El trío de Naarm, formado por Kate Durman, Lachlan McGeehan y Morgan Wright, presenta en ‘Blue Response’ un trabajo que mantiene la base de sus producciones previas, pero amplía el campo hacia un terreno donde la tensión emocional se vuelve palpable. Grabado en dos estudios de su ciudad, incluido un edificio abandonado a punto de ser demolido, el contexto físico impregnó a las canciones de un aire de provisionalidad que se traduce en atmósferas frágiles y cargadas de presagio. Esa circunstancia marca un punto de partida que conecta con la manera en que las letras insisten en lo que queda pendiente, en lo que nunca llega a expresarse por completo.
‘Talk About It’ abre con un pulso construido sobre capas de melodías recortadas y un ritmo seco que sostiene una voz contenida, casi resignada, que repite frases como si buscara fijar una idea en la mente de quien escucha. La canción funciona como carta de presentación de la mezcla de frialdad y ternura que recorre todo el álbum. Desde ahí, ‘See You In Everyone’ intensifica la sensación de lejanía: las guitarras aparecen difusas, los teclados se expanden como una niebla, y la voz suena atrapada en un eco que refuerza la imposibilidad de un acercamiento real.
Con ‘Falter’ la guitarra deja de ser un simple acompañamiento para marcar el avance rítmico, encajando en un diálogo de frases entrecortadas que transmiten inseguridad. Ese peso instrumental se combina con versos que parecen asumir que la fragilidad no se resuelve, sino que se sostiene a lo largo de la relación. El siguiente corte, ‘Let Down’, introduce por primera vez un canto a dos voces entre Durman y McGeehan. El estribillo, “I think you want it this way”, se repite con un tono de rendición amarga, acompañado por un bajo que avanza despacio y unas teclas que apenas brillan entre la penumbra. El efecto es el de una conversación congelada en la que ambos lados conocen la conclusión pero prefieren mantener el suspiro en bucle.
‘Falling’ propone un giro más brusco, con percusiones cercanas al drum & bass y un patrón electrónico que busca quebrar la monotonía. Sin embargo, esa energía se cruza con la suavidad vocal de Durman, y el resultado transmite un choque que parece deliberado: el fondo empuja hacia un lugar de euforia artificial mientras la voz insiste en un tono de vulnerabilidad. Esa fricción convierte al tema en un pasaje incómodo dentro del álbum, como si la producción quisiera forzar una salida que nunca se concreta.
En ‘Real Life’ se intensifica la recurrencia de motivos cíclicos, con una línea melódica que se repite hasta volverse obsesiva. La voz despliega versos como “Wasting my days / Watch it grow old / Back to default”, insistiendo en la sensación de estancamiento. La repetición se convierte en símbolo del agotamiento, reforzado por guitarras que se superponen hasta sonar como un único bloque. Más adelante, ‘Chase Me’ ralentiza el pulso hacia un terreno cercano al slowcore, con un desarrollo más amplio y espacioso. Aquí la percusión se retrae para dejar que las cuerdas se deslicen lentamente, como un arrastre hacia un final anunciado.
‘Last Word’ cierra con un aire de derrota. La línea de bajo sostiene una voz bañada en reverberación que recita frases cargadas de resentimiento: “You compared yourself to me / I put you above the rest of them”. Ese juego entre superioridad y decepción se prolonga sobre un colchón de guitarras que ya no buscan brillar, sino hundirse. El efecto general es el de una despedida amarga, donde la repetición de motivos refleja la imposibilidad de pasar página.
‘Blue Response’ muestra a Acopia en un proceso de redefinición. La aparente ligereza de su sonido inicial queda desplazada por capas de distorsión y texturas que remiten más a un estado de agitación que a una ensoñación tranquila. Las letras recurren a la frustración y al desencanto, pero se presentan envueltas en un tono que evita el desgarro explícito. Esa contención dota a las canciones de una fuerza indirecta: la calma en la superficie convive con un sustrato de rabia y desencanto. El trío australiano consigue así un retrato sonoro de vínculos tensos y sentimientos apenas sostenidos, construido a partir de contrastes entre delicadeza y crudeza eléctrica.
Conclusión
Acopia construyen en ‘Blue Response’ un entramado de guitarras y teclados que refuerza la sensación de fragilidad. El trío transforma la aparente ligereza de su sonido en un espacio cargado de frustraciones soterradas y tensiones persistentes.