Review

SPELLLING - Portrait Of My Heart

SPELLLING

2025

8.6


Por -

No hay forma de anticipar que un disco comience con una afirmación como “I don’t belong here” sin sospechar que no es solo una frase, sino una declaración de método. SPELLLING, colectivo liderado por Chrystia Cabral, estructura desde ahí un mapa fragmentado de disonancias emocionales, contradicciones no resueltas y expansiones súbitas de sonido que giran alrededor de lo íntimo como si fuera un secreto compartido a través de múltiples capas. ‘Portrait Of My Heart’ no pretende medirse contra ninguna obra anterior; no hay rastros de continuidad ni marcas que pidan ser reconocidas. Aquí no hay rastro de nostalgia, solo una tensión clara por el presente.

Las canciones avanzan con la obstinación de quien empuja un lenguaje hacia su punto de quiebre. No hay sentido de refugio ni ilusiones de permanencia: lo que propone este disco es más bien una especie de exposición radical. La arquitectura instrumental refuerza este gesto con un uso de la distorsión que no busca provocar, sino hacer audible un estado intermedio entre contención y explosión. Cada pieza parece haber sido compuesta al borde de la saturación emocional, como si en cualquier momento el álbum pudiera fracturarse en múltiples direcciones, sin perder el rumbo.

El título del disco funciona como una pista deliberada, sin concesiones a lo metafórico. 'Portrait Of My Heart' es exactamente eso: una exhibición sin adornos, y eso se traduce tanto en los arreglos como en la interpretación vocal. En la canción homónima, la insistencia melódica del estribillo se apoya en una estructura que acumula tensión sin cerrarla del todo. No hay resolución, pero sí una progresión constante que utiliza las cuerdas, el piano y la batería como detonantes de una incomodidad que no pretende ser suavizada.

‘Alibi’ toma otro giro, alineándose con una estética que se desplaza entre lo mecánico y lo enfurecido. La instrumentación compacta y cortante, especialmente en las guitarras, da soporte a una línea vocal que parece rechazar toda nostalgia. El rechazo aquí no es un gesto ideológico, sino una acción concreta. En ‘Keep It Alive’ la tensión se multiplica; las capas de sonido se superponen sin llegar al caos, pero tampoco conceden descanso. Las melodías se interrumpen y reorganizan mientras la batería actúa como guía, más cercana al pulso que al ritmo.

Hay una especie de desviación calculada hacia una energía más frontal en ‘Satisfaction’, donde el peso recae en una construcción oscura, casi agresiva, que no renuncia al detalle. La distorsión no actúa como adorno, sino como recurso narrativo. En este tema, la voz no intenta imponerse sobre la masa sonora, sino que se incorpora a ella, a veces sobresaliendo y otras absorbiéndose, como si formara parte de un mecanismo más grande.

A lo largo del disco, la estructura lírica evita la abstracción. En ‘Ammunition’, por ejemplo, el diseño de la canción no se organiza en función de una historia, sino como una secuencia de imágenes que remiten al desgaste, al deseo y a la pérdida de control. El piano actúa como contrapunto a una voz que fluctúa entre lo confesional y lo incontrolable, mientras una guitarra solista irrumpe con un fraseo que interrumpe, sin concluir.

‘Drain’ opera bajo otra lógica. La densidad instrumental se convierte aquí en una trampa: cada elemento instrumental suma peso a un tema que avanza hacia la opacidad, casi al colapso. El componente vocal se mantiene firme, sin subrayar emociones pero dejando claro que el centro de gravedad está desplazado. La participación de Braxton Marcellous añade una capa de violencia controlada, donde la distorsión se siente como parte del mismo tejido emocional del disco.

En ‘Mountain Analogue’ se permite una respiración distinta. La presencia de Chaz Bear aporta una réplica vocal que actúa más como presencia fantasmática que como compañía. Aquí el silencio entre frases importa tanto como las líneas cantadas. Esta decisión permite que el tema se perciba como un espacio en suspensión, antes de que ‘Love Ray Eyes’ lo arrastre de nuevo hacia el desequilibrio.

El cierre con ‘Sometimes’ no funciona como conclusión, sino como una prolongación del estado de tensión que atraviesa el álbum. No hay transformación ni catarsis, sólo una insistencia en mantener abierta la herida. La versión de Cabral no aligera ni enmascara el tema original, sino que lo somete a una reinterpretación donde la letra emerge entre capas sonoras que parecen resistirse a ser descifradas del todo.

‘Portrait Of My Heart’ no ofrece una sola dirección ni una estructura narrativa convencional. Lo que se escucha es el resultado de decisiones específicas que buscan evitar lo decorativo. Cada canción es un episodio con su propia lógica, y sin embargo, el disco no se siente fragmentado. El hilo conductor es una forma de abordar la producción y la interpretación que no prioriza el impacto inmediato, sino una progresión emocional sostenida. SPELLLING no se entrega al efectismo ni a la repetición de fórmulas: lo que ofrece aquí es una forma de estar presente a través del ruido, el colapso y la insistencia.

Conclusión

En ‘Portrait Of My Heart’, SPELLLING articula una narrativa de contradicciones entre lo visceral y lo teatral, dando forma a un álbum donde cada pista introduce nuevas variantes de tensión emocional y estética.

8.6
Nota Usuarios (0 votos)

vota:

0

Álbum

SPELLLING - Portrait Of My Heart

Artista

SPELLLING

Año

2025

Discográfica

Sacred Bones

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.