El sonido de adults siempre ha parecido una conversación entre amistades que, sin pretenderlo, están intentando entender cómo seguir viviendo en medio del ruido. En ‘the seeds we sow are sprouting buds nonetheless’ lo hacen con la serenidad de quien ha aprendido a no fiarse del orden establecido. Ya no se trata solo de tocar canciones rápidas, sino de escribir sobre lo que ocurre mientras el mundo insiste en avanzar sin mirar atrás. Lo grabaron durante tres meses junto a Rich Mandell, aprovechando cualquier rincón posible para mantener el impulso creativo. Allí moldearon un conjunto de piezas que hablan de crecer, de perder y de seguir cuidando incluso cuando todo alrededor parece marchitarse. No compusieron un manifiesto ni una confesión, sino un mapa hecho de gestos cotidianos, de esas rutinas que se sostienen gracias a la confianza mutua.
El arranque con ‘dead red’ deja claro el tono. La voz confiesa “all those seeds u sowed are sprouting out elsewhere” y de inmediato transforma la frustración en movimiento. Esa frase actúa como el eje de todo el álbum: la idea de que los vínculos no se destruyen, sino que mutan y vuelven a crecer en otro sitio. La canción parece construida sobre un pulso interno que no busca heroicidad, sino comprensión. En lugar de exponer una gran catarsis, la banda plantea algo más honesto: aceptar que seguir adelante también significa reconocer lo que duele. La tensión entre el cansancio y el deseo de recomenzar se percibe en cada compás, como si los instrumentos respiraran al mismo tiempo que las voces.
En ‘flag’ se retrata una ciudad que se devora a sí misma. Los edificios sustituyen a las personas, los alquileres suben sin freno y los recuerdos se vuelven un lujo. “Rise the rents, foundations drown” es una imagen exacta de ese hundimiento colectivo. Aquí los músicos no predican, simplemente describen lo que observan desde el mismo suelo que pisan. Las dos voces que se enfrentan dentro del tema no representan posiciones contrarias, sino la contradicción interna de quien siente rabia y afecto al mismo tiempo por el lugar en el que vive. Lo político se cuela en los detalles: en la casa que se pierde, en el vecino que se marcha, en la amistad que sobrevive al desaliento.
Las canciones siguientes continúan tejiendo ese hilo entre lo íntimo y lo social. ‘crying’ se detiene en las pequeñas fracturas de una relación. “We were trying to talk it through” se repite como una exhalación, mostrando el esfuerzo inútil por entender al otro mientras las palabras se evaporan. No es un lamento, sino una descripción precisa de cómo la comunicación se desgasta incluso entre quienes se quieren. En ‘northern lights’ la distancia se vuelve protagonista. “We keep missing the northern lights” resume el deseo de alcanzar algo que siempre se escapa. Lo que podría sonar a melancolía acaba convirtiéndose en una constatación sencilla: a veces las cosas más bellas permanecen fuera de nuestro alcance y eso también forma parte del aprendizaje.
A mitad del disco, el grupo aborda temas más corporales y directos. ‘detrimental’, ‘chest pains’ y ‘nine lives’ se aproximan al agotamiento desde distintos ángulos. En la primera, la rutina laboral y la ansiedad aparecen como una misma fuerza que exprime la voluntad. En la segunda, el cuerpo se convierte en una alarma que no puede ignorarse: el “funny feeling in my chest” es tanto síntoma como metáfora de un malestar compartido. ‘nine lives’ expone la complejidad de la amistad, con sus secretos y sus heridas, mientras la frase “the nine lives of our friendship” insiste en la resistencia como acto de cariño. Aquí el humor y la tristeza conviven sin jerarquías, como si reírse de uno mismo fuese la única manera de seguir cerca de los demás.
‘going round the houses’ gira en torno al peso del pasado. Las disculpas tardías y los recuerdos que se reabren muestran cómo la culpa se arrastra durante años sin encontrar descanso. La estructura circular de la canción refuerza esa idea: todo vuelve, pero de forma diferente. En ‘jetwash’ la banda habla del desarraigo con una frialdad casi documental, describiendo el momento en que un hogar se vacía de significado. “I wont call that a home again” resume la sensación de ruptura. Y ‘pest chains’ continúa esa reflexión desde un tono más sarcástico, señalando cómo cada persona construye su propia jaula mientras intenta liberarse de ella.
En la parte final del álbum se aprecia un giro hacia la reconciliación. ‘wrestle me out’ muestra el valor del apoyo mutuo frente al miedo a desaparecer. “Wrestle me out of myself before I disappear” condensa esa búsqueda de sostén en medio del caos. Las voces suenan más cercanas, casi como un diálogo entre quienes se rescatan mutuamente. ‘patterns’ amplía esa idea al transformar el duelo en aceptación. “I swear I heard them shouting round the corner, but u told me it’s just patterns formed” refleja cómo la pérdida se integra en la rutina hasta volverse parte de ella. La última pieza, ‘all set’, deja una despedida serena: “I’m not fine, but I’m all set”. No hay derrota, solo una constatación de lo que se mantiene en pie.
La estructura completa de ‘the seeds we sow are sprouting buds nonetheless’ funciona como una conversación entre iguales. Las guitarras se cruzan con naturalidad, los coros parecen respuestas improvisadas y la batería sostiene un ritmo que empuja sin imponerse. Lo más interesante es cómo el grupo combina lo colectivo con lo emocional sin caer en discursos grandilocuentes. En sus letras se percibe una mirada política que parte de lo doméstico, de los gestos cotidianos que sostienen la esperanza. Su manera de escribir rehúye el dramatismo y apuesta por una sinceridad que se siente compartida. No buscan héroes ni mártires, solo retratar la vida de quienes siguen encontrando motivos para reunirse y hacer ruido juntos.
‘the seeds we sow are sprouting buds nonetheless’ propone un retrato claro y honesto del presente. Las canciones hablan de amistad, cansancio, pérdida y persistencia sin dramatizar ni embellecer. Cada una de ellas muestra que el afecto puede ser una forma de resistencia y que, aunque el entorno cambie o se desmorone, todavía quedan espacios donde cuidarse tiene sentido. El grupo logra plasmar la vida sin adornos: la confusión, la risa, la rutina, la ternura, la política que se cuela en la conversación diaria. No inventan nada nuevo, pero lo cuentan con la precisión de quien observa de cerca lo que nos mantiene vivos.
Conclusión
adults firman un trabajo sobre cómo se sostiene la amistad y el cariño en medio del caos cotidiano, mezclando guitarras ásperas, voces sinceras y letras que retratan la vida real sin adornos.

