Alan Sparhawk regresa con ‘White Roses, My God’, su primer LP en solitario, un trabajo que no solo marca un punto de inflexión en su carrera, sino también en su vida personal. Tras la muerte de su esposa y compañera musical en Low, Mimi Parker, Sparhawk se enfrenta al vacío dejado por su ausencia. El disco refleja este duelo, pero no se detiene en la melancolía. En cambio, nos ofrece una búsqueda constante de nuevas formas de expresión, un intento de reconectar con la música desde una perspectiva totalmente distinta a la de sus anteriores trabajos.
La apertura con ‘Get Still’ es reveladora. Un sintetizador burbujeante da paso a un beat electro profundo, con capas de efectos vocales que difuminan la identidad de la voz de Sparhawk. Este juego con la distorsión vocal, que atraviesa el álbum, parece una forma de distanciarse de su pasado y de sí mismo, como si el proceso creativo necesitara de una desconexión. La instrumentalización electrónica domina, alejándose del sonido orgánico que caracterizaba a Low en sus últimos álbumes. A lo largo del disco, Sparhawk explora un territorio musical lleno de sintetizadores y cajas de ritmos, alejándose del formato tradicional de guitarra y batería que lo acompañó por tanto tiempo.
‘Can U Hear’, uno de los primeros sencillos, muestra de manera clara esta nueva dirección. Un bajo sintetizado se mezcla con armonías vocales distorsionadas que añaden una capa de incertidumbre. La canción no busca complacer a nadie, lo cual refuerza el carácter personal del álbum: es una obra íntima, concebida sin buscar la aprobación de su público, sino como una necesidad de Sparhawk de procesar su dolor. El uso repetido de autotune y efectos de voz a lo largo del álbum añade una capa de frialdad y distancia que contrasta con la vulnerabilidad de las letras.
En temas como ‘Heaven’, Sparhawk introduce colaboraciones vocales que rompen la atmósfera solitaria del disco, pero no eliminan el sentimiento de aislamiento. ‘Heaven, it’s a lonely place if you’re alone’ es una de las frases más directas del álbum, y encapsula la soledad que permea el trabajo. Aquí, la melancolía se manifiesta de manera más tangible, sin los filtros ni las abstracciones de otros temas.
En el caso de ‘Feel Something’, la influencia del pop electrónico de los años 90 es evidente, con un guiño a artistas como Cher, pero la estructura repetitiva y minimalista de la letra refleja un deseo más profundo de reconexión. La línea ‘I wanna feel something here’ se convierte en un mantra que refleja la lucha de Sparhawk por recuperar algún tipo de emoción tras la pérdida de su compañera. La combinación de un ritmo juguetón con letras tan crudas genera un contraste que es recurrente a lo largo del disco: sonidos que evocan un cierto optimismo, pero que, en su fondo, esconden la angustia y el vacío.
El tema ‘Brother’ introduce la guitarra de manera más prominente, pero lo hace de forma fragmentada, casi como una interrupción dentro del tejido electrónico que compone el disco. Aquí, Sparhawk se permite jugar con la textura del sonido, rompiendo con la linealidad de la canción para crear una atmósfera incómoda, a medio camino entre el R&B y el experimentalismo digital.
A medida que avanzamos por el álbum, encontramos temas como ‘Station’, donde Sparhawk vocaliza sobre la idea de aferrarse a las pequeñas cosas. El uso de efectos vocales y percusiones desordenadas refuerzan el sentimiento de desorientación, un estado que parece persistir a lo largo del álbum. En ‘Project 4 Ever’, tema que cierra el disco, se vislumbra una cierta resolución, no en términos de aceptación, sino en la comprensión de que la música sigue siendo un refugio para Sparhawk. El uso de capas de sintetizadores evoca un rayo de luz que atraviesa las nubes, creando un momento que, aunque breve, otorga un cierto respiro dentro del caos emocional que lo precede.
A lo largo de ‘White Roses, My God’, Sparhawk no teme arriesgarse. El uso de autotune y de ritmos electrónicos puede ser desconcertante para los seguidores de su trabajo anterior, pero es precisamente esta ruptura con lo conocido lo que dota al álbum de un valor particular. Sparhawk no busca consuelo ni ofrecerlo; el disco es una especie de conversación consigo mismo, una lucha por encontrar un nuevo lenguaje que exprese lo inefable. Las distorsiones, los beats irregulares y las letras fragmentadas crean una experiencia que, si bien no es fácil de digerir, logra transmitir la complejidad de su situación emocional.
‘White Roses, My God’ es un álbum que refleja el estado actual de Sparhawk: un artista en transición, buscando una nueva identidad mientras lidia con la pérdida. Las texturas electrónicas y los efectos vocales actúan como un medio para explorar este proceso, y aunque en ocasiones el álbum puede parecer críptico, en su conjunto ofrece una mirada sincera a la reconstrucción de un artista tras la devastación personal.
Conclusión
‘White Roses, My God’, de Alan Sparhawk, es una obra que, sin recurrir a su estilo habitual, explora nuevas texturas electrónicas, ofreciendo un retrato íntimo y vulnerable en medio de su proceso de duelo tras la muerte de Mimi Parker.