La cantautora estadounidense Marina Allen ha lanzado recientemente su tercer trabajo de estudio, 'Eight Pointed Star', un álbum que explora nuevos territorios musicales y temáticos con respecto a sus anteriores entregas. A lo largo de sus nueve canciones, Allen demuestra una madurez compositiva que le permite jugar con diferentes géneros, desde el folk hasta el rock, pasando por el country y el pop, sin perder la esencia de su estilo personal.

El disco arranca con fuerza con 'I'm the Same', una canción que combina elementos de la música americana con ambientes más etéreos. Las letras, con un carácter introspectivo, abordan el tema de las relaciones personales y los cambios vitales. La voz de Allen destaca por su claridad y expresividad, acompañada por una instrumentación sencilla pero efectiva.

A continuación, 'Deep Fake' sorprende con sus referencias culturales y sus giros líricos inesperados. La artista pasa de expresar emociones íntimas a realizar alusiones a obras como 'Bítches Brew' de Miles Davis o la tragedia griega 'Antígona'. Esta mezcla de lo personal y lo universal crea una atmósfera onírica que cautiva al oyente.

'Red Cloud' constituye uno de los puntos álgidos del álbum. Con una melodía delicada y envolvente, Allen rinde homenaje a sus raíces familiares en Nebraska, evocando imágenes de las llanuras y la vida rural del pasado. Las letras adquieren un tono poético, casi mítico, al evocar personajes y escenas de la infancia de su abuela.

La primera mitad del disco se completa con 'Swinging Doors' y 'Bad Eye Opal', dos canciones de corte más enérgico que contrastan con los momentos más contemplativos. La primera, una celebración del cambio y la renovación personal, destaca por su pegadizo estribillo y su ritmo trepidante. La segunda, por su parte, presenta una especie de relato surrealista sobre un personaje enigmático.

En la segunda mitad, temas como 'Easy', 'Love Comes Back' y 'Landlocked' exploran diferentes facetas del amor y las relaciones humanas. Allen demuestra su versatilidad vocal y su capacidad para crear ambientes intimistas, ya sea a través de baladas acústicas o canciones de ritmo más acelerado.

El álbum concluye con 'Between Seasons', una pieza de carácter reflexivo en la que Allen medita sobre el crecimiento personal y la aceptación del cambio. Las letras, cargadas de imágenes evocadoras, transmiten una sensación de serenidad y apertura hacia el futuro.

A lo largo de 'Eight Pointed Star', Marina Allen logra un equilibrio notable entre la accesibilidad melódica y la complejidad lírica. Sus letras, a menudo crípticas y alusivas, invitan al oyente a sumergirse en un universo personal plagado de referencias culturales y vivencias personales. Al mismo tiempo, las melodías y los arreglos musicales mantienen un atractivo pop que facilita la conexión con el público.

En cuanto a la producción, el trabajo de Chris Cohen aporta una textura cálida y orgánica al conjunto, sin restar protagonismo a la voz de Allen. Los diferentes instrumentos, como el piano, la guitarra, el violín y el pedal steel, se entrelazan de forma fluida, creando atmósferas ricas y evocadoras.

'Eight Pointed Star' representa un paso adelante en la carrera de Marina Allen, consolidando su estilo personal y demostrando una notable madurez artística. A través de sus canciones, la artista explora temas universales como el amor, la familia y el crecimiento personal, sin perder de vista su propia idiosincrasia y sus raíces culturales. Un trabajo sólido y coherente que merece ser escuchado con detenimiento.