Wavves han construido su mitología particular a base de distorsión, irreverencia y melodías que se incrustan en la memoria como astillas. Con 'Spun', su noveno álbum de estudio, la banda californiana demuestra que el paso del tiempo puede ser un aliado cuando se mira hacia adelante sin renunciar al fuego que los encendió. Este trabajo suena como el diario de navegación de un grupo que ha aprendido a surfear sobre sus propias contradicciones, donde cada nota contiene tanto la euforia de los primeros descubrimientos como la sabiduría áspera de quien ha visto ciclos completarse.
Desde los primeros compases de 'Spun', el tema que abre el álbum, queda claro que Wavves han perfeccionado el arte de la contradicción productiva. Las guitarras brillan con una claridad casi metálica, pero conservan ese carácter salvaje que hizo inconfundibles sus primeros trabajos. La voz de Nathan Williams flota entre los arreglos como un fantasma familiar, cargada de esa mezcla de desafío y vulnerabilidad que siempre ha definido su mejor material. Hay una intención clara de expandir el sonido sin traicionar su ADN, como si cada canción fuera un experimento controlado para probar hasta dónde pueden estirar los límites de su fórmula.
'Goner', producida por Travis Barker, funciona como eje central del disco. La colaboración podría haber sido un simple ejercicio de nostalgia pop-punk, pero en manos de Wavves se convierte en algo más interesante: una canción que juega con la expectativa, comenzando como un himno predecible para luego desviarse hacia territorios más oscuros. La letra ("I'm a goner, I'm a goner now") adquiere múltiples capas según avanza la producción, que alterna entre la crudeza y el pulido digital con una fluidez sorprendente.
El álbum alcanza su momento más conmovedor en 'Holding On to Shadows', donde por primera vez en su discografía Wavves permiten que el espacio y el silencio ocupen tanto protagonismo como los acordes distorsionados. Los sintetizadores se expanden como manchas de tinta en agua, creando un paisaje sonoro que sugiere nuevos caminos creativos. Es significativo que hayan elegido este tema para cerrar el disco, como si quisieran dejar abierta una puerta hacia futuras exploraciones.
Entre estos dos polos, 'Spun' despliega un catálogo de momentos memorables. 'Lucky Stars' captura esa magia especial de Wavves para convertir la desesperación en algo que invita a mover los pies, con un estribillo que se graba a fuego después de la primera escucha. 'Gillette Bayonet' acelera el pulso con un riff que parece sacado directamente de sus sesiones más frenéticas, pero la producción cristalina revela matices que antes quedaban enterrados bajo capas de ruido. 'New Creatures' sorprende por su aproximación casi danceable, demostrando que incluso en sus momentos más accesibles, la banda conserva ese filo que los hace únicos.
A nivel lírico, Williams parece haber encontrado un nuevo equilibrio entre el cinismo juvenil y una perspectiva más matizada. Versos como "Turn off the oven" (de 'Big Nothing') podrían leerse como simples bromas de universitario, pero en el contexto del álbum adquieren un peso inesperado, como fragmentos de un diálogo interno sobre la permanencia y el cambio. Hay una conciencia clara del paso del tiempo, pero lejos de convertirse en un lastre, esta reflexión alimenta las canciones con una energía renovada.
La instrumentación en 'Spun' muestra a una banda en pleno dominio de su oficio. Stephen Pope (bajo) y Alex Gates (guitarra) tejen líneas complementarias que dan profundidad incluso a los temas más aparentemente sencillos, mientras la batería de Ross Traver actúa como columna vertebral, alternando entre patrones milimétricos y explosiones de caos controlado. La producción, más cuidada que nunca, permite apreciar cada capa sin sacrificar la intensidad cruda que siempre ha definido su sonido.
'Spun' no es solo otro álbum en el catálogo de Wavves; es la prueba de que una banda puede evolucionar sin perder lo que la hizo especial. Cada nota, cada distorsión, cada momento de aparente simpleza esconde decisiones conscientes de un grupo que ha aprendido a canalizar su energía sin domesticarla. En un panorama musical donde tantos artistas sucumben a la repetición o a los giros radicales forzados, Wavves ofrecen algo mucho más valioso: la posibilidad de crecer manteniéndose fieles a sí mismos.
El verdadero logro de 'Spun' reside en cómo convierte lo que podría haber sido una crisis de identidad en una declaración de principios. Wavves siguen siendo Wavves, pero versionados a través del prisma de quince años de experiencia, errores y aciertos. El resultado es un álbum que funciona tanto como continuación natural de su discografía como como punto de partida para lo que pueda venir. En un mundo obsesionado con las reinvenciones radicales, hay algo profundamente revolucionario en demostrar que a veces la coherencia puede ser la opción más arriesgada y gratificante.
Conclusión
Wavves presentan en 'Spun' un disco donde la producción limpia contrasta con letras cargadas de desencanto. Las guitarras brillantes y los ritmos energéticos esconden una reflexión sobre el paso del tiempo y las cicatrices emocionales.