El campus universitario de Salamanca se convierte en escenario central de ‘Zoomers’, proyecto televisivo escrito por Federico Mayorca junto a Guillermo Bandrés, Luis Gamboa, Zebina Guerra y Andrea Torrano, con dirección de Óscar Pedraza, cineasta que ya había dejado huella en series como ‘Patria’ o ‘Sky Rojo’. La ficción se presenta con un formato breve, seis capítulos de media hora, y se integra en el catálogo de Prime Video como una mirada concreta a la llamada Generación Z, hijos de un tiempo atravesado por crisis climáticas, sanitarias y sociales que condicionan su modo de vivir y relacionarse.
La narración se organiza en torno a Javi, un joven de 18 años recién llegado a la Universidad tras un episodio personal que altera su percepción del mundo. El guion lo sitúa en un Colegio Mayor, espacio clave para el desarrollo de amistades, tensiones y descubrimientos. Alrededor de él aparecen personajes diversos que completan un retrato colectivo: desde estudiantes centrados en su rendimiento académico hasta otros volcados en proyectos personales o en la búsqueda de un lugar en entornos digitales. La serie se ocupa de mostrar cómo estos vínculos juveniles se construyen entre fiestas, primeras relaciones, discusiones y la convivencia diaria, todo atravesado por un trasfondo de incertidumbre generacional.
El planteamiento evita caricaturas fáciles. El humor se usa como herramienta para subrayar contradicciones y exponer realidades sin cargar la trama de excesos. En este sentido, ‘Zoomers’ se distancia de otros productos juveniles televisivos recientes que optan por la exageración. La propuesta se decanta por un equilibrio entre comedia ácida y drama ligero, con un protagonista que esconde bajo una fachada desenfadada un duelo no resuelto. Esa mezcla otorga al relato un aire cercano, reconocible para cualquier espectador que se haya enfrentado a un proceso de adaptación en un nuevo entorno.
Los secundarios aportan variedad tonal: Martina encarna la presión por destacar académicamente como vía de independencia, Lorena combina ambición económica con un temperamento imprevisible, y Joao introduce un perfil más libre y excéntrico. Estos contrastes convierten la historia en una pieza coral que no se limita a seguir al protagonista, sino que amplía la mirada hacia un conjunto de jóvenes que representan facetas muy distintas de una misma generación.
Uno de los aspectos más relevantes de la serie es su forma de integrar el contexto histórico inmediato. La pandemia, la crisis climática y la precariedad laboral aparecen como telón de fondo de las conversaciones y situaciones, sin monopolizar la trama pero con un peso constante. La ficción apunta así a la idea de que los universitarios actuales crecen en un entorno atravesado por inestabilidad, lo cual condiciona su manera de proyectar el futuro.
La dirección de Pedraza imprime ritmo ágil, con montaje rápido y escenas cortas que mantienen la atención. Este enfoque conecta con los hábitos de consumo audiovisual de un público acostumbrado a narraciones inmediatas. Salamanca, por su parte, se muestra como un personaje más: sus calles, sus plazas y el ambiente de los colegios mayores refuerzan la autenticidad del relato y aportan identidad propia a la serie.
El reparto contribuye al tono fresco del proyecto. Biel Rossell encarna a Javi con una mezcla de carisma y vulnerabilidad; Azul Guaita y Berta Castañé sostienen parte de la trama con roles que oscilan entre ambición, ironía y ternura; mientras que Cosmo González y Adrián Luque completan el grupo de amigos. Entre los adultos destaca la presencia de Héctor de Miguel, Quequé, cuya figura introduce un contrapunto humorístico que aligera determinadas escenas.
A nivel narrativo, la serie evita giros dramáticos exagerados y opta por conflictos cotidianos que se desarrollan con naturalidad. El guion se esfuerza en plasmar dinámicas de amistad, rivalidad y convivencia con un tono realista, alejándose de la grandilocuencia. Esa decisión puede percibirse como una fortaleza para quienes busquen reconocimiento en lo que ven en pantalla, aunque también limita el alcance del drama y lo mantiene en un nivel ligero.
Más allá de sus aciertos y limitaciones, ‘Zoomers’ se sitúa como una propuesta que pretende retratar sin paternalismo a quienes han crecido en un entorno digitalizado y condicionado por crisis sucesivas. La serie se construye con un pie en la comedia universitaria y otro en el drama generacional, logrando un equilibrio que evita excesos y se mantiene en un tono accesible. Prime Video apuesta con este título por conectar con un público juvenil pero también por ofrecer a espectadores adultos una ventana hacia los códigos y preocupaciones de sus hijos y hermanos menores.