Review

Frankie Cosmos - Different Talking

Frankie Cosmos

2025

8.8


Por -

Ningún disco se planifica para explicarse. Algunos surgen en medio de rutinas compartidas, grabaciones en salas comunes, pausas para cocinar y paseos breves cuando el cuerpo ya no sostiene la atención. 'Different Talking' tiene ese tipo de origen: una convivencia prolongada sin otro intermediario que las propias decisiones internas, afinando canciones entre objetos cotidianos. No hay una pretensión de novedad, sino una depuración, un movimiento hacia una forma de escritura más grupal y de sonido más orgánico, aunque no necesariamente más relajado. Esta vez, Frankie Cosmos no se limita a ensamblar melodías; organiza un inventario afectivo, como si cada canción respondiera a una sensación concreta pero lejana, observada desde la pausa y no desde la urgencia.

Resulta difícil pensar 'Different Talking' fuera del contexto vital de quien lo compone. El disco aparece cuando ya no se está probando una estética, sino acomodándola a un ritmo distinto. A lo largo de sus 17 cortes, ninguno extenso, se afina una forma de composición que mantiene la capacidad de observación obsesiva, pero desplaza el foco hacia una madurez sin solemnidad. Las letras ya no reclaman atención sobre una emoción inmediata, sino que la sitúan en una cronología imprecisa, como si todo lo que ocurre ya estuviese ocurriendo antes.

La apertura, 'Pressed Flower', marca el tono con una imagen que se descompone sin dramatismo. Hay una disolución del recuerdo que no busca épica ni reconstrucción. “I will never love you again / I can't even remember when” se enuncia sin peso. Lo que podría haber sido una sentencia se convierte en constatación. La voz se pliega a una instrumentación que no empuja ni interrumpe. En este disco, cada elemento parece ocupar el espacio justo para no dominar el anterior.

'One of Each' articula la indecisión no como conflicto, sino como rutina. Repetitiva y casi infantil, la letra opera como un bucle mental —“I don’t know what to do I / Don’t know what to do I don’t”— que no exige salida ni desenlace. El ritmo se acomoda a ese vaivén con una estructura mínima, como si el sonido tuviera que acompañar una caminata distraída en una estación sin nombre.

A medida que avanza el álbum, se acumulan escenas urbanas y restos de conversaciones no resueltas. 'Against the Grain' y 'Your Take On' transitan espacios liminales donde se enuncian contradicciones sin buscar resolución: “Trying to take it in while I’m here / Trying to feel the awe, the fear”. Las canciones no son relatos ni anécdotas, sino acumulaciones de percepciones. Cada una condensa un estado mental en proceso.

En 'Bitch Heart', la literalidad se convierte en método. La voz repite la misma secuencia física —“I’m watching the goosebumps retract / Watch the hair fall flat against my skin”— hasta vaciarla de contenido emocional. El cuerpo se convierte en superficie de observación, sin conclusión, sin trascendencia. La frase sobre el teléfono móvil (“I can’t go a day without touching my fucking telephone”) no es una queja generacional, sino un dato más en el inventario de síntomas.

El disco también presenta pasajes donde el sonido se permite una complejidad distinta, como en 'Porcelain', donde la distorsión actúa como ruptura con la estructura melódica dominante. “I’m porcelain, you forced it / You know because you broke / A promise, I saw it” no se enuncia desde la herida, sino desde un estado ya analizado. Lo mismo ocurre en 'Vanity', con su ritmo más definido y una estructura que se acerca a lo coreable sin caer en la repetición vacía.

'Life Back' condensa en minuto y medio uno de los desplazamientos más eficaces del disco: “Yesterday I felt like I would never have my life back / Today I don’t remember ever feeling like that”. No hay reconciliación ni autoayuda, solo una constatación del cambio, sin subrayados.

Las últimas canciones tensan aún más la línea entre lo anecdótico y lo irónico. En 'Wonderland', la protagonista afirma “My wonderland keeps the score / I know myself even more” sin exhibicionismo. Hay una familiaridad con el autoanálisis que ya no se vive como epifanía. 'Pothole', que cierra el disco, desacraliza cualquier posible cierre: “Damn this city / Everything’s a pothole or a restaurant / And smells like pot”. La canción concluye con una imagen visual —el cielo teñido al atardecer— que no requiere interpretación. Está ahí, simplemente.

'Different Talking' evita cualquier despliegue grandilocuente. Las canciones parecen diseñadas para ser observadas más que interpretadas. Frankie Cosmos no busca declarar un cambio, pero lo establece. La relación entre sonido y palabra está depurada, y cada decisión de producción refuerza esa contención. Todo lo que se dice y se toca en el disco tiene un punto de origen reconocible, pero no está pensado para volver allí. Es un álbum que no exige, pero permanece.

Conclusión

'Different Talking' muestra a Frankie Cosmos integrando los detalles cotidianos con un trabajo instrumental más amplio, convirtiendo la observación concreta en una forma cohesionada de resistencia íntima.

8.8

Álbum

Frankie Cosmos - Different Talking

Artista

Frankie Cosmos

Año

2025

Discográfica

Sub Pop

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.