Teethe publican un álbum que parece surgir de un contexto de tránsito constante. La procedencia texana del grupo, atravesada por escenas locales en Dallas y Denton, se percibe en la manera en que entienden el cruce entre estilos sin rigideces. Sus integrantes convivieron primero en circuitos de casas y salas pequeñas, compartiendo proyectos dispersos, hasta confluir en una propuesta común que en 2020 se materializó en un debut homónimo. Cinco años después, ese trayecto se condensa en ‘Magic Of The Sale’, un trabajo que no busca levantar una identidad cerrada, sino dejar expuesta una sucesión de piezas que hablan de memoria, desgaste afectivo y búsqueda de dirección.
El disco, editado por Winspear, está formado por 14 canciones en las que la tensión entre la pesadez eléctrica y la ligereza vocal marca un punto central. La apertura con ‘Tires & Bookmarks’ expone una sonoridad que se expande lentamente, con guitarras que no buscan protagonismo inmediato sino un fondo vaporoso. Ese inicio prepara la transición hacia registros distintos como ‘Holy Water’, donde la distorsión toma el frente y las voces funcionan más como un instrumento que como un vehículo narrativo.
La densidad no se mantiene uniforme. Temas como ‘China Day’ reducen la instrumentación al mínimo, para dejar que las palabras marquen la escena: la sensación de una identidad rota y de piezas esparcidas en un suelo inalcanzable. El contraste con canciones como ‘Anywhere’, donde se repite “just gotta get out of here”, muestra la insistencia en una huida que puede ser física o mental, una necesidad de salir de un entorno que ahoga. Esa simplicidad temática se corresponde con arreglos austeros, casi en fuga.
En varios momentos la tradición texana aparece de forma sutil. ‘Ammo’ y ‘Funny’ introducen una steel guitar que no actúa como adorno, sino como un elemento de desvío frente a la textura habitual de guitarras difusas. Esa decisión amplía el registro del grupo sin alterar la cohesión general del álbum. Algo parecido ocurre en ‘Magic Of The Sale’, tema que da nombre al trabajo y que parte de un esqueleto de guitarra y batería para terminar en una acumulación de capas: sintetizadores, cuerdas, coros y percusión en ascenso. La frase “I wanna see you try / Like you could do better” se desliza entre la derrota y la confrontación, mientras el arreglo se expande como si no encontrara cierre.
Las colaboraciones se integran en ese proceso sin destacar por encima de la estructura central. El piano de Charlie Martin aporta un contrapunto en piezas como ‘Funny’ y ‘Hate Goodbyes’, esta última marcada por la línea “If I disappoint you / You have every right”, que admite la carga del error sin resistencia. El violonchelo de Emily Elkin suaviza la dureza de ‘Ammo’, donde frases como “Hit ’em in the nose where it hurts the most” pierden cualquier filo agresivo al quedar envueltas en un tono solemne. La pedal steel de Xandy Chelmis se convierte en un hilo conductor que reaparece con distintas intensidades a lo largo del disco, desde matices casi atmosféricos hasta frases definidas que guían la dirección de las canciones.
La escritura lírica oscila entre imágenes concretas y alusiones religiosas que funcionan como metáforas de tránsito. En ‘Build & Crash’ se canta “Not built to last / I will learn to build and crash”, aceptando el carácter efímero de lo construido. En ‘Push You Forever’, la evocación de un columpio en un porche se convierte en un punto de fijación de la memoria, mientras la pedal steel refuerza el carácter estático de esa imagen. Otras canciones, como ‘Lead Letters’ o ‘Make It Red’, alternan frases breves y repeticiones que transmiten la fragilidad de lo dicho, siempre en riesgo de desvanecerse.
El cierre con ‘Matching Durags’ rompe con el resto del álbum. Sin voces y con apenas dos minutos de duración, introduce sonidos invertidos, silencios prolongados y un carácter ambiental que desplaza cualquier expectativa narrativa. Más que epílogo, parece un quiebre deliberado que deja abierto el camino a futuras variaciones.
‘Magic Of The Sale’ no se organiza como un bloque uniforme. Cada pieza ocupa un lugar definido, sin alargarse más allá de lo necesario. El resultado es un recorrido de 45 minutos que pasa por la incomodidad, la nostalgia, la aceptación del desgaste y la insistencia en seguir avanzando. Teethe consiguen que esas transiciones no se perciban como giros bruscos, sino como diferentes caras de un mismo trayecto.
Conclusión
Teethe exploran en ‘Magic Of The Sale’ la vulnerabilidad que queda tras la ruptura, equilibrando guitarras ásperas y cuerdas suaves.

