Tras varios años de sequía creativa, Marika Hackman vuelve con fuerza con Big Sigh, un álbum profundo y reflexivo que marca un punto de inflexión en la carrera de esta talentosa cantautora británica.

Grabado en solitario durante la pandemia, Big Sigh es una montaña rusa emocional, un viaje introspectivo por los rincones más oscuros del alma de Hackman. Sus letras abstractas y crudas transmiten melancolía, ansiedad y desamor, mientras que los arreglos orquestales y los sintetizadores distorsionados añaden capas de textura e intensidad dramática.

El disco comienza con 'The Ground', un tema instrumental inquietante que prepara el terreno para lo que está por venir. 'No Caffeine' marca un contrapunto con su guitarra áspera y su estribillo pegajoso, una oda al agobio de intentar controlar un ataque de ansiedad. Es uno de varios temas dance-pop que recuerdan el sonido de 'Any Human Friend', aunque impregnado de una nueva urgencia.

La Marika más visceral y poética emerge en canciones como 'Blood', un retrato de una relación tóxica y masoquista, o 'Hanging', que habla de liberarse de una pareja opresiva. Destaca el uso de metáforas corporales para ilustrar el dolor emocional. Musicalmente transitan del folk intimista a estallidos estridentes, mostrando la dualidad entre fragilidad y fuerza interior.

Otros puntos álgidos del álbum son la pista titular, con su rock grandilocuente que evoca la lucha creativa de Hackman, o 'Vitamins', que recombina sintetizadores oníricos con letras sobre la falta de autoestima. 'Slime' y 'No Caffeine' representan la faceta más pop, mientras que cortes como 'The Lonely House' exploran una belleza clásica al piano.

Quizás no sea su obra más consistente, pero contiene algunas de sus mejores canciones hasta la fecha. Big Sigh permite entrever el talento inmenso de Hackman y augura una nueva etapa creativa mucho más ambiciosa. Es una catarsis, un renacer desde las cenizas que deja tras de sí un rastro de desolación pero también de esperanza.

Tras superar el bloqueo y las dudas, Marika Hackman vuelve a confiar en su musa y compone con honestidad cruda una colección de canciones que conectan gracias a su versatilidad estilística y su lírica punzante. Big Sigh es un viaje introspectivo, una montaña rusa de emociones que mezcla momentos de belleza inesperada y golpes al corazón.

Con Big Sigh Hackman demuestra la versatilidad de su escritura y de su paleta sonora, combinando sutileza y crudeza tanto en la instrumentación como en las letras. Sus referencias abarcan desde el post-punk hasta el dream pop o el rock sinfónico. Pero, sobre todo, este álbum destila autenticidad, la búsqueda sincera de una artista por encontrar su voz en medio de la adversidad.