Kim Deal, una de las figuras más emblemáticas de la música alternativa, se sumerge en su propio universo creativo con ‘Nobody Loves You More’, su primer álbum solista. La pregunta que ronda al escuchar este trabajo no es qué ha cambiado en su música, sino qué nuevas capas ha descubierto en sí misma. En un mundo saturado de estímulos sonoros, ¿qué espacio queda para un álbum que prioriza las texturas sobre la grandilocuencia? Deal no busca respuestas inmediatas; más bien, plantea un recorrido que encuentra belleza en las imperfecciones y en los vacíos.
El disco no es una declaración de independencia ni un manifiesto sonoro; es, más bien, un álbum que respira por sí mismo, una colección de momentos que fluyen entre la memoria y la experimentación. Desde el primer instante, la voz de Deal —esa mezcla única de vulnerabilidad y decisión— guía al oyente a través de paisajes sonoros que oscilan entre lo íntimo y lo expansivo. ‘Nobody Loves You More’ no se conforma con ser un disco; es un espacio para la pausa y la contemplación, una obra que abraza tanto la pérdida como la renovación.
El inicio con la homónima ‘Nobody Loves You More’ establece el tono del álbum. Aquí, un ensamblaje de cuerdas y vientos transforma lo que podría ser una balada convencional en algo más cinematográfico, casi surrealista. La letra parece desconectada de la realidad cotidiana y, sin embargo, profundamente arraigada en las emociones humanas: ‘One look at you / I forget why I’m standing here’. Esta ambigüedad es una constante en el álbum; los temas personales se entretejen con una construcción musical que desafía las categorizaciones.
En canciones como ‘Coast’, Deal adopta un enfoque más ligero pero no menos intrigante. Acompañada de metales que evocan una atmósfera playera, la composición equilibra melancolía y optimismo, mientras la letra sugiere abandonos y nuevos comienzos. Por otro lado, ‘Big Ben Beat’ y ‘Crystal Breath’ representan su lado más audaz. Con una mezcla de distorsión y percusiones electrónicas, estas piezas exploran territorios donde el caos y la estructura coexisten. Estas canciones no son experimentos aislados; son manifestaciones de una artista en constante búsqueda, jugando con los límites de su propio legado.
Entre los momentos más conmovedores del álbum se encuentra ‘Are You Mine?’, una balada que se mueve entre el amor y el recuerdo. Escrita durante el cuidado de su madre con Alzheimer, Deal convierte la fragilidad del momento en una pieza conmovedora: ‘Are you mine? Are you my baby?’. El uso del pedal steel y la estructura melódica hacen que esta canción sea tanto un homenaje como una despedida. ‘Summerland’, por su parte, ofrece un respiro entre tanto movimiento emocional, narrando recuerdos de escapadas familiares en la Florida con una orquestación que brilla sin opacar el contenido lírico.
‘Nobody Loves You More’ demuestra que la aparente sencillez de Deal es un truco maestro; cada nota y cada palabra están calibradas con una precisión que rara vez parece deliberada. Aunque se pueden percibir ecos de The Breeders y Pixies, lo que destaca aquí es cómo Deal utiliza esas influencias para crear algo que pertenece exclusivamente a su mundo.
El cierre con ‘A Good Time Pushed’ encapsula el espíritu del disco: reflexivo, inquieto, pero nunca resignado. En sus versos finales, ‘We’re having a good time’, hay una aceptación que no necesariamente implica conformidad. Deal parece sugerir que el acto de seguir creando, de seguir explorando, es en sí mismo un triunfo.
Conclusión
‘Nobody Loves You More’ muestra a Kim Deal en su versión más personal, transformando la pérdida y la memoria en un caleidoscopio de sonidos que se niega a encajar en moldes preexistentes.