Review

Vaiapraia - Alegria Terminal

Vaiapraia

2025

8.3


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Los discos grabados sin atrezzo ni maquillaje arrastran consigo una cualidad incómoda: no permiten la distancia. 'Alegria Terminal' suena con esa falta de refugio, como si sus once canciones se estuvieran cayendo mientras se interpretan, y ese derrumbe formara parte del plan. El tercer largo de Vaiapraia, ensamblado tras varios movimientos vitales entre Portugal y Reino Unido, captura esa fragilidad sin estetizarla. Cada tema funciona como un microrelato de contacto, fricción o deriva, donde lo esencial no es el mensaje, sino cómo resiste o se quiebra la voz que lo sostiene.

La grabación en directo aporta un tono áspero que expone las costuras: no hay ilusión de perfección, sino un deseo explícito de fijar lo que sucede cuando se está ahí, en ese instante. No es una colección de ideas elaboradas en estudio, sino un documento afectivo de un grupo al borde del ensayo general, como si nada estuviera del todo cerrado. Esa urgencia no implica dispersión. Lo que ocurre es que aquí el orden no lo da el pulido técnico, sino la convivencia conflictiva entre lucidez y agotamiento.

'Way Way', la canción de apertura, marca desde el inicio un punto de saturación: la necesidad de continuar creando choca con una acumulación de vivencias inconexas. La letra avanza en dos idiomas, como si intentara sobrevivir en medio de un código que se escapa. La música, sencilla pero no plana, sostiene la contradicción sin resolverla. Esa sensación de estar hablándole a un público que no comparte el idioma se convierte en un tema latente a lo largo del álbum. Las canciones no buscan traducirse, solo insisten en que hay algo en juego más allá de la comprensión literal.

Hay un desplazamiento constante en 'Alegria Terminal', no solo geográfico sino también emocional. Lo que se dice nunca termina de acomodarse. 'Eu Quero Eu Vou' despliega una afirmación que en lugar de reforzar certezas, deja entrever una necesidad defensiva. En ‘Kolmi’, el grupo introduce elementos que remiten al pop vocal de los años sesenta para reformular una escena de desapego sin dramatismo. La frase “duas andorinhas que são um casal, sinal numinoso, alegria terminal” da título al disco y condensa la tensión entre algo que promete permanencia y el final inevitable.

La elección de grabar en vivo refuerza esa sensación de tránsito. No hay excesos de producción ni capas que desvíen la atención del núcleo: las canciones se presentan con una sonoridad que no busca impacto sino veracidad. 'Tupperware Furado', por ejemplo, avanza desde una estructura desmontada, hecha y rehecha dentro del propio grupo, hasta encontrar una forma definitiva que no anula su vulnerabilidad. Se percibe una necesidad de tomar decisiones correctas aunque resulten dolorosas. La música no suaviza esos gestos, los acompaña sin consolar.

En 'Ulucrudador' aflora una crítica dispersa pero eficaz: la forma en que el malestar se convierte en recurso de explotación económica. La canción opera como una colisión entre referencias personales y estructuras abstractas. El uso de un término inexistente como título refuerza esa lógica de acumulación no sistemática. La rabia nunca se convierte en consigna, sino que se filtra como desorientación, como incomodidad frente a un sistema de valores donde el dolor y la productividad se entrelazan.

'Carpideira' sostiene uno de los momentos más marcados del álbum. La tensión entre impulso colectivo y deseo individual se revela sin jerarquías: en los versos, una voluntad de resistir; en el estribillo, la necesidad de consuelo físico. La frase “que é o que me magoa que me vai salvar” funciona como eje temático: lo que duele no se evita, se observa desde dentro. No hay búsqueda de alivio, solo una tentativa de reconocer la herida como parte del trayecto.

La alternancia entre composiciones más inmediatas y otras más reflexivas crea un movimiento que evita el estatismo. 'Sing Along', por ejemplo, resuena como una respuesta silenciosa a la alienación lingüística mencionada al inicio del disco. El juego entre idiomas no es decorativo: plantea una tensión sonora y simbólica. Más adelante, 'Ponte S' introduce una figura de tránsito que, lejos de sugerir reconciliación, indica una forma de resistencia íntima. La canción se sostiene en una línea melódica escueta que subraya su carácter de anotación o gesto mínimo.

La última pista, 'Corta Unhas', encierra un gesto de renuncia que no implica claudicación. Frente a la imposibilidad de acceder a ciertas cosas, se propone una lectura menos centrada en la culpa o el fracaso. “Não é pessoal” se repite como un mantra no resolutivo, una forma de marcar distancia sin eliminar la implicación emocional. En conjunto, 'Alegria Terminal' funciona como un bloque irregular de momentos que comparten una misma temperatura: la de quien sigue tocando incluso cuando ya no se espera que lo haga.

Las decisiones estéticas del disco, uso del directo, mezcla sin ornamentación, estructuras que evitan lo cerrado, no son caprichos ni posturas. Forman parte de una lógica interna que traduce un posicionamiento vital. Vaiapraia no ofrece consuelo ni busca la conmoción. Trabajan con los restos: de frases, de ensayos, de relaciones, de convicciones. El álbum no se presenta como una obra definitiva sino como algo que está siendo, algo que aún se sostiene aunque no sepamos por cuánto tiempo. No hay un final claro. Solo una forma de insistencia. Y eso basta.

Conclusión

En 'Alegria Terminal', Vaiapraia fija un sonido directo para sostener composiciones marcadas por desplazamientos, dudas y memorias quebradas, sin escudos ni solemnidades.

8.3

Álbum

Vaiapraia - Alegria Terminal

Artista

Vaiapraia

Año

2025

Discográfica

Maternidade

Tratando de escribir casi siempre sobre las cosas que me gustan.