Tras un periodo de casi cuatro años desde su anterior trabajo discográfico Kitchen Sink, la cantautora británica Nadine Shah regresa con su quinto álbum de estudio Filthy Underneath, publicado bajo el sello EMI North. Un disco que supone un trabajo profundamente personal y que bebe de las múltiples y dramáticas vivencias por las que ha atravesado la artista en este tiempo: la pérdida de su madre, el final de su matrimonio o un intento de suicidio del que afortunadamente salió con vida.

Experiencias traumáticas que impregnan las letras y la esencia sonora de un álbum que se adentra como ninguno antes en los aspectos más íntimos y oscuros del ser humano. La crudeza y el realismo de la letra de 'French Exit', en la que Shah rememora su intento de quitarse la vida, o la emotiva 'See My Girl', dedicada a su madre fallecida, son sólo algunos ejemplos de la honestidad desnuda con la que la cantante británica se abre en canal.

Pero Filthy Underneath no es sólo un viaje al lado más turbio y doloroso del alma. También encontramos guiños de optimismo, como la explosiva y rítmica 'Topless Mother', que habla de romper con las cadenas del pasado, o la bailable 'Greatest Dancer', que retrata momentos de evasión viendo Strictly Come Dancing junto a su madre.

Es precisamente esta dualidad entre luz y oscuridad uno de los grandes aciertos del disco: equilibrar el sufrimiento vivido con la esperanza en el futuro. Y todo ello envuelto en una instrumentación electrónica de synth pop oscuro que bebe de la influencia de ídolos como Depeche Mode. Un sonido hipnótico y envolvente que Shah y su inseparable productor Ben Hillier han ido puliendo en cada nuevo trabajo.

Filthy Underneath no es un álbum fácil ni complaciente. Exige una escucha activa y una implicación emocional por parte del oyente. Pero merece la pena adentrarse en el viaje propuesto por Nadine Shah, que demuestra una vez más su talento para transformar el dolor en belleza a través de su increíble voz y de composiciones que te envuelven y te transportan a otro lugar.