El tiempo es una sustancia escurridiza, siempre fragmentándose y reconfigurándose, y en ‘High Tide’ se convierte en protagonista absoluto. ¿Cómo se traduce la espontaneidad de un performance en vivo a una obra grabada? Este debut del dúo Able Noise no ofrece respuestas directas, pero sí un enfoque único que desentraña lo efímero en favor de un diálogo continuo entre creación y escucha. Desde su génesis en 2017, Knegtel y Andropoulos han explorado los límites del sonido como experiencia en vivo, pero aquí se enfrentan al desafío de capturar esas ideas en un formato fijo, sin la interacción inmediata del público. ‘High Tide’ no es solo un álbum; es un intento de reconstruir lo intangible en capas de sonidos que oscilan entre lo disonante y lo armónico.

La apertura con ‘To Appease’ marca el tono: una marcha inestable de sonidos distorsionados donde el tiempo parece expandirse y contraerse al ritmo de una cinta de cassette manipulada. La voz, entre murmullos y letanías, entrega líneas como ‘If the child we sacrificed to the sea didn’t work, I think we’re in trouble’, situando al oyente en un paisaje sonoro tan inquietante como fascinante. La percepción del tiempo en el álbum es maleable, y los sonidos, lejos de estar al servicio de una narrativa tradicional, se descomponen y se recomponen continuamente.

En ‘Providence’, el álbum alcanza un punto de ruptura con su estructura tradicional, desplegándose en tres actos distintos. Desde el sonido cotidiano de un temporizador de cocina hasta los ecos reverberantes de un teatro convertido en estudio, la pieza captura un sentimiento casi cinematográfico. A través de cinco tambores amplificados individualmente y sincronizados con los tonos de la guitarra, se construye un espacio auditivo donde el caos y la calma coexisten de manera precaria. Aquí, el álbum sugiere que incluso lo mundano puede convertirse en monumental si se observa con suficiente detenimiento.

La colaboración juega un papel crucial en el proceso creativo. Los invitados —músicos de cuerdas y vientos, principalmente de Atenas— no solo aportan texturas adicionales, sino que, a través de la manipulación y el collage sonoro, se convierten en una extensión del dúo. Canciones como ‘Garden’ emplean técnicas que desdibujan las líneas entre los instrumentos y su procesamiento, generando efectos como la sensación de rotación a través del paneo de cada cuerda de la guitarra. Estos momentos elevan el álbum más allá de su concepción inicial como una mera exploración de texturas.

A nivel temático, ‘High Tide’ se sumerge en la interacción de fuerzas opuestas: la resistencia y la inercia, la adaptabilidad y el choque. Esta tensión se hace palpable en cortes como ‘Tumbling’, donde las estructuras rítmicas colapsan bajo su propio peso, o en ‘Ceaseless Sun’, que distorsiona convenciones folk en favor de un paisaje más abstracto. El álbum parece habitar un espacio liminal, en constante negociación con los límites de su propio formato.

Sin embargo, este no es un disco que busca respuestas ni conclusiones. Más bien, su naturaleza fragmentada y su enfoque en la experimentación sugieren una resistencia deliberada a la clausura. ‘Violence’, por ejemplo, culmina con una superposición de sonidos procesados que más que ofrecer una resolución, abren nuevas preguntas sobre las posibilidades del sonido grabado.

En esencia, ‘High Tide’ no solo redefine la idea de un álbum de estudio, sino que también desafía la percepción del oyente sobre lo que constituye una obra musical. Es un proyecto que se mueve entre lo intuitivo y lo calculado, entre la improvisación y la meticulosa manipulación técnica, creando un espacio donde lo humano y lo mecánico coexisten de manera orgánica. La propuesta de Able Noise trasciende las limitaciones de su formato y convierte al álbum en una experiencia que se revela diferente con cada escucha.