Review

Grande Amore - III

Grande Amore

2025

7


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Hay discos que, más que escucharse, te atraviesan de lleno. No se trata solo del estilo o de la energía, ni siquiera de las influencias que un oído entrenado pueda detectar. Hay álbumes que, pese a estar formados por estructuras reconocibles, parecen transitar otra lógica, donde la intensidad arrastra no hacia un clímax emocional, sino hacia un punto de ruptura. ‘III’, de Grande Amore, camina en ese margen. No hay declaración estética que no se transforme en forma de desgaste: para quienes lo crean y para quienes lo escuchan. No hay nostalgia ni evocación, solo presente, densificado. La portada y la contraportada, tomadas de su pueblo natal y su cementerio, resumen la dirección de este tercer trabajo: un trayecto breve y contundente entre origen y final.

Desde el arranque con ‘O Meu Nome É Ningún’, la banda no escoge una vía progresiva. El patrón está desde el principio: percusión endurecida, teclados con retardo industrial, guitarras que se deforman hasta cubrir todo lo demás. La voz, en lugar de sobresalir, se incrusta en esa superficie ruidosa, casi como un elemento más de percusión. ‘Lonxe dos homes’ continúa ese recorrido sin despegarse de la propuesta, con un fraseo que aparece para ser engullido por un solo de guitarra que no alardea, sino que insiste. El orden de las pistas no ofrece descanso, ni siquiera concesiones melódicas. Lo que sí existe es una sensación de propósito constante. Cada tema cumple un rol, pero ninguno lo hace de forma evidente.

En ‘Ontes fun moi malo’, inspirada en estructuras ajenas pero deformada para encajar en su sintaxis interna, la banda alcanza uno de sus momentos más reconocibles. La percusión electrónica y los coros insertados aportan variación sin salir de una línea que parece escrita sobre el ruido. Le sigue la versión de ‘Maldita sea mi suerte’, que en sus manos pierde la solemnidad para convertirse en un impulso obsesivo, abrasado por una producción que parece evitar deliberadamente cualquier limpieza sonora.

‘Lela’ introduce un tipo diferente de densidad. Aquí, la voz se acerca más a la súplica que al grito. La letra desvela una forma concreta de angustia, que no necesita explicarse. En la segunda mitad, la guitarra se transforma en un muro de arrastre, y lo que antes era plegaria termina siendo clausura. La relación con ‘Tempo queimado’ se da sin necesidad de puente: la electrónica se ralentiza, pero no se aligera. Al contrario, cada compás es una insistencia. No hay pasajes de respiro, pero sí cambios de presión.

En ‘Vou pa Arzúa’, el ritmo se acelera hasta lo carnavalesco, con una estructura más próxima a la repetición frenética. Aquí, el grupo emplea recursos vocales que bordean lo paródico sin desprenderse de una capa de amenaza. La pieza con Nacho Vegas, ‘Ti máis eu’, ofrece una anomalía en su brevedad. Funciona como un paréntesis donde la voz invitada parece domesticar por unos segundos la intensidad general del álbum, aunque sin desentonar.

‘Contigo’ retoma el pulso veloz, con un desarrollo fragmentado, como si cada sección fuese el resultado de una confrontación entre estilos. Las influencias ajenas no se imitan, sino que se doblan hasta encajar en este ecosistema de ruina eléctrica. En ‘Se te volvo a ver’, con colaboración vocal de David Ruiz, el castellano se cuela sin que eso modifique el registro. La estructura se mantiene firme: distorsión, voz rasgada, base repetitiva y atmósfera saturada.

El cierre con ‘Flor dun día’ funciona como una relectura del disco en sí. El inicio sugiere una contención que no se sostiene. La acumulación de capas termina por desembocar en una secuencia final donde la velocidad se impone, no como clímax, sino como agotamiento. La duración inusualmente extensa refuerza la idea de cierre sin resolución. Aquí no hay epílogo, sino repetición final de las premisas.

Lo que hace que ‘III’ destaque dentro del repertorio de Grande Amore no es la variedad estilística, que existe. Tampoco el ruido, que ha sido una constante. Es la forma en que todas las decisiones parecen estar subordinadas a una dirección clara: densidad, fricción, opacidad. No hay virajes bruscos ni aderezos. Hay insistencia. El trabajo de producción, llevado a cabo por Jacobo Naya y mezclado por Carles Campi Campón, no busca resaltar partes sino comprimirlas. El resultado es un objeto sonoro cerrado, que no se explica en frases ni en estados de ánimo. Se impone.

Grande Amore han construido con ‘III’ un álbum que parece escrito en negativo. Lo que no suena es tan importante como lo que sí. Lo que no se permite resalta lo que se mantiene. No se trata de oscuridad o de un giro conceptual. Es otra cosa. Una tensión que no quiere resolverse. Una forma de fijar algo que se escapa.

Conclusión

Grande Amore firman en ‘III’ un álbum donde la distorsión y el pulso maquinal se entrelazan con guitarras de herencia oscura, creando una unidad sonora que se balancea entre el vértigo y la obstinación.

7

Álbum

Grande Amore - III

Artista

Grande Amore

Año

2025

Discográfica

Ernie Records

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.