Cinco décadas después de haber forjado las bases del heavy metal con su álbum seminal Sad Wings of Destiny, Judas Priest demuestra una vez más por qué son considerados los dioses del género. Su decimonoveno disco de estudio, Invincible Shield, es un monumento a la longevidad y una declaración contundente de que la llama del verdadero metal está más encendida que nunca.

A sus más de 70 años, el inmortal Rob Halford sigue desafiando las leyes de la naturaleza con su voz sobrehumana. Desde el momento en que estalla con su grito de guerra en 'Panic Attack', el líder deja en claro que el fuego que arde en su interior no se ha apagado ni un ápice. Con una potencia y un alcance vocal digno de envidiar a vocalistas varias décadas más jóvenes, Halford navega entre los registros guturales y las notas quirúrgicas de una forma sublime.

Esta vez acompañado por el guitarrista Richie Faulkner y el legendario Glenn Tipton, quien sigue involucrado en la composición pese a su batalla contra el parkinson, el 'Metal God' se lanza a la carga con un ejército de riffs tronadores. Temas como el épico 'The Serpent and the King' o el frenético 'As God Is My Witness' combinan a la perfección la intensidad imperecedera de Painkiller con la artillería pesada de Firepower.

Pero Invincible Shield no es sólo una exhibición de fuerza bruta. Judas Priest han perfeccionado el arte de entretejer melodías pegadizas con sus muros de guitarras avasalladoras. 'Crown of Horns' es un poderoso himno con ecos de power metal, mientras que la emotiva 'Sons of Thunder' enaltece el legado de los héroes caídos con un estribillo arrollador.

En las letras, los veteranos reflejan su indignación ante un mundo cada vez más caótico y gobernado por "pompous fools" (necios engreídos), como dicen en 'Panic Attack'. Sin embargo, su actitud desafiante e inquebrantable los lleva a cantar con fervor: "It's a sign of the times when bedlam rules / United we never shall fall" (Es la señal de los tiempos cuando el caos reina / Unidos nunca caeremos).

Este sentimiento atraviesa los pasajes más oscuros de Invincible Shield, como la apocalíptica 'Vicious Cycle' o la sombría 'Escape From Reality'. Pero en ningún momento los británicos se rinden a la desesperanza. Por el contrario, rinden tributo a íconos como Lemmy y Ronnie James Dio en 'Giants in the Sky', asegurando que "The sound of their music /Alive in the cosmos" (El sonido de su música / Vive en el cosmos).

La producción impecable de Andy Sneap, quien también actúa como el guitarrista de giras, engrandece aún más la colosal entrega de Judas Priest. Cada sección de batería de Scott Travis y cada uno de los solos frenéticos de Faulkner y Tipton están capturados con una nitidez abrumadora.

En resumen, Invincible Shield es una victoriosa declaración de que Judas Priest ha sido, es y seguirá siendo la fuerza imparable que define el verdadero heavy metal. A los 72 años y con casi cinco décadas en el ruedo, Rob Halford y compañía se mantienen "invencibles" ante las embestidas del tiempo. En vez de conformarse con vivir de las regalías de sus clásicos, estos veteranos siguen tan intensos y hambrientos de gloria como cuando comenzaron su marcha triunfal. Judas Priest ha logrado lo impensable: alcanzar su cima creativa en el ocaso de sus extraordinarias carreras. Invincible Shield no es sólo el álbum del año, sino un manifiesto de la vigencia perpetua del metal más puro e indomable.