Entre ecos de un pasado idealizado y el peso de sus propias intenciones, ‘Come Ahead’ no logra desprenderse de la nostalgia que recorre cada una de sus canciones. Tras una ausencia prolongada, Primal Scream regresan con un sonido que parece buscar a tientas un sentido en un presente que ya no responde a sus antiguos impulsos de euforia y provocación. En este contexto, su propuesta se siente más como un intento de adaptarse a la contemporaneidad sin la convicción que una vez los definió, atrapados en el vaivén de un funk que, si bien otorga dinamismo, no logra enmascarar la falta de un discurso renovado. Este álbum, en lugar de una declaración atrevida, parece navegar en una dirección incierta, arrastrado por el eco de sus propias limitaciones.

‘Ready to Go Home’, el tema inicial, parece prometer un regreso emotivo con un coro gospel y una línea de bajo envolvente que buscan capturar una esencia de redención. Sin embargo, a medida que avanza el álbum, este fervor inicial se disuelve rápidamente en una estructura repetitiva donde la intensidad del sonido queda en segundo plano frente a letras que no logran sostener la narrativa que la banda intenta plasmar. A pesar de su elaborada producción, el resultado es una colección de canciones en las que el mensaje se diluye en metáforas predecibles, evocando un pasado glorioso sin lograr abrazar una visión sólida para el presente.

Canciones como ‘Love Insurrection’ y ‘Innocent Money’ resaltan en la estructura del álbum, sostenidas por la energía de sus ritmos y su invitación a un baile reflexivo, pero no son suficientes para contrarrestar la evidente falta de cohesión en los temas de mayor introspección. ‘Heal Yourself’, que busca transmitir una catarsis personal, se ve afectada por un lirismo que se siente superfluo, donde el estribillo parece perder fuerza y propósito. En este intento de abordaje emocional, la voz de Gillespie no alcanza la profundidad necesaria para conectar con el oyente, quedando atrapada en un tono monótono que impide cualquier tipo de compromiso real.

Las intenciones políticas de Gillespie, por otro lado, no resultan novedosas ni provocadoras. Con letras como ‘The Centre Cannot Hold’, donde critica el materialismo y la decadencia social, se percibe una perspectiva desfasada que recurre a tópicos sin ofrecer un análisis o una postura que aporte algo significativo. El álbum pretende abordar temas universales como el colonialismo y la injusticia social en pistas como ‘Settlers Blues’, pero su enfoque se siente torpe y vacío. La extensa duración de algunas canciones, en lugar de profundizar en estos temas, acentúa su falta de contenido, creando una experiencia que rápidamente se torna pesada y repetitiva.

Aunque la producción de David Holmes intenta dotar al álbum de una cohesión instrumental, las letras de Gillespie y su ejecución vocal demuestran una falta de dirección que convierte el esfuerzo en un proyecto plano y carente de impacto. ‘Melancholy Man’ y ‘False Flags’, dos de los temas más largos, carecen de la intensidad que sus letras sugieren; aquí, el uso de la guitarra y los arreglos orquestales, lejos de amplificar el mensaje, lo sobrecargan, dando como resultado un sonido que se desvanece en su propia solemnidad.

‘Come Ahead’ es el ejemplo de una banda que, en su búsqueda de relevancia, queda atrapada en un ciclo de autocomplacencia y deja ver sus debilidades sin filtros. La combinación de elementos funk y soul se percibe como un intento de revitalización que nunca llega a concretarse, limitándose a adornar una estructura sin verdadera solidez emocional o conceptual. La presencia de Holmes y los esfuerzos por revivir el sonido de épocas anteriores no logran ocultar la sensación de que la esencia de Primal Scream se ha perdido en un afán por recapturar una chispa que, quizá, ya no les pertenece.

‘Come Ahead’ demuestra cómo, en ocasiones, la nostalgia y la ambición no bastan para crear una obra relevante. Primal Scream, en su intento de mezclar contenido político y funk, entrega un trabajo donde la falta de dirección y profundidad narrativa convierte su propuesta en una sucesión de temas intrascendentes, quedando lejos de la contundencia que alguna vez los caracterizó.