Review

Shura - I Got Too Sad For My Friends

Shura

2025

7.6


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Shura reaparece con su tercer disco tras un periodo en el que el tiempo pareció detenerse y la memoria quedó atrapada entre espacios urbanos vacíos y habitaciones demasiado conocidas. Durante los seis años que separan este nuevo trabajo de su anterior álbum, se acumularon interrupciones, desplazamientos y una salud debilitada que convirtieron el proceso de composición en algo más que una rutina creativa. ‘I Got Too Sad For My Friends’ nace desde ese desgaste silencioso que transforma los lugares y las personas en otra cosa sin previo aviso. El resultado es un disco que no busca organizar el caos, sino registrar los restos que deja.

‘I Got Too Sad For My Friends’ no empieza con una declaración, sino con una retirada. Desde 'Tokyo', queda claro que Shura se mueve entre ciudades sin habitar ninguna del todo. Lo que suena no es un viaje sino una sensación persistente de lejanía. La voz aparece como si llegara desde una conversación privada interrumpida. La percusión se filtra con timidez y los sintetizadores no llevan la melodía, sino que acompañan, como si no quisieran molestar. En esa primera escena se instala ya el tono: no hay urgencia, sólo el paso lento de quien busca entender algo que nunca termina de revelarse.

En 'World’s Worst Girlfriend', Shura toma una posición más expuesta. El título no encierra autocompasión ni ironía agresiva, sino un juego con la vulnerabilidad. “Fuck my life”, se escucha en medio de una producción brillante y ligera, lo cual permite que el cansancio no aplaste. En lugar de esconder la contradicción entre forma y fondo, Shura la utiliza para apuntalar un tipo de narración que no se justifica ni se decora.

El disco despliega una paleta sonora más cálida que sus trabajos anteriores, con menos presencia de elementos electrónicos y un mayor protagonismo de instrumentos acústicos. El clarinete en 'America', el bajo de 'Leonard Street' o el órgano en distintos tramos aportan texturas que suavizan las letras sin neutralizarlas. Las canciones no se apresuran. La producción evita cualquier artificio que desvíe la atención. Todo se apoya en pequeños detalles: una frase repetida sin resolución, una armonía que se retira antes de cerrarse.

‘Recognise’ ocupa un lugar clave. La frase “What if I recognise I’m alive? / I’ll be here for a while” marca una suspensión más que una toma de conciencia. No hay epifanías, solo la posibilidad de permanecer. Es el tema donde se insinúa que la tristeza no necesita una conclusión, que puede convivir con momentos de claridad.

Las colaboraciones aparecen en momentos donde la voz de Shura se entrelaza con otras sin perder protagonismo. En 'If You Don’t Believe in Love', junto a Helado Negro, hay una afirmación ambigua que resuena sin imponerse: “If you don’t believe in love you don’t believe in much”. La frase se lanza al aire, como quien anota algo en un papel sin intención de guardarlo. 'Bad Kid', con Becca Mancari, cierra el disco sin clausura. Las frases “My pills were making it worse” y “I want to wash it all away” no exigen compasión ni explican nada. Son simplemente lo que queda cuando ya se ha intentado todo.

En 'Richardson', la aparición de Cassandra Jenkins añade una capa de fragilidad que no se nota tanto en la voz como en los espacios entre acordes. La canción no tiene un clímax, sólo una acumulación de sensaciones que terminan evaporándose. Es una pieza que funciona más por lo que retiene que por lo que expone.

‘I Got Too Sad For My Friends’ avanza sin buscar puntos de apoyo. No hay estructuras marcadas ni himnos disimulados. El disco se mueve como una respiración irregular, con momentos de ligera elevación y caídas leves que nunca terminan de quebrarse. 'Ringpull' parece un intento de nombrar esa oscilación: “They say it’s like the weather / One day, you’ll find it’s better”. La frase no suena a esperanza, sino a hábito. Como si repetirla fuese más fácil que buscar otra cosa que decir.

Shura no convierte su tristeza en espectáculo ni busca validación emocional. Lo que construye aquí es un espacio donde no pasa nada de forma espectacular, pero donde todo sigue ocurriendo. La voz no grita, pero permanece. Los instrumentos no conducen, pero sostienen. ‘I Got Too Sad For My Friends’ no dramatiza, simplemente deja que cada elemento ocupe su sitio sin reclamar protagonismo. Un disco que no necesita resolverse para mantenerse en pie.

Conclusión

‘I Got Too Sad For My Friends’ muestra cómo Shura se enfrenta a la desarticulación de los vínculos cotidianos. El álbum avanza entre capas de sonido contenidas y letras que rastrean la huella del aislamiento con un pulso sereno y deliberado.

7.6

Álbum

Shura - I Got Too Sad For My Friends

Artista

Shura

Año

2025

Discográfica

Play It Again Sam

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.