La percepción del tiempo cambia cuando la electrónica lo descompone. Cuando los gritos se filtran entre capas de sintetizadores estridentes, cuando la melodía se desmorona y se reconstruye en bucles frenéticos, cuando una voz arrastra las palabras como si su sola existencia fuera una carga demasiado pesada. 'Saoirse Dream' es ese momento de suspensión, una invocación a la desesperación cotidiana disfrazada de explosiones digitales.
Desde Portland, Catherine Egbert arrastra consigo una historia de deconstrucción y reconstrucción, de espacios habitados y abandonados, de una identidad que se manifiesta en cada descarga eléctrica de su música. Con este LP homónimo, canaliza un sonido que no busca complacer, sino expresar con urgencia. Las estructuras de las canciones tambalean entre la solidez del pop punk y la evanescencia del hyperpop, mientras que las letras exponen un desasosiego que no necesita subrayados ni eufemismos.
La apertura con 'Initialize' plantea un himno de reinicio que se desliza entre sintetizadores de 8 bits y una batería demoledora. "Reset twice, no fight, I initialize" resuena como una declaración de agotamiento cíclico, un intento de recomenzar que ya está viciado desde su origen. En 'Down in Flames', el vaivén entre susurros y estallidos de rabia construye una progresión que nunca se estabiliza del todo.
El concepto de la identidad en mutación es un punto central en 'Broad Shoulders!! Gold Star!!', donde la distorsión actúa como reflejo de un cuerpo en transformación. La necesidad de validación impregna 'I Want It All (Trophy)', que recoge el desencanto de quien ha jugado todas sus cartas esperando un premio que nunca llega. "Ten years you’ve owed me" suena como un reclamo que ya no busca explicaciones, solo dejar constancia de la deuda.
La sensación de fugacidad y reconstrucción constante es clave en 'Montage', una canción que simula el montaje de una película en su aceleración vertiginosa. "It’s sorta like being alive!" se repite en un ciclo de autoafirmación irónica. La cotidianidad mordaz de 'Catherine Never Broke Again' refleja una resignación estructural envuelta en sarcasmo, donde los actos triviales se convierten en gestos de resistencia.
En 'The Lich', la narrativa del disco se adentra en una introspección oscura, donde la imagen del no-muerto se fusiona con una sensación de inevitabilidad. La producción refuerza esta sensación con capas densas de sonido. 'God Knows I Could Tear Us Apart' se hunde en una resignación casi autodestructiva, donde el amor y el resentimiento se confunden hasta volverse indistinguibles.
La alienación se hace evidente en 'Bug', un recorrido por la disociación y la pérdida de identidad. La repetición de "If it’s not me, then who is she, and who are you?" se convierte en un eco de duda constante. Para cerrar, 'Something Cool' recoge los restos de todo lo anterior y los dispersa en una reflexión sobre la precariedad y la incertidumbre. "Before I bail, can you show me something new?" resuena como un deseo que nunca recibe respuesta.
'Saoirse Dream' no es un disco que ofrezca un camino claro. Sus canciones chocan entre sí, como pensamientos dispersos en una mente demasiado saturada. La electrónica se desfigura, la voz se ahoga y resurge entre la distorsión, las letras desarman cualquier ilusión de estabilidad. Saoirse Dream no busca redención, solo deja constancia del caos.
Conclusión
Saoirse Dream canaliza la alienación contemporánea en un debut que se retuerce entre el pop punk digitalizado y la angustia de un presente frágil. Las melodías colapsan, las letras muerden, la distorsión envuelve.