La trayectoria de Bleary Eyed se ha ido construyendo entre guitarras que se deforman en ondas gruesas y sintetizadores que rompen la claridad del sonido, y en 'Easy' consolidan esa forma de trabajar las capas como bloques en movimiento. El cuarteto formado por Nathaniel Salfi, Margot Whipps, Pax Martyn y Charlie Libby Watt elabora su tercer trabajo como un mosaico en el que cada canción busca un punto de equilibrio entre electricidad cruda y texturas difusas. La crudeza de la percusión convive con artificios electrónicos que intensifican el contraste, dando forma a un conjunto donde lo áspero y lo etéreo funcionan como polos complementarios.
'Susan' abre el recorrido con un patrón sintético de gotas digitales que caen sobre un colchón de sonidos brillantes. El tema prescinde de la fuerza habitual de las guitarras, pero marca el rumbo espacial con campanas intermitentes y un pulso electrónico ligero. Esa primera huella prepara la entrada de 'Easy', título central, donde Salfi canta con un tono arrastrado que se funde con un sintetizador que parece doblar cada palabra. El bajo sostiene un armazón sólido mientras las guitarras se retuercen en acordes escasos, lo que genera una sensación de suspensión. Cuando entra la voz de Whipps, la canción adquiere un arrastre que intensifica el estribillo, en el que se escucha: “Is it something in the water now? / Pull me out from the big crowd”. La mezcla de capas superpuestas y coros cruzados muestra cómo el grupo explora el exceso de densidad sin perder cohesión.
En 'Heaven Year' aparece un efecto robótico en la voz, como si el canto fuera filtrado por una máquina que lo vuelve impersonal. Una guitarra áspera arrastra notas que se cruzan con un sintetizador agudo, mientras los tambores golpean graves que recuerdan a un desfile pesado. Esa unión de voces y sintetizadores se convierte en un motivo constante a lo largo del álbum, insistiendo en la idea de un sonido humano alterado por lo digital. 'Special' se abre con una guitarra desgarrada, casi enferma, que se estira hasta el límite. La percusión mantiene un ritmo apagado mientras entran destellos electrónicos con un aire lúgubre, antes de estallar en un caos de distorsiones.
Más adelante, 'Jersey Shore' juega con un inicio acústico que se va deformando por glitchs electrónicos hasta que la canción parece desmoronarse en su propio eco. Esa tensión entre lo orgánico y lo alterado aparece también en 'Smile' y 'Stars', donde las guitarras bajan y suben en acordes tambaleantes, como si el sonido vacilara antes de sostenerse de nuevo. Esa inestabilidad se convierte en un rasgo característico del disco, un movimiento que no busca firmeza sino tránsito.
El penúltimo corte, 'Everything, Everything', cambia la dinámica con una guitarra acústica que marca un pulso constante. Whipps canta en un tono frágil, casi jadeante, lo que refuerza la sensación de levedad. Poco a poco se añaden coros y reverberaciones hasta levantar un muro sonoro discreto pero cargado de tensión. En este tema se percibe con claridad la importancia de los matices vocales dentro del grupo, donde cada timbre aporta un contraste con el anterior. Finalmente, 'Honey' cierra el conjunto con un pulso que mezcla percusión ligera y guitarras reverberadas, manteniendo el clima suspendido con el que empezó el viaje.
Las letras giran en torno a recuerdos repetidos, estancamientos emocionales y el deseo de escapar de un entorno opresivo. Frases como “I’m stuck on your memory / Looping endlessly” refuerzan esa idea de círculo que nunca se rompe, donde el tiempo parece quedar atrapado en un bucle. El tono vocal acompaña este sentimiento: voces alargadas, casi fantasmales, que se deslizan entre capas electrónicas y guitarras que arrastran acordes distorsionados.
En todo el trabajo conviven las guitarras rugosas de Salfi y Martyn con la base de bajo firme de Whipps y una batería que alterna golpes pesados con ritmos filtrados electrónicamente. Ese choque entre crudeza y artificio define el carácter del álbum. Las canciones parecen siempre en movimiento, a veces con una dirección clara, otras con un rumbo difuso que refuerza la sensación de deriva.
Bleary Eyed han creado con 'Easy' un conjunto que mezcla dureza y ligereza, que se apoya en texturas digitales tanto como en acordes ásperos, y que transmite la sensación de avanzar sin llegar a un destino preciso. El resultado es un viaje sonoro que refleja el desconcierto y la repetición de la vida diaria a través de distorsiones, capas electrónicas y voces que se entrelazan como ecos en un espacio cerrado.
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Conclusión
'Easy' se construye como un mapa de recuerdos atrapados en bucle, con letras que evocan estancamientos y voces que se deslizan sobre capas electrónicas. Bleary Eyed trabajan la inestabilidad como recurso y crean un conjunto que transmite tanto suspensión como arrastre.

