Desde la separación de The Smiths en 1987, Johnny Marr ha ido dando tumbos de un grupo a otro sin llegar a consolidarse en una sola formación. Ha tocado con The The, Modest Mouse, The Cribs o Talking Heads, escrito canciones junto a Bernard Sumner bajo el nombre de Electronic; pero nunca había hecho un disco en solitario. O eso nos quiere hacer creer. En el año 2000, Marr formó un grupo llamado Johnny Marr & The Healers, que lanzó Boomslang justo hace diez años. Sin embargo, no es de extrañar que quiera hacer borrón y cuenta nueva: Boomslang era un disco muy pobre, más parecido a una cara B mala de Oasis que a todo el material anterior de Marr.
Tras salir de The Cribs en 2011, Marr estuvo trabajando en solitario durante dos años, y este es el resultado. Un disco francamente inglés que hubiese estado en la parte más alta de las listas de venta en Inglaterra de haber salido en los 90. The Messenger no trata de engañar a nadie, es todo lo que se podía esperar de un disco de pop británico: grandes riffs y licks de guitarra acompañados de estribillos pegadizos. ¿Para qué más?
En 'The Right Thing Right', Marr demuestra que todos estos años tocando en otros grupos no han sido en vano, tomando prestado el estilo agresivo de su excolega Ryan Jarman. El álbum está repleto de partes de guitarra que solo se le ocurrirían a él, véase 'I Want The Heartbeat' o el principio de 'European Me', auténtica gloria para los fanáticos del mítico guitarrista mancuniano.
Podría parecer que el mayor problema del disco es el poco talento de Marr como cantante, sin embargo, se defiende bien a lo largo de las 12 canciones que conforman The Messenger, sin grandes alardes, pero consigue un aprobado raspado. Para hablar del verdadero problema, debemos remontarnos 3o años atrás: cuando The Smiths fueron formados, allá por 1982, el guitarrista admitió que necesitaba a Morrissey ya que tenía muchos problemas escribiendo letras. Gracias a este LP nos vemos obligados a creerle. Marr se mueve entre críticas sociales innecesarias y ridículas y el relleno lírico. Afortunadamente, las melodías son tan buenas que es fácil ignorar tan insulsas reflexiones.
A medida que avanza, el disco sigue la misma línea de pop inglés guitarrero y coreable, mezclando grandes aciertos —'Upstarts', 'Generate! Generate!'— con otros temas no tan memorables, como pueden ser Sun & Moon o Say Demesne, tirando esta última más a New Order que a lo visto en el resto del álbum. En las tres últimas canciones tenemos justo lo que se espera de un disco de Johnny Marr, grandes partes de guitarra —el punteo de Word Starts Attack o la progresión de acordes de New Town Velocity— y estribillos pegadizos.
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