El dúo de Nueva York Amiture, formado por Jack Whitescarver y Coco Goupil, ha destilado sus influencias dispares en un brebaje sónico cautivador con su primer álbum Mother Engine. Este trabajo es una inmersión en las profundidades del deseo, la pena y los tormentos del alma, explorando temas sombríos con una cruda sinceridad.
Desde el inicio con 'Glory', la voz espectral de Whitescarver establece un tono confesional al repetir "I know my shit is pure" sobre un lecho de guitarras con tintes del blues y programaciones hipnóticas. Es una apertura críptica que augura un viaje musical sin restricciones.
A lo largo del álbum, Amiture demuestra su habilidad para fusionar géneros aparentemente incompatibles - folk, R&B, música electrónica - en una amalgama desconcertante pero adictiva. Temas como el visceral 'Rattle' y el psicodélico 'Billy's Dream', con sus ritmos tribales y guitarras retorcidas, son ejemplos destacados.
Las letras de Whitescarver añaden capas de profundidad al sónico paisaje onírico. Sus palabras crípticas cuentan historias de deseos reprimidos y tormentos existenciales. En 'Dirty', lanza un grito desgarrador al cantar "Before you go and leave this town - I want to taste it one more time", capturando el anhelo queer de una última pasión antes de la inevitable pérdida.
Este tormento alcanza su punto álgido en la hipnótica 'Cocaine', donde Whitescarver murmura con voz ronca "He is cocaine - He is cocaine - Just like my father". Es una admisión brutal de ciclos tóxicos de codependencia, como un espejo oscuro a los tormentos freudianos.
Si bien la voz de Whitescarver es fundamental, el verdadero poder reside en su simbiosis con la guitarra atmosférica de Goupil. Los rasgueos abrasivos y arpegios distorsionados agregan una dimensión táctil, creando texturas casi palpables que alcanzan su punto álgido en el frenesí psicodélico de "Billy's Dream".
A pesar de su naturaleza oscura, hay una belleza seductora en Mother Engine. Temas como 'Law + Order' y 'HWL' exhalan una lánguida melancolía, invitando al oyente a perderse en sus vastas profundidades emocionales. La voz de Whitescarver se convierte en un faro guiando a través de los laberintos de su psique atormentada.
El clímax llega con la extensa 'Swamp', donde Goupil asume el rol de narradora. Su cruda vulnerabilidad agrega una nueva capa de intimidad, casi como un ritual chamánico en las profundidades de un pantano místico.
Mother Engine es un logro notable y un valiente desafío artístico. Amiture nos invita a sumergimos en las grietas del alma humana, abrazando tanto la belleza como la fealdad. Es un viaje desafiante pero gratificante para quienes se atrevan a adentrarse en sus aguas turbulentas de deseo, pena y redención.
Conclusión
Conclusion


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