Tras una prolífica producción reciente, el aclamado cantautor estadounidense Sufjan Stevens regresa en Javelin a la esencia folk intimista que caracterizó obras seminales suyas como Seven Swans y Illinois. Grabado en soledad, este primer álbum netamente singer-songwriter suyo en ocho años destila una delicada melancolía desde el hondo suspiro con que se abre 'Goodbye Evergreen', brillante canción sobre la naturaleza efímera del amor, con dramáticos quiebres entre piano minimalista y caóticos arreglos industriales.

Cortes como 'A Running Start' y 'My Red Little Fox' evocan la conmovedora simplicidad sonora de Carrie & Lowell, mientras joyas vocales como 'Will Anybody Ever Love Me?' elevan el folk de cámara a gloriosas cimas sinfónicas con cuerdas y coros. La inventiva melódica de Stevens luce en piezas memorables como 'Everything That Rises', donde su vocación espiritual se entrelaza con sutiles texturas electrónicas. En contraste, canciones desgarradoras como 'So You Are Tired' desnudan con crudeza lírica el dolor de un amor marchitándose, con versos como "I was the man still in love with you, when I already knew it was done".

Pero el momento álgido es 'Shit Talk', monumental pieza de ocho minutos cuyo irreverente título contrasta con la creciente belleza de sus guitarras, metales y conmovedora letanía coral de "I don't wanna fight at all", "Hold me closely, hold me tightly, lest I fall" y "I will always love you".

Y es que bajo la superficie onírica late un trasfondo biográfico que otorga especial pesar al álbum: la reciente confesión de Stevens sobre la muerte de su pareja, Evans Richardson, a quien dedica Javelin. Sus letras eluden la confesión explícita, pero rezuman desolación, aceptación agridulce y anhelos de duelo por el amor de su vida, al que no pudo profesar públicamente su devoción.

Javelin entreteje los hilos de la carrera de Stevens, equilibrando la desnuda confesión susurrada con elaborados arreglos catárticos. 'Will Anybody Ever Love Me?' se erige como una de sus composiciones más desgarradoras, con su anhelante estribillo coral elevando la sencilla guitarra acústica a gloriosos clímax sinfónicos.

Cada tema comienza en un punto similar de voz y guitarra o piano solitarios, para luego evolucionar sutilmente en ricas texturas con electrónica, cuerdas y percusión. Estos viajes sonoros reflejan el torrente emocional de Stevens, desde la inocente añoranza de 'A Running Start' hasta la desesperanza desgarradora de 'So You Are Tired'.

Tras adentrarnos en su mundo de penas y redencciones, Stevens finalmente halla esperanza en su versión de 'There's a World' de Neil Young, cuya dulzura supera al original y simboliza la luz tras la oscuridad. Javelin es la obra maestra de un artista en la cima de su arte, que eleva el tributo a un amor callado hasta una apoteosis coral. Logra sintetizar influencias y explorar tensiones relacionales con la sencillez de melodías eternas y la gravedad de una despedida apocalíptica. Pocos discos conmueven tanto este año como el regreso de Stevens a su esencia folk con total maestría e intimidad desgarradora.