Review

Djo - The Crux

Djo

2025

8


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Una ventana abierta, una figura que se queda a medio camino entre salir o quedarse dentro. En la portada de ‘The Crux’, Joe Keery aparece de espaldas, como si no tuviera del todo claro si quiere formar parte de lo que está ocurriendo fuera. Esa imagen resume bastante bien lo que pasa en el disco: canciones construidas desde la duda, desde la necesidad de parar un momento, mirar alrededor y ver qué queda en pie.

Este nuevo trabajo de Djo no sigue una línea clara. Y no lo necesita. Aquí no hay estructuras cerradas, ni grandes frases sobre la vida. Hay sonido en directo, voces que no están tratadas hasta el extremo, arreglos con aire de local de ensayo y una forma de grabar que no busca la perfección, sino algo más parecido a la naturalidad. Las canciones se relacionan entre sí no porque compartan un mismo estilo, sino porque todas parecen querer salir de una etapa que ya no encaja.

‘Lonesome Is a State of Mind’ abre el disco con calma, como tanteando el terreno. Pero no tarda en crecer, en soltar todo lo que lleva dentro, y deja una frase que marca el tono del álbum: “My future’s not what I thought / I think I thought it wrong”. No es una declaración de intenciones, sino una constatación de que las cosas no han salido como se esperaba, y que ahora toca seguir con lo que hay.

A nivel sonoro, ‘The Crux’ es mucho más cálido y cercano que su anterior trabajo. Se ha grabado en Electric Lady Studios, un espacio mítico donde todo suena con cuerpo. En lugar de centrarse en los sintetizadores, Djo mete guitarras, bajos, baterías, pianos y metales con un enfoque muy físico. No hay nada artificial. Y eso se nota.

Uno de los temas clave es ‘Basic Being Basic’. Está hecho con pocas capas y parece grabado con un micro de teléfono, lo que refuerza su mensaje: habla de lo falso que resulta todo lo que gira en torno a las redes, las poses, los personajes que construimos. Lo dice de forma directa, sin rodeos, y con un ritmo que se te queda aunque no quieras.

En ‘Delete Ya’ aparece esa sensación de querer borrar a alguien de la cabeza sin conseguirlo. La melodía es ligera, incluso pegadiza, pero lo que dice va por otro lado: “Oh God I wish I could delete ya / Cos nothing can compete with ya”. Es el tipo de canción que te hace moverte mientras habla de algo que escuece.

‘Link’ gira en torno a la idea de sentirse mal justo cuando todo debería ir bien. Hay una frase que resume esa contradicción: “I just graduated / So why do I feel so bad?”. El ritmo es enérgico, casi alegre, pero todo lo que canta va en dirección contraria. Esa mezcla entre forma y fondo se repite en varios momentos del disco.

Con ‘Egg’ llega una especie de debate interno. La letra plantea una duda que no se resuelve: ¿se puede ser bueno sin renunciar a lo que uno quiere? ¿Se puede ser sincero sin hacer daño? Todo está dicho sin dramatismo, con una producción muy viva, que mezcla teclados, percusiones suaves y una voz que entra y sale como si no estuviera del todo convencida de estar ahí.

En la parte más tranquila del disco destacan ‘Fly’ y ‘Golden Line’. Son canciones que bajan la velocidad, se centran en lo mínimo y dejan espacio para que la voz suene sin prisas. No hay adornos ni subidas épicas. Sólo una guitarra o un piano, y una melodía que acompaña sin estorbar.

‘Charlie’s Garden’ rompe esa calma con una estructura menos convencional, casi teatral. Parece más una escena que una canción, con metales, cambios de ritmo y un aire entre lo absurdo y lo festivo. No busca emoción, sino juego. No es de las más redondas del disco, pero aporta una energía distinta que sirve de contrapunto.

‘Gap Tooth Smile’ es justo lo contrario. Suena como una celebración en la que Djo se permite soltar una letra muy directa, nombrar a Freddie Mercury y montar un pequeño espectáculo dentro del álbum. Tiene fuerza, tiene ironía y tiene ese punto de exageración que no se toma en serio a sí mismo.

El cierre lo forman ‘Back On You’ y ‘Crux’. En estas dos canciones se nota que hay algo más íntimo, más cercano. Participan voces de su familia, antiguos compañeros, y eso se siente. Son temas que cierran el disco con una sensación de volver a casa, no en el sentido de haberlo entendido todo, sino en el de haber aceptado que no hace falta entenderlo.

‘The Crux’ no es un álbum cerrado, ni pretende ser un todo uniforme. Más bien parece una colección de momentos que van desde la confusión hasta una cierta calma. No hay grandes conclusiones, pero sí pequeños gestos: una guitarra que entra en el momento justo, una voz que suena sin retocar, una frase que se queda. Y eso es más que suficiente.

Conclusión

Djo graba ‘The Crux’ sin esconder nada: canciones que hablan de perderse, rodearse de los suyos y aceptar que no todo tiene forma ni mucho menos solución.

8

Álbum

Djo - The Crux

Artista

Djo

Año

2025

Discográfica

AWAL

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.