Liam Gallagher & John Squire es el esperado álbum colaborativo entre dos leyendas del rock de Manchester: Liam Gallagher, el icónico cantante de Oasis, y John Squire, el virtuoso guitarrista de The Stone Roses. Pese a la enorme expectación generada y la promesa inicial de Gallagher de que superaría incluso al mítico álbum Revolver de los Beatles, el resultado final se queda muy corto y defrauda por todas las partes.
Musicalmente, el disco suena predecible y falto de imaginación. Recicla ideas ya muy manidas de las antiguas bandas de sus autores, sin aportar nada nuevo. Aspira a emular el sonido de los primeros álbumes de Oasis y The Stone Roses, pero le falta el gancho melódico y la frescura de aquellos discos seminales de los 90.
Squire demuestra ser aún un guitarrista formidable, capaz de brillantes solos de guitarra, pero sus composiciones adolecen de una excesiva simpleza y reposan en estructuras muy básicas de blues-rock y pschedelia sesentera. Por momentos suena a un unas caras B del Second Coming interpretadas a piñón fijo, falto del ingenio y la luminosidad del debut de The Stone Roses.
Las letras, obra de Squire en su totalidad, son otro handicap importante. Abundan los tópicos, las incoherencias y un sentido del humor tan forzado como pueril en algunos casos. Frases tan horteras como "you should've fucked me when you had the chance" o la repetición absurda de los colores del arco iris, restan más que suman al conjunto.
Por su parte, la interpretación vocal de Gallagher suena potente, pero adolece de matices y versatilidad. El cantante se limita a su registro más rasgado y agresivo, sin explorar otros registros. Sus letras, siempre una de sus debilidades, brillan aquí por su ausencia al no haber compuesto nada en el disco.
Aunque el tándem parece que carbura algo en algunos de los temas más enérgicos como 'Raise Your Hands' o 'Mars To Liverpool', en general faltan los matices, las melodías ganadoras y los ganchos que convirtieron a Definitely Maybe o The Stone Roses en discos indispensables de los 90. Es un disco estridente, que roza lo esperpéntico y que por supuesto no está a la altura de lo que pudiera esperarse de semejante combinación sobre el papel entre dos auténticos titanes de la escena rockera de Manchester.
Estamos por lo tanto ante una obra que espredecible, que suena a oportunidad perdida y a ábum realizado más por inercia e intereses comerciales que por una verdadera conexión creativa entre sus autores. La reunión onírica de dos héroes guitarreos del brit pop para sus fans más acérrimos, que sin embargo no logra culminar todas sus posibilidades ni dejará huella en la historia de la música inglesa reciente.
Un trabajo muy inflado en las expectativas previas pero que defrauda con un resultado muy irregular, en el que brilla el talento individual de Liam Gallagher y John Squire, pero no termina de mostrar la magia esperable de la conjunción de ambos. Un disco que suena a oportunidad desperdiciada y que no pasará a la historia por sus propios méritos, sino tan solo por los nombres rimbombantes de sus responsables.


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