Pulp publican ‘More’ en un momento donde la música tiende a fosilizarse en su propio archivo. El grupo, lejos de rendirse al gesto ceremonial del regreso, construye un álbum que se mueve con torpeza precisa por los márgenes del deseo, la edad y la pérdida de forma. No se trata de reactivar un repertorio sino de habitarlo con la fisicidad que da el desgaste. Veinticuatro años después de su último disco, les basta una frase como “I exist to do this – shouting and pointing” para justificar su permanencia en un mundo que apenas conserva ya memoria de los cuerpos.
Desde el comienzo con ‘Spike Island’, se percibe un modo de hacer que mezcla exposición y autoanálisis. Jarvis Cocker vocaliza desde una distancia casi topográfica, como si estuviera recorriendo un paisaje donde lo emocional se articula con datos concretos. Hay una tensión constante entre el pasado referencial y el presente como estado de ajuste. La canción no construye una épica nostálgica sino que señala el mecanismo mismo del recuerdo colectivo como algo a desactivar.
El álbum no funciona como un conjunto de piezas aisladas, sino que genera un tipo de progresión emocional. En ‘Got To Have Love’, el ritmo ascendente se articula con una serie de acumulaciones que bordean la ironía sin habitarla del todo. “Without love, you’re just jerking off inside someone else”, se pronuncia como sentencia definitiva y, al mismo tiempo, como colapso del romanticismo como argumento. La producción de James Ford subraya estos cambios de tono sin enfatizarlos, permitiendo que los arreglos aparezcan sin impostación.
‘Slow Jam’ se pliega sobre sí misma desde un tempo contenido. La instrumentación oscila entre lo insinuante y lo fúnebre, dejando espacio a que la letra gire en torno a la finitud sin pronunciarla. La voz se impone como una superficie afectada, no como expresión de dominio. La canción funciona más como una deriva que como una estructura, lo que permite que se adhieran resonancias dispares: un ritmo que se desintegra, una cuerda que se tensa sin estallar.
En ‘Farmers Market’ se produce un desplazamiento. Aquí la narración se construye desde la ternura sin renunciar a la mirada clínicamente irónica que recorre todo el disco. El amor aparece no como revelación, sino como un acontecimiento menor que se cuela entre hábitos y residuos. La estructura melódica evita el sentimentalismo gracias a una contención expresiva que se filtra en los giros armónicos más que en el texto.
‘Tina’ opera como una cápsula sonora. La voz proyecta imágenes que se sostienen entre lo grotesco y lo cinematográfico, como si el deseo fuese una construcción artificial, repetida hasta volverse casi inofensiva. A pesar de ello, la canción no se entrega a la caricatura, sino que deja entrever una fisura emocional que se amplifica en su estribillo contenido.
Algo bien diferente ofrece ‘Grown Ups’, desplegando una reflexión sobre la edad desde la perplejidad. El cambio de referencias vitales, de Camden a Hackney, del acné a las arrugas, no se presenta como evolución sino como desplazamiento inconcluso. La canción se sostiene en un ritmo casi escénico, donde la voz juega a desmentirse mientras enumera rutinas.
‘Partial Eclipse’ y ‘Background Noise’ funcionan como espacios de contención. El primero sugiere un tránsito narrativo interrumpido, mientras que el segundo trabaja sobre lo residual, lo que apenas se percibe pero condiciona todo. En ambos casos, la producción opta por despojar en lugar de añadir, creando una atmósfera que multiplica significados sin resolverlos.
‘The Hymn of the North’ se sitúa en el punto de cruce entre el relato íntimo y la observación sociopolítica. La evocación del norte no funciona como reconstrucción de una identidad fija sino como una forma de lejanía cargada de ruido y afecto. La canción traza un arco amplio que culmina en una especie de plegaria laica.
Por su parte, ‘A Sunset’ cierra el álbum con una tensión entre solemnidad y rendición. El final se plantea no como clausura sino como punto suspensivo. No hay épica, sino una suerte de aceptación que se desliza en frases como “I’d like to teach the world to sing / But the world has lost its voice”. Todo queda suspendido en esa imposibilidad.
‘More’ no se construye como regreso ni como celebración. Pulp entregan un disco que observa el presente sin dramatismo, con una mezcla de distancia, lucidez y afecto. No buscan un lugar en la historia, sino una forma de continuar escribiéndola desde los márgenes, donde lo que importa no es volver, sino permanecer sin estorbar.
Conclusión
En ‘More’, Pulp transforman el envejecimiento en una coreografía sonora donde el desencanto y el afecto coexisten sin impostura.

