Gabre publica ‘Arquipélago de Ilhas Surdas’ cuando ya han pasado varios años desde que dejó su ciudad natal en el sur de Brasil para instalarse en Lisboa. Lo hacen con un disco que parte desde hechos simples y recientes: una semana en la que se acumularon varias pérdidas, un robo, una ciudad inundada, un país frustrado por el fútbol y una muerte inesperada. Cada una de esas situaciones aparece en las canciones, no de forma literal, pero sí como base emocional que empuja la escritura.
Las canciones parecen seguir el ritmo de esa semana concreta. Desde el principio, ‘chinese classics’ marca una dirección sonora más ruidosa y cargada que en sus trabajos anteriores. La pista actúa como señal de entrada a un disco más oscuro, donde los sonidos ya no buscan claridad sino densidad. A partir de ahí, todo gira alrededor de ‘lisboa completamente debaixo d’água’, pieza que da nombre al ambiente general y que fue la primera escrita del conjunto.
Gabre usa grabaciones propias y muestras de otras canciones para construir un sonido que se aleja de lo limpio. Algunas pistas parecen sacadas de transmisiones antiguas, otras se apoyan en ritmos que recuerdan a escenas urbanas muy distintas entre sí. En ‘i’m just like’, por ejemplo, la mezcla de referencias da como resultado una pieza difícil de ubicar, como si flotara entre estilos sin quedarse con ninguno.
‘crime e carinho’ plantea una observación directa sobre cómo se construyen los vínculos personales y laborales hoy en día. El grupo retrata situaciones superficiales que se repiten sin dejar espacio a relaciones más lentas o profundas. Lo hacen con una letra que no se detiene en explicaciones y con una base musical que parece avanzar en automático, como reflejo de la misma idea.
La voz de Gabre nunca se muestra al frente de forma clara. Está ahí, pero mezclada con el resto de elementos. En ‘jesus is not around’, esa decisión refuerza una sensación de entrega a algo que no se puede controlar. La canción trata sobre vínculos familiares rotos y sobre el deseo de dejar que algo externo tome el mando, aunque no esté claro qué es ese algo.
La presencia de lo sentimental se repite en ‘quando vejo o meu amor’, pero sin intención de idealizar. La canción recoge un momento de afecto inestable, con detalles que aparecen y desaparecen. Las palabras no buscan construir una historia cerrada. Están ahí como marcas de un tiempo vivido.
‘o tempo é delicado’ y ‘nós vamos te amar para sempre’ introducen variaciones dentro del mismo esquema. La segunda fue creada en condiciones mínimas, tras un mensaje recibido de la madre del autor en un momento de bajón. La canción no solo funciona como recuerdo de ese día, también transmite una sensación de consuelo inesperado. La producción es más directa, sin adornos, y sostiene la letra sin empujarla demasiado.
La pista final, ‘matter is divine and light is a kiss’, resume el enfoque del disco con una mezcla de elementos difícil de definir. Ritmos que recuerdan al carnaval, teclados suaves y capas de sonido que se suman sin borrar las anteriores. El resultado no da una conclusión clara, pero encierra bien la lógica del conjunto: canciones que no cierran, sino que dejan aire.
Todo el disco fue grabado en casa, con excepciones puntuales para algunos instrumentos. La mezcla de sonidos recogidos de la calle con otros manipulados digitalmente da lugar a un ambiente que nunca se siente limpio del todo. Esa decisión técnica es clave: cada pista parece haber sido montada a partir de materiales encontrados, y ese ensamblaje se percibe en la textura final.
‘Arquipélago de Ilhas Surdas’ no se presenta como una historia con inicio, desarrollo y cierre. Funciona más como un recorrido por escenas breves que comparten una atmósfera común. Gabre no busca resolver nada ni dejar una idea fija. Lo importante parece ser la forma en que cada canción se sostiene sola, al mismo tiempo que comparte rasgos con las demás. Cada tema es una isla distinta, pero todas pertenecen al mismo conjunto.
Conclusión
Gabre construye en ‘Arquipélago de Ilhas Surdas’ una secuencia de escenas donde todo parece llegar al mismo tiempo: rutinas, pérdidas y pequeñas alegrías. Cada canción muestra una parte distinta de ese paisaje, con sonidos distorsionados y voces que se cruzan sin cerrarse del todo.

