En ocasiones, una ciudad no solo cambia a quien la habita, sino que también se filtra en lo que crea. La imagen de Los Ángeles ha sido moldeada por su propio mito, por la luz que rebota en los edificios, por las historias que nacen en sus calles y terminan en una pantalla. Pero detrás de ese fulgor, existe un espacio donde la memoria y el presente se confunden. En ese territorio, Marinero ha trazado ‘La La La’, un disco que no solo recoge impresiones de su entorno, sino que las traduce en música que oscila entre lo personal y lo narrativo, entre la celebración y la reflexión.
Marinero, alter ego de Jess Sylvester, ha dejado atrás el San Francisco de ‘Hella Love’ para sumergirse en un paisaje distinto, donde la sobriedad, el cine y las influencias latinas configuran un sonido que no se deja atrapar por una única definición. Las canciones de este álbum no se limitan a retratar su nuevo hogar, sino que exploran las sombras que proyecta: la historia de los guionistas perseguidos en ‘Hollywood Ten’, la exaltación de la comida callejera en ‘Taquero’, la redención en ‘Sea Changes’. Cada uno de estos temas es un episodio dentro de un relato mayor, en el que Marinero utiliza la música como un vehículo para la observación y el comentario.
El álbum se estructura en una combinación de piezas rítmicas y otras que se desarrollan con una cadencia más contemplativa. ‘Taquero’ es una de las expresiones más directas de la energía del disco, con una instrumentación que evoca la salsa en su faceta más festiva. Los metales atraviesan la canción como una ráfaga, mientras la voz se desliza entre referencias culinarias que funcionan como coqueteo y afirmación cultural. En un registro diferente, ‘Sea Changes’ abre una ventana a la introspección, con una melodía que avanza sobre teclados suaves y una percusión contenida, mientras la letra se centra en la transformación de alguien que deja atrás los excesos.
‘Hollywood Ten’ se aparta de los temas personales para sumergirse en un capítulo oscuro del cine estadounidense. Con una base rítmica construida sobre congas y un fraseo melancólico, Marinero evoca la atmósfera opresiva de la caza de brujas en Hollywood, donde el sonido de una máquina de escribir se convierte en una imagen auditiva del miedo y la represión. La canción no se limita a un ejercicio de reconstrucción histórica, sino que establece un paralelismo con la cultura de la cancelación contemporánea, sugiriendo que los mecanismos de exclusión han adoptado nuevas formas.
El cine es una presencia constante en el álbum, no solo como referencia temática sino también como estructura sonora. ‘Die Again, Yesterday’ juega con el formato del tema de película de espías, con una instrumentación que se apoya en arreglos de cuerdas dramáticos y un estribillo que parece diseñado para acompañar los créditos de una producción imaginaria. En contraste, ‘Dream Suite’ se orienta hacia un soul nostálgico, donde las armonías vocales y el uso del Wurlitzer remiten a la calidez del sonido Motown. La canción, que habla de la lucha contra las adicciones, encuentra su fuerza en la sencillez de su mensaje y en la manera en que Marinero lo entrega, sin grandilocuencias, pero con una claridad que resuena.
A lo largo de ‘La La La’, Marinero no solo juega con los géneros musicales, sino que los desmonta y reconstruye según su propio criterio. En ‘Pocha Pachanga’, fusiona elementos del rock latino con una estructura de fiesta popular, mientras que en ‘Cruz’ lleva el soul a un terreno más cercano a la balada, con una instrumentación que resalta la suavidad de su interpretación vocal. Esta variedad estilística no es un mero despliegue técnico, sino una forma de narrar desde múltiples perspectivas, sin caer en la repetición ni en la complacencia.
La producción del álbum, en la que colaboran figuras como Chris Cohen y Eduardo Arenas, aporta una riqueza instrumental que amplía las posibilidades sonoras de Marinero. Los arreglos están pensados con precisión, permitiendo que cada instrumento tenga su propio espacio sin saturar el conjunto. La percusión se mantiene como un elemento fundamental en casi todos los temas, aportando una textura orgánica que sostiene las melodías sin imponerse sobre ellas.
‘La La La’ es un disco que se mueve entre lo lúdico y lo reflexivo, entre la ironía y la sinceridad. No se presenta como una declaración cerrada, sino como un recorrido en el que las canciones funcionan como fragmentos de un mismo universo. En este sentido, Marinero no se limita a narrar una historia personal, sino que dibuja un mapa en el que la ciudad, la música y la identidad se entrelazan sin jerarquías fijas. Con este álbum, ha encontrado un modo de expresión que no se ata a una única dirección, sino que avanza en múltiples direcciones, como las calles de la ciudad que lo inspira.
Conclusión
En ‘La La La’, Marinero disecciona la vida en Los Ángeles con un sonido expansivo, entre la sobriedad y el artificio del cine. Con canciones que juegan entre la salsa y el soul, la nostalgia y la sátira, este álbum despliega una identidad que esquiva cualquier etiqueta uniformadora.