El icónico rockero garage Ty Segall vuelve con su último álbum de estudio Three Bells, lanzado a principios de 2024 a través del sello Drag City. Con una prolífica carrera que se expande durante casi dos décadas y que abarca una impresionante diversidad de sonidos, Segall ya es considerado todo un referente dentro de la escena underground estadounidense.
En este nuevo trabajo de 65 minutos de duración, el músico californiano emprende un viaje introspectivo y experimental a través de 15 densas canciones que reflejan su evolución como artista, ahora más centrado en estructuras progresivas y letras reflexivas. Si bien mantiene su característico muro de guitarras distorsionadas, también incorpora nuevos elementos que amplían su abanico creativo.
El álbum arranca con 'The Bell', un corte hipnótico de seis minutos definido por su naturaleza cambiante, que va mutando entre una psicodelia onírica y caóticos estallidos eléctricos. La letra críptica sobre el paso del tiempo y la circularidad de la vida establece el tono existencial de la placa.
Le sigue 'Void', la obra cumbre de este disco y uno de los temas más ambiciosos jamás compuestos por Segall. Con casi siete minutos de duración, exhibe intrincadas progresiones de guitarra acústica y una sección media de una belleza abrumadora que desemboca en un explosivo crescendo final. La nostálgica 'My Room' ofrece un respiro a tanta densidad con su irresistible estribillo, convirtiéndose quizás en la pieza más inmediata e intimista del repertorio.
A lo largo de las 15 pistas, el músico construye una narrativa conceptual en torno a la metáfora de "las tres campanas", representando presumiblemente el nacimiento, matrimonio y muerte de una persona. Las letras crípticas y autorreferenciales refuerzan esta lectura, funcionando como un ejercicio de introspección sobre su propia trayectoria vital y artística.
En la instrumentación resalta la importancia de las guitarras acústicas, mucho más presentes que en lanzamientos previos, así como una variedad enorme de texturas, desde arreglos de cuerdas y vientos hasta sintetizadores. Esto se traduce en una diversidad estilística sin precedentes, que va del folk al jazz, del funk al metal, de la psicodelia al krautrock.
Canciones como 'Eggman' y 'Repetition' representan la faceta más experimental e incluso caótica de Segall, mientras joyas como 'Denée' y 'To You' incorporan evocadores elementos cinematográficos. El álbum cierra con 'What Can We Do', un dueto junto a su esposa Denée donde reflexiona con humor sobre la futilidad de las respuestas universales.
Nos encontramos ante una obra magnánima, intrigante y algo desigual, que captura el espíritu más progresivo y ambicioso del prolífico rockero hasta la fecha. Si bien algunos pasajes rozan cierto avant-gardismo gratuito, el conjunto logra transmitir un aura onírica muy absorbente. Con un notable trabajo de producción y mezcla, Three Bells ratifica la capacidad camaleónica de Segall para sortear géneros sin perder su singular voz.
A pesar de todo ello el álbum adolece de una falta de cohesión y economía en algunos tramos. Al abarcar tantos estilos de forma tan vertiginosa, algunas transiciones entre canciones suenan un tanto forzadas en lugar de fluir con naturalidad. Quizás un enfoque ligeramente más contenido y conciso para potenciar el impacto del material más inspirado de la grabación hubiese jugado mucho más a su favor.


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