¿Qué impulsa a un grupo a retomar su propio eco, buscando en la penumbra de sus primeras hazañas algún destello de novedad? Pixies, una banda que redefinió el indie rock en sus primeros años, ahora parece aferrarse a una nostalgia cada vez más distante en su décimo álbum, ‘The Night the Zombies Came’. ¿Es este un acto de renovación o un intento de prolongar una chispa que, en su esencia, ya se extinguió? Es inevitable preguntarse si, en esta nueva fase, Pixies aspira a algo más que mantener viva una versión pálida de su propia sombra.
Pixies se adentran en una suerte de narrativa sobre lo que queda después del auge, con temas que, aunque evocan imágenes góticas y personajes extraños, carecen de la intensidad que solía definirlos. ‘Primrose’, la canción que abre el disco, se presenta como una introducción pausada y casi reflexiva, pero enseguida el álbum vira hacia un rock más convencional en ‘You’re So Impatient’, un intento de captar el espíritu rebelde que, en este caso, apenas roza la superficie. ‘La falta de cohesión entre estas pistas refleja una confusión estructural que recorre todo el disco; parece que la banda intenta cubrir todas las bases de su sonido, pero sin profundidad ni dirección clara.
En cuanto a la composición, Black Francis sigue recurriendo a temas familiares: escenarios oscuros y grotescos, personajes inusuales, pero aquí los trazos son menos vívidos y más dispersos. En ‘Jane (The Night the Zombies Came)’, que podría haber sido un punto álgido, la banda plantea una atmósfera que evoca, en su mejor momento, una estética de cómic más que una verdadera pesadilla. La energía punk de ‘Oyster Beds’ y la irreverencia de ‘Chicken’ aportan destellos de vitalidad, pero sin lograr trascender sus propios límites. Santiago y Lovering retoman sus roles de siempre, pero el pulso de la guitarra y la batería no logran romper con una sensación de contención constante.
Hay momentos en los que Pixies tratan de recuperar su identidad innovadora, pero las intenciones quedan diluidas. En ‘Motoroller’, la banda busca un sonido más abrasivo, aunque el resultado no logra desprenderse de una producción excesivamente pulida, un defecto que asfixia cualquier intento de espontaneidad en todo el álbum. ‘The Vegas Suite’, la pieza final, parece un guiño a su pasado, pero apenas cierra un disco en el que, en lugar de explotar en intensidad, la banda opta por una salida deslucida.
A lo largo de los trece temas de ‘The Night the Zombies Came’, queda claro que Pixies han encontrado una fórmula cómoda pero inerte. Los temas oscilan entre baladas y estallidos de energía punk que, si bien mantienen su firma, se sienten como ecos de lo que una vez fueron. Es como si Pixies trataran de prolongar un legado que, aunque sigue siendo influyente, ya no resuena con la misma fuerza. En canciones como ‘Hypnotised’ y ‘Ernest Evans’, el intento de revivir su propio estilo se percibe casi como una parodia involuntaria. La inclusión de la bajista Emma Richardson añade armonías vocales, un cambio interesante pero insuficiente para inyectar frescura al álbum.
Con todo, ‘The Night the Zombies Came’ no llega a ser un disco redondo, ni siquiera uno que logre generar la expectativa de algo nuevo. Pixies parecen atrapado en una zona de confort que les impide avanzar ni retroceder. La falta de riesgo y el apego a fórmulas pasadas no solo estanca el sonido, sino que cuestiona el propósito de una carrera que, tras tantos años, parece haber perdido la dirección.
Conclusión
Pixies vuelven con ‘The Night the Zombies Came’, un álbum que, a pesar de su temática oscura, carece de la fuerza que definió a la banda en algún momento.