El paso del tiempo ha reconfigurado la manera en que Mike Hadreas se posiciona frente a su obra. Ya no parece interesado en delimitar un espacio fijo dentro de su trayectoria, sino en registrar las variaciones que surgen cuando se detiene a observar su reflejo. ‘Glory’ surge desde esa observación detenida, más cercana al impulso de archivar fragmentos que a la necesidad de definir un relato. Las canciones no funcionan como respuestas ni como confesiones, sino como piezas suspendidas entre lo vivido y lo desfigurado. En ese entreacto, Hadreas ya no busca esconderse, pero tampoco se ofrece como una figura resuelta.
A lo largo del disco, se percibe una familiaridad desbordada, como si los lugares comunes de su sonido anterior hubiesen sido deformados por el tiempo, sin que eso suponga una ruptura. El inicio, con 'It's a Mirror', señala ya una clave del álbum: la dificultad para mirar hacia fuera sin que todo remita a una versión desplazada de uno mismo. Los instrumentos rugen, pero la voz permanece en un plano más débil, como si no quisiera imponerse a la masa. Esta disonancia se repite en 'No Front Teeth', donde el caos instrumental no cancela los detalles vocales, sino que los expone con más crudeza.
Hay un esfuerzo por salir de lo íntimo sin renunciar a la incomodidad. ‘Glory’ no se refugia en la claridad; cada canción parece arrancar de un lugar distinto, aunque en conjunto conformen un trayecto reconocible. ‘Capezio’ es un ejemplo de cómo un gesto mínimo puede mantenerse en el centro sin necesidad de desarrollo. Las palabras son mínimas, casi esquivas, pero los sonidos construyen una escena donde lo sugerido pesa más que lo dicho. Las colaboraciones —entre ellas la presencia vocal de Aldous Harding— no actúan como adornos, sino como extensiones del propio lenguaje del disco.
A lo largo del recorrido, hay figuras que se repiten o reaparecen. En ‘Full On’, la imagen de un deportista vencido se vuelve símbolo de una masculinidad quebrada que no necesita discurso. “I saw every quarterback crying”, canta Hadreas, y en ese lamento no hay ironía ni denuncia, solo una imagen concreta que se mantiene en suspensión. De forma similar, ‘In a Row’ plantea una narración de encierro físico y mental donde se entrecruzan el humor, la desesperación y una especie de resignación productiva: “Think of all the poems I’ll get out”, se escucha en medio de una escena que oscila entre lo absurdo y lo brutal.
Lo corporal no aparece como superficie, sino como mecanismo narrativo. En ‘Clean Heart’, la voz parece medir el paso del tiempo a través de un cuerpo que flota, se hunde y vuelve a emerger. Las líneas melódicas no se imponen, pero insisten, como si se tratara de marcar un ritmo interno. El uso del silencio es preciso: en ‘Dion’ y ‘Hanging Out’, los huecos entre sonidos permiten que las imágenes emerjan con una nitidez que no requiere explicación.
A nivel sonoro, ‘Glory’ no plantea una ruptura respecto a trabajos anteriores, pero sí una reorganización. El trabajo conjunto con Blake Mills y Alan Wyffels, junto a una banda estable, genera una arquitectura que permite momentos de acumulación y otros de contención sin perder cohesión. Las guitarras no dominan, pero marcan dirección; los vientos y sintetizadores no ambientan, sino que actúan como voces paralelas.
En el tramo final, ‘Left for Tomorrow’ introduce una calma que no es paz, sino aceptación. La muerte, de un familiar, de un animal, de una etapa, aparece sin dramatismo, pero con una carga tangible. El disco se cierra con ‘Glory’, una pieza que funciona más como epílogo que como conclusión. La voz se diluye en un entramado que no busca resolución, sino permanencia. “Finding shade”, se canta en medio de una melodía tenue. No es un final feliz, ni triste. Es un final posible.
‘Glory’ se presenta como una obra donde lo emocional no se sobreexplica y lo sonoro no busca brillar. Perfume Genius no repite fórmulas, pero tampoco las esquivan. Lo que aparece es una forma distinta de habitar lo ya conocido. Nada se ofrece como definitivo. Todo se muestra como transitorio, aunque grabado con fuerza en la superficie.
Conclusión
Perfume Genius entrega en ‘Glory’ un trabajo donde la tensión entre ansiedad, deseo y desgaste vital se articula con una banda que multiplica texturas. Las canciones oscilan entre lo concreto y lo irreal, pero ninguna se disuelve en ambigüedad.

