Review

Hannah Cohen - Earthstar Mountain

Hannah Cohen

2025

8


Por -

La luz que entra por la ventana de una casa aislada en la montaña, más que iluminar, define una manera de mirar. No es solo claridad lo que llega, sino una idea concreta del tiempo: ni acelerado ni detenido, más bien suspendido. En ese estado intermedio se gestó ‘Earthstar Mountain’, un trabajo que no levanta la voz ni se impone, pero cuyo espesor aumenta cuanto más se le permite estar. Lejos de buscar un punto fijo desde el que contar, Hannah Cohen articulan una deriva sostenida entre los años 2020 y 2024, trabajando desde su hogar-estudio en los Catskills, compartido con su pareja y colaborador Sam Owens. Esa convivencia constante entre lo doméstico y lo natural, entre lo quieto y lo que cambia sin previo aviso, no solo delimita el entorno del álbum: es su estructura misma.

El disco no apela a una experiencia lineal. Avanza más bien como lo haría una corriente de aire por habitaciones sin cerrar, atravesando sin alterar, registrando sin emitir juicios. Lo que parece calmado nunca lo es del todo. Desde el comienzo con 'Dusty', se establece una forma de narrar que se arriesga sin adornos. La letra “it’s not supposed to be this hard” no lanza una queja sino una constatación. El acompañamiento de cuerdas y flautas no suaviza, enmarca. Es una apertura que sugiere que, en lugar de construir hacia un clímax, todo va a asentarse lentamente, como si la única manera de permanecer fuera aceptar el peso de lo que está por debajo.

En 'Draggin’', la ironía aparece desplazando la gravedad sin negarla. La frase repetida “such a drag” funciona como una broma resignada sobre las relaciones familiares, pero no impide que el trasfondo sea incómodo. El ritmo parece querer aligerar el mensaje, pero lo que queda es una tensión latente, sin resolución.

'Mountain' opera desde un registro diferente. Es aquí donde la pérdida se introduce sin preámbulo, no como un golpe, sino como un hecho que se ha instalado. Las voces de Cohen y Sufjan Stevens se entrelazan sin buscar armonía perfecta, como si cada una mantuviera su distancia, replicando la imposibilidad de compartir por completo un duelo. La frase “Love like that won’t ever end” se despliega sin dramatismo, casi como una observación que no necesita réplica. El uso del sintetizador DX7 aporta una textura líquida que acompaña ese vaivén emocional sin marcarle dirección.

Cuando llega 'Earthstar', lo que se plantea no es una duda sino un reconocimiento: no se puede alcanzar una transparencia completa con quien se convive. “I think I know you well, at least I think I do” se afirma sin desesperación, pero tampoco desde la serenidad. La producción acentúa ese desajuste con una línea de sintetizadores que se mueve como un reflejo distorsionado: clara en su forma, pero siempre cambiante.

En 'Rag', todo se reduce. La guitarra aparece casi sin adornos, y la voz se sitúa más cerca del oyente que en cualquier otro momento del álbum. La observación de un objeto cotidiano –un trapo viejo– sirve de punto de entrada a una meditación sobre el paso del tiempo sin recurrir a grandes símbolos. El piano y la flauta entran sin imponerse, dejando espacio a lo mínimo. Este tipo de canciones, más que destacar, quedan como marcas que sólo se perciben en la repetición.

'Una Spiaggia' funciona como interludio, pero no por su brevedad. La ausencia de letras comprensibles no resta dirección al tema. Los sonidos se agrupan con una lógica más atmosférica que melódica, funcionando como una pausa sin neutralidad: algo se retira para permitir otra forma de escucha. Clairo y Stevens aparecen, pero sus intervenciones están diluidas, formando parte del entorno más que aportando protagonismo.

'Baby You’re Lying' y 'Shoe' están construidas sobre un cambio progresivo en la densidad sonora. En la primera, el piano da lugar a una ampliación de arreglos que no buscan dramatismo sino progresión. En la segunda, la introducción sobria desemboca en un momento de tensión contenida gracias al uso de guitarras con distorsión y arreglos de cuerdas que no explotan, pero marcan una transición emocional.

En 'Summer Sweat', el título indica una dirección física, y la producción lo refuerza con un pulso marcado por capas electrónicas suaves y una voz que se deja arrastrar más de lo habitual. La imagen de un cuerpo pegado a una silla no remite al deseo, sino a la incomodidad del calor, a esa fricción entre el placer y la incomodidad. El tema no se decide por una emoción, sino que las superpone.

El cierre con 'Dog Years' no propone una conclusión. Parte de una base rítmica discreta y termina en una expansión instrumental que no pretende elevar el disco a un punto culminante. Al contrario: reitera la lógica que sostiene todo el trabajo. Lo importante no es lo que se revela, sino lo que se mantiene en suspensión.

'Earthstar Mountain' es un espacio recorrido por sonidos que, más que construir identidades, documentan vínculos inestables, pérdidas sin énfasis, y paisajes que no necesitan ser descritos para sentirse presentes. Cohen y sus colaboradores han elaborado un álbum donde la narración es sutil y fragmentaria, sin urgencia por completarse. La montaña del título no se presenta como metáfora sino como presencia constante, sin exigir protagonismo. Como todo lo que permanece sin alzar la voz.

Conclusión

‘Earthstar Mountain’ es una crónica desprovista de espectacularidad donde Hannah Cohen documenta vínculos frágiles, estaciones imprecisas y pérdidas íntimas, sin buscar resolución pero sin ocultar las grietas de cada tema.

8

Álbum

Hannah Cohen - Earthstar Mountain

Artista

Hannah Cohen

Año

2025

Discográfica

Bella Union

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.