Elias Rønnenfelt se presenta en 'Heavy Glory' como un compositor que ha decidido desprenderse de cualquier amparo estético para enfrentarse a su propia crudeza. Alejado del respaldo de Iceage, revela un enfoque más desnudo, priorizando la voz como vehículo de desgaste y memoria. En lugar de construir un personaje o levantar escudos líricos, se entrega a una narrativa de fricciones internas, donde cada inflexión vocal y cada acorde expuesto refuerzan la imagen de un músico que no busca reafirmar mitologías pasadas, sino asumir su propia erosión sin dramatismos innecesarios. No hay intento de renovación forzada ni de ruptura teatral: hay una exposición del artista tal cual es, sin pretensiones de redención ni decoraciones superfluas.
Aprovechando una etapa de desplazamientos casi erráticos por Europa, y valiéndose apenas de una guitarra y un cuaderno, Rønnenfelt opta por relatar sin imponer ningún orden. La vida aparece como materia prima, no como excusa. De esa voluntad de no narrar con grandilocuencia nace un álbum que, sin buscarlo, se aproxima a lo que ocurre cuando el cansancio, el apego y la pérdida coexisten. 'Heavy Glory' resulta, entonces, en una serie de fragmentos que no se presentan como gestas, sino como estampas de pequeños colapsos personales.
Desde el primer rasgueo de 'Like Lovers Do', se insinúa una tensión entre lo que podría haber sido un himno folclórico y lo que finalmente emerge: una confesión entre dientes, atravesada por una ternura que no se explica, sino que simplemente estalla en frases como "Plenty sweetness midst the turmoil was a fact, I'd say". Esta ambivalencia entre ligereza y desgaste vertebra gran parte del álbum, que transita entre ritmos que podrían evocar la memoria de caminos polvorientos y melodías que apenas se sostienen, como cuerpos a punto de caer.
La naturaleza episódica de 'Heavy Glory' se refuerza en piezas como 'No One Else', donde una percusión leve y un bajo contenidamente urgente acompañan una voz que apenas se sostiene en su recorrido. "I guess I could come knocking too but here I am not welcome anymore" suena más como una aceptación resignada que como una súplica, revelando la inclinación del disco a mostrar los estragos del distanciamiento antes que los fuegos artificiales del drama.
En 'Stalker', Rønnenfelt lleva esta crudeza narrativa hasta un extremo incómodo. Sobre un fondo de piano contenido, relata una historia de obsesión, violencia y derrota sin caer en giros fáciles ni en sentimentalismos. Los violines que sobrevuelan el tema no embellecen, solo intensifican el malestar, como una herida que permanece abierta sin buscar atención. Esta elección estética subraya un rasgo esencial del álbum: la negación de la redención inmediata.
'Another Round' y 'Worm Grew A Spine' tensan ligeramente el marco general, introduciendo bases rítmicas más marcadas y texturas menos orgánicas, sin alterar la sensación general de precariedad emocional. En ellas, Rønnenfelt parece juguetear con sonidos que, en manos de otros, podrían haber resultado brillantes; aquí, se mantienen deliberadamente opacos, como ecos de celebraciones ajenas.
Los dos covers que cierran el álbum, 'Sound of Confusion' de Spacemen 3 y 'No Place to Fall' de Townes Van Zandt, no funcionan como homenajes calculados, sino como prolongaciones naturales de la atmósfera del disco. En la primera, el músico conserva el espíritu deslavazado de la pieza original, mientras que en la segunda logra encajar su voz fatigada en una canción que parece diseñada para desaparecer lentamente.
No hay en 'Heavy Glory' voluntad de refundación ni ansias de ruptura. Tampoco hay un plan aparente que ate los estilos o los registros de las canciones bajo un paraguas conceptual. El álbum acepta sus propias inconsistencias como parte de su materialidad. Cada tema funciona como un destello aislado, y el conjunto, más que proponerse como obra cerrada, se mantiene como un archivo de estados de ánimo desbordados, donde la deriva se convierte en forma.
Canciones como 'Unarmed' y 'Close' reafirman esa apuesta. En la primera, la instrumentación mínima cede todo el protagonismo a un fraseo quebrado que apenas roza la melodía. En la segunda, la voz de Rønnenfelt encuentra en la colaboración de FAUZIA una tensión entre lo que se articula con deseo y lo que se quiebra en el mismo intento. "Anybody not close to you is no friend of mine" se convierte en un susurro casi infantil, que contrasta violentamente con la gravedad que lo envuelve todo.
'Heavy Glory' despliega una forma de vulnerabilidad que se resiste a la dramatización, dejando que las imperfecciones y los desajustes sean las verdaderas coordenadas del álbum. Elias Rønnenfelt no parece interesado en ofrecer una imagen depurada de sí mismo. Prefiere mostrarse a medio hacer, como quien sabe que la coherencia no siempre es una conquista, sino a veces una renuncia.
Elias Rønnenfelt presentará su debut en solitario próximamente en nuestro país.
Conclusión
Elias Rønnenfelt desgrana en ‘Heavy Glory’ un conjunto de relatos rotos donde la deriva sentimental se impone sobre cualquier artificio.

