Review

The Cure - Songs of a Lost World

The Cure

2024

8


Por -

¿Qué queda al final del camino cuando todo parece desvanecerse en sombras? Esta pregunta parece rondar cada rincón de ‘Songs of a Lost World’, el último álbum de The Cure, lanzado tras dieciséis años de silencio discográfico. No se trata solo de un regreso, sino de una meditación sombría sobre la pérdida, el paso del tiempo y los lazos que se desintegran como el propio sonido que envuelve este disco. En una época donde se espera un golpe de frescura con cada nuevo trabajo, The Cure nos ofrecen algo distinto, una obra que rechaza lo fugaz y se sumerge en temas que, aunque comunes, alcanzan una resonancia personal casi intimidante.

Las primeras notas de ‘Alone’, la apertura del disco, ya adelantan la profundidad de lo que está por venir. Robert Smith no entra al micrófono sino hasta varios minutos después de un arreglo musical denso, un preludio que se siente como la llegada a un territorio inhóspito donde cada compás es un recordatorio de la inevitabilidad de la pérdida. "This is the end of every song that we sing", susurra Smith, y con ello, inicia un recorrido de ocho temas donde no hay concesiones para el optimismo. A través de guitarras melancólicas y sintetizadores que tejen una atmósfera envolvente, The Cure retoman la angustia que exploraron en trabajos como ‘Disintegration’, pero ahora con el peso de décadas de experiencia y tragedia personal.

El álbum en sí parece diseñado para escucharse como un todo: no existen transiciones abruptas o cambios en el ritmo que puedan desviar la atención del oyente de su esencia sombría, pero cada tema sostiene una identidad sólida. La canción ‘I Can Never Say Goodbye’, escrita como homenaje a su difunto hermano, ofrece uno de los momentos más emotivos del disco. Con una lírica cargada de duelo y una atmósfera melódica que simula la pesadez de la pérdida, Smith desentraña el dolor de la ausencia. El bajo de Simon Gallup en esta canción, grave y latente, parece simbolizar el latido de ese dolor en un plano instrumental.

Sin embargo, en ‘Songs of a Lost World’ no solo se explora la muerte; el tiempo y el ocaso de los propios recuerdos cobran igual protagonismo. ‘And Nothing Is Forever’ retoma esa mirada reflexiva, una pista donde los teclados y la voz de Smith invitan al oyente a meditar sobre el desgaste de las emociones y la inevitabilidad de las despedidas. Su ritmo pausado y constante parece emular la persistencia del tiempo mismo, y en la voz de Smith se percibe el cansancio acumulado tras años de convivir con las mismas inquietudes.

No obstante, si bien el tono general del álbum es pausado, existen destellos de energía. La pista ‘Drone: No Drone’ rompe ligeramente con la melancolía homogénea con un ritmo más frenético, casi visceral. Aquí, el sonido de guitarra de Reeves Gabrels, con una distorsión casi cruda, se convierte en un recordatorio de la vitalidad que aún conserva la banda, una energía contenida que raramente se permite liberar. En contraste, ‘Endsong’, el tema de cierre, retoma el estilo sombrío que caracteriza al álbum, alargando sus sonidos en un crescendo que lentamente se convierte en un lamento final, cargado de desolación y resignación.

A nivel instrumental, la producción se asemeja a un paisaje sonoro donde cada elemento parece ocupar su propio espacio sin competir con los demás, destacándose en su sutileza y sobriedad. No hay sobresaltos ni cambios bruscos, solo una cohesión que permite que cada sonido emerja y se desvanezca con la naturalidad de un susurro. En este sentido, el trabajo de Paul Corkett como coproductor junto a Smith ha sido crucial para alcanzar esa calidad envolvente que remite a los álbumes más icónicos de la banda.

Más allá de su naturaleza melancólica, ‘Songs of a Lost World’ invita a reconsiderar lo que significa permanecer en el tiempo y resistir al cambio. En ‘A Fragile Thing’, Smith parece evocar la fragilidad del amor y de las relaciones humanas, elementos centrales en la lírica de The Cure desde sus inicios, pero aquí observados desde la perspectiva de alguien que ha visto cómo todo lo que una vez amó se ha desvanecido o transformado. “There is nothing you can do to change the end”, canta con una voz que parece llevar el peso de las décadas, reconociendo la imposibilidad de controlar el desenlace de cada historia.

Sin intención de despedirse, pero con el peso de la mortalidad inminente, ‘Songs of a Lost World’ se configura como un recordatorio de que lo efímero también tiene su belleza. No es un álbum que pretenda alegrar ni consolar; en cambio, permite que el oyente transite sus propias emociones, mostrándole que el dolor y la nostalgia pueden ser también parte de un legado. Quizás, al final, eso sea lo que hace que este disco resuene tanto: la habilidad de The Cure para hacernos ver que, aunque el tiempo sea inclemente, queda algo que, como su música, puede perdurar en la memoria.

Conclusión

The Cure plasman en ‘Songs of a Lost World’ una obra de reflexión donde el peso de la memoria y la pérdida adquieren protagonismo, explorando la inevitabilidad del paso del tiempo con una carga emotiva cruda y honesta.

8

Álbum

The Cure - Songs of a Lost World

Artista

The Cure

Año

2024

Discográfica

Polydor

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.