La noche es un lienzo donde los pensamientos más sombríos suelen cobrar fuerza, empujándonos hacia actos destructivos o autodestructivos bajo el amparo de la oscuridad. Pero también puede ser el momento en que más auténticos somos, propicio para el sosiego mental mientras 'el viento suave sacude los árboles, hace girar la veleta'.

Es precisamente esta dualidad de la noche lo que explora Joyer, el proyecto de los hermanos neoyorquinos Shane y Nick Sullivan, en su incendiario nuevo álbum 'Night Songs'. Un trabajo que expande su sonido slowcore previo hacia territorios más amplios y ambiciosos, catapultándolos hacia nuevas cimas creativas.

Las guitarras aventureras recuerdan a pioneros del post-rock de principios de siglo como Polvo. Sobre estas trepidantes capas se trenzan letras sutiles pero evocadoras que navegan entre la ansiedad existencial y la belleza contemplativa. Como en 'Fall Apart', donde la sensual cadencia vocal contrasta con versos desgarrados: 'I want to do the things that make me fall apart / Grinding my teeth, grin at the wallpaper'.

Seis de las canciones cobran vida en llamativos videoclips animados, otorgando nuevas dimensiones al inconsciente detrás de las crípticas letras. Una muestra del énfasis visual del dúo, fruto de sus estudios en cinematografía.

Escritas en dos ciudades distintas, Nick en Nueva York y Shane en Boston, las canciones destilan los beneficios de la honestidad entre hermanos y la mutua comprensión tras años componiendo juntos desde la adolescencia.

Si bien bien el grupo siempre ha caminado por esos terrenos donde el slowcore se abre a su cara melódica más dulce, 'Night Songs' también explora nuevos caminos más relacionados con introducir emociones agridulces. Los sintetizadores melancólicos revelan nuevas capas en su oferta musical.

La cruda 'Silver Moon' es el punto más agresivo, canalizando la frustración con ruidosas capas de guitarras con efecto Big Muff. Mientras que el hipnótico 'Drive All Night' evoca una sensación casi psicodélica con sus vocales etéreas y ritmo insistente.

En varios temas, la voz de la artista de Brooklyn Sabrina Nichols actúa como contrapunto a los monótonos susurros de los Sullivan. Esta presencia femenina adicional aporta una sensación de conexión perdida o interacción fallida, como en el desgarrador 'Try' con sus vocales a dúo inconexas: 'I wish I knew what that means / But I've been a few times'.

A nivel lírico, la colección entreteje temáticas de autodescubrimiento, relaciones disfuncionales y momentos contemplativos casi trascendentales, todo enmarcado bajo el amparo de la noche. Versos como 'Prettier hair and head and teeth and lips, insides / Nicest boy in the world' ('Softer Skin') contrastan con otros más amargos: 'When it gets like this / It can really make you sick' ('777').

Algunas canciones recogen instantes vividos en la cambiante vida de gira, mientras que otras capturan las sensaciones contradictorias que este estilo de vida desata, desde la euforia inicial al posterior anhelo de rutina, expresado en 'Mason Dixon' al cruzar la mítica frontera norteña.

En definitiva, con 'Night Songs' Joyer logra un hito atemporal que examina los aspectos liberadores y destructivos de las horas nocturnas a través de una lente íntima pero enormemente cautivadora. Un disco que estalla en melodías pegadizas de jangle pop y guitarras incendiarias, pero conservando un aire de críptico misterio muy propio.

Pocos trabajos recientes retratan con tanta belleza la naturaleza dual de la noche, esa aura que nos empuja a explorar nuestros demonios internos pero también nos brinda un respiro de contemplación lejos del ajetreo diurno. 'Night Songs' es una vigorizante bocanada de aire fresco en el panorama independiente actual.