El mundo de 'Thunder Perfect Mind' no es un lugar al que se acceda fácilmente. Es un espacio donde lo familiar se desdibuja y lo desconocido se impone con una fuerza que arrastra. Motherhood, un trío originario de Fredericton, Canadá, ha construido un álbum que no solo se escucha, sino que se experimenta. La idea de una nube oscura y expansiva que abduce a un transeúnte desprevenido sirve como metáfora central, pero también como vehículo para explorar temas que van más allá de lo narrativo. Este disco no es una simple colección de canciones; es un viaje a través de un paisaje sonoro que desafía las convenciones y sumerge al oyente en un universo propio.

Desde el primer momento, 'Thunder Perfect Mind' establece un tono inquietante. La nube, ese ente oscuro y omnipresente, no es solo un elemento de la historia, sino una fuerza que impregna cada nota y cada palabra. La música fluctúa entre lo caótico y lo controlado, como si el propio sonido estuviera siendo arrastrado por esa nube. Las guitarras rasgan con furia, los bajos retumban con intensidad y las baterías marcan un ritmo que parece imitar el latido de un corazón en estado de alerta. No hay descanso, no hay tregua. Cada canción es un paso más en este viaje, una exploración de lo que significa estar atrapado en algo que no se puede comprender del todo.

Las letras, por su parte, son un reflejo de esta lucha constante. En 'Bok Globule', la sensación de estar atrapado en un lugar que no ofrece salida se combina con una nostalgia por lo rural, por lo simple. "Dreaming of the country / Their roads don’t reach my house / Be nothing, feed cows", canta Brydon Crain, encapsulando esa dualidad entre el deseo de escapar y la imposibilidad de hacerlo. En 'Wandering', la soledad se convierte en un compañero constante, un eco que resuena en cada verso. "I’ve been out wandering / All by myself / When can I come home?", pregunta el protagonista, en una línea que podría ser tanto una súplica como una aceptación de su destino.

El álbum no se limita a explorar el caos y la desesperación. Hay momentos de luz, de belleza inesperada. 'Grow High' es un ejemplo de esto, con su mezcla de sarcasmo y triunfo. "Grow high, formless black Cloud / Cover up the whole sky", cantan, como si estuvieran desafiando a la misma fuerza que los ha atrapado. La música aquí es más melódica, más accesible, pero no por ello menos intensa. Es como si, en medio de la oscuridad, hubiera un destello de esperanza, una posibilidad de que algo más existe más allá de la nube.

En 'Dry Heave', la crudeza de la experiencia se hace palpable. La letra describe un encuentro cercano con la muerte, con la sensación de estar al borde del abismo. "I could have been struck by a limb on a branch on the bed of a truck on the bridge and got chucked off the edge and died", recita Crain, en un pasaje que es tan visual como emocionalmente impactante. La música aquí es abrasiva, casi física, como si estuviera intentando transmitir la misma sensación de caída libre que describe la letra.

El final del álbum, con 'Kyle Hangs at Noon', ofrece un respiro, pero no una resolución. La música es más tranquila, más contemplativa, pero la nube sigue ahí, esperando. Es un recordatorio de que, aunque el viaje haya terminado, las preguntas que plantea siguen sin respuesta. Motherhood no ofrecen soluciones fáciles, ni siquiera intentan hacerlo. En su lugar, nos dejan con la sensación de que, a veces, el viaje es más importante que el destino.

'Thunder Perfect Mind' es un álbum que desafía las expectativas. No es fácil de clasificar, ni de entender completamente. Pero eso es parte de su encanto. Es un disco que exige ser escuchado con atención, que invita a sumergirse en su mundo y a dejarse llevar por su corriente. Y, en un mundo donde la música a menudo se consume de manera rápida y superficial, eso es algo que se agradece.