El joven Alex Calder por fin tiene su primer LP en el mercado. Editado bajo el sello Captured Tracks, el músico canadiense logra una colección de piezas diremos pop, tan extraña como aliviadora. Amigo de Mac DeMarco y miembro original de su banda de acompañamiento, ambas carreras guardan ciertas similitudes. Los dos editan bajo el mismo sello y crecieron en Edmonton, la última gran ciudad canadiense que se encuentra más al sur del país. De este modo nos encontramos con que las raíces musicales de ambos músicos parecen converger en un principio, juzgando también el EP previo de Alex titulado Time. Sin embargo escuchando a fondo Strange Dreams se diluye rápido esa sensación.
Para ubicarnos un poco más en el trabajo, seguramente nos tengamos que ir a grupos actuales como Jackson Scott, Teen Suicide o Chris Cohen. Alex parte de melodías pop que luego desdibuja de una forma un tanto agónica y sombría, obteniendo un resultado que funciona como un anestésico. Los tintes psicodélicos reducidos a una capa de grises funcionan como anillo al dedo en todos los temas. Por ello, no debemos asustarnos de todo lo que pueda despertar en nosotros Strange Dreams. Alex nos viene preparando desde el título para todo ese tipo de sensaciones contradictorias que despertarán en nosotros sus temas.
‘Retract’ es el tema encargado de abrir el trabajo. Guitarras titubeantes y telúricas que supondrán la tónica general del trabajo. Como quién no quiere la cosa, el tema nos presenta un panorama de falsa incertidumbre. Digo lo de falsa porque en el fondo todos sus temas se sostienen en la línea de ese pop de dormitorio y domingo resacoso donde sabes que estás a salvo pero quizás no sano. Aquí se plantea ese cruce de sensaciones prácticamente opuestas en las que se mueve todo el trabajo. Los Apple in Stereo más delirantes unidos a la congoja que producen la mayoría de los temas de Grandaddy. Una mezcla solo heterogénea en apariencia pero no en contenido.
El tema homónimo del trabajo viene a reafirmarnos en esta idea. ‘Strange Dreams’ es recorrido por los acordes de una guitarra destartalada para dar paso a un estribillo en el que dejas entrar la luz por las rendijas de tu ventana y empiezas a ver siluetas dudosas. Este tema seguramente sea lo más parecido a una canción convencional que nos podamos encontrar, ya que hay un montón de temas que aparecen como contraposición. Sin ir más lejos tenemos los delirios extraterrestres de ‘The Morning’ o la atmósfera plomiza de una tarde tormentosa presente en ‘Lola’. Alex sabe a la perfección como emplear sus pedales y que el juego de perseguir sombras se torne lo más realista posible.
De una forma menos confusa para los sentidos se presentan canciones como ‘Slowing Down’. Una estructura más sólida que deja abierta un influjo lo-fi realmente encantador que nos trae a la mente el infravalorado Microcastle de Deerhunter. Alejándose de esta tendencia, aparecen de nuevo más reflejos hacia lo psicotrópico en ‘Born in Another Time’. Dulce decadencia que va creciendo a medida que avanza el tema hasta adentrarse en la espiral definitiva. Situándonos ya en el tramo final, ‘Someone’ sigue manteniendo en muy alto nivel las dosis de death pop que nos brinda el trabajo. Esas guitarras de sonido mucho más claro que el resto que de vez en cuando se pasean como quién no quiere la cosa entre la capa de decaído estado de ánimo. El remate final se produce con ‘Mid Life Holiday’ en el momento en el que despiertas empapado en sudor y con las sábanas pegadas al cuerpo.
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