumplió con ‘No Salgas Más’, un regreso que condensa todo lo que siempre nos ha fascinado de ellos: esa tensión entre el impulso visceral y la sensibilidad herida, entre la furia contenida y la vulnerabilidad que late en cada verso.
Siempre suena a tópico decir que un grupo “retoma las cosas donde las dejó”, pero en el caso de Fantasmage, la afirmación se cumple solo a medias. En parte sí, porque las nuevas canciones recuperan esa misma sensación de abatimiento luminoso, de intentar aceptar la desilusión sin dejar que aplaste del todo. Pero en parte no, porque el contexto en el que ahora resuena su música es radicalmente distinto: el tiempo ha pasado, las heridas han cambiado de forma y la mirada sobre las letras ya no es la misma. Lo que antes era una lucha contra la desorientación ahora suena a un intento de reconciliación, una aceptación más madura del desencanto. Todo ello se resume de manera magistral en ‘Estatua’, probablemente el himno más claro de este nuevo disco, una canción que parece haber absorbido los años de silencio y transformarlos en lucidez. En ella persiste ese espíritu de incomprensión de uno mismo, tanto en el pasado como en el presente, pero también se intuye una calma nueva, como si Fantasmage hubieran encontrado la manera de hacer de su propia confusión un refugio desde el que volver a empezar.
La urgencia que siempre ha caracterizado a Fantasmage parece haber tomado el control de ‘No Salgas Más’ de principio a fin. Desde los primeros compases se percibe esa necesidad casi física de volcar pensamientos, emociones y tensiones sin filtro, como si el grupo se negara a reservar nada para después. Todo ocurre de golpe, con una intensidad que se impone a cualquier intento de contención. ‘Halo’ lo deja claro desde el primer momento: guitarras crujientes al más puro estilo de No Age, una percusión que empuja sin descanso y una voz que transmite una sensación de cansancio enérgico, de hastío acelerado. A medida que avanza el tema, la sensación de desborde crece, como si el propio grupo se alimentara de su agotamiento. En medio de esa vorágine, las letras funcionan como un espejo: se analizan a sí mismos, analizan su entorno y lo hacen sin buscar respuestas cerradas, dejando que la interpretación recaiga en el oyente y en las circunstancias personales de cada uno. Esa ambigüedad entre la furia y la claridad, entre la reflexión y el impulso, es uno de los motores del disco.
Yendo un paso más allá en su voluntad de sonar ardientes y viscerales, ‘Chatarra’ se adentra en los rincones más inquietantes del álbum. Suena áspera, incluso amenazante, rozando el riff del hard metal, pero ese exceso tiene todo el sentido: es el vehículo perfecto para los pensamientos turbios que atraviesan la canción. A continuación, ‘Da Igual’ prolonga ese estado de alerta permanente, atrapando el frenesí de nuestros días y esa sensación de estar corriendo sin rumbo, cargando con lo acumulado hasta el punto de pasar por delante de uno mismo. Es un retrato sonoro de la fatiga contemporánea, tan honesto como eléctrico. El tramo final del disco no ofrece soluciones ni alivios fáciles; al contrario, se interna en la idea del escapismo interior como único refugio posible. ‘Playa Mental’ ejemplifica esta deriva, un tema donde la evasión se vuelve casi una forma de resistencia, un viaje hacia dentro aunque el paisaje sea inquietante. Fantasmage cierra así un disco que, sin buscar redención, logra mostrar la crudeza del presente con una sinceridad brutal. ‘No Salgas Más’ es una obra que se ensucia de realidad, que baja al barro para recordarnos que algunas verdades solo pueden expresarse desde la intensidad y el ruido.
Conclusión
Fantasmage vuelven con 'No Salgas Más', un estallido de furia y vulnerabilidad donde el ruido se vuelve refugio y la desilusión encuentra su forma más bella y humana.

