‘Querer’, la nueva miniserie de Alauda Ruiz de Azúa, plantea un retrato tan implacable como necesario de los abusos sexuales en el seno del matrimonio. Con una mirada sobria y contenida, Ruiz de Azúa revela cómo una relación de poder construida a lo largo de décadas puede desencadenar una violencia que no es evidente para los observadores externos, pero que destruye a quienes la viven. Desde el primer minuto, la serie no deja espacio para la evasión: nos sumerge en el punto de vista de Miren, una mujer que, tras 30 años de matrimonio, se atreve a denunciar a su esposo por violación continuada. Esta historia no trata solo de agresión física, sino de cómo la violencia emocional se infiltra en las capas más profundas de la vida íntima.
Nagore Aranburu, en el papel de Miren, sostiene la trama con una actuación minimalista pero impactante, transmitiendo a través de gestos y miradas el desgaste emocional de alguien que ha soportado años de abuso. Su personaje representa la lucha silenciosa de muchas mujeres que, ante una sociedad que no siempre las entiende ni apoya, deciden romper con una vida de sumisión. Por otro lado, Pedro Casablanc interpreta a Íñigo, un marido que no encarna el estereotipo del agresor, sino que se presenta como un hombre aparentemente normal, lo que hace que su comportamiento sea aún más perturbador. Casablanc, con una interpretación sobria, nos enfrenta a la realidad de que el abuso no siempre viene de la mano de un monstruo evidente, sino de personas comunes que no reconocen el daño que causan.
La serie no se enfoca en mostrar la violencia de manera explícita; de hecho, Alauda Ruiz de Azúa toma la decisión consciente de no recrear ninguna escena de agresión física. Todo ocurre en el fuera de campo, lo cual potencia el impacto emocional y obliga al espectador a llenar los vacíos con sus propias reflexiones. El verdadero peso de ‘Querer’ recae en lo que no se muestra: en los silencios, en las pausas incómodas, en la tensión que se respira en cada escena. Este recurso narrativo logra una sensación de desasosiego que se alinea perfectamente con el mensaje de la serie: la violencia íntima a menudo no deja huellas visibles.
Desde una perspectiva temática, ‘Querer’ pone el foco en una cuestión central: el consentimiento en las relaciones a largo plazo. Ruiz de Azúa plantea una discusión en torno a cómo el poder se distribuye dentro del matrimonio y cómo esa dinámica puede volverse tóxica, incluso cuando el amor y el deseo existieron en algún momento. La serie nos obliga a confrontar una realidad incómoda: las violencias más profundas son aquellas que se perpetran bajo la fachada de lo cotidiano, de lo que se supone "normal". En este sentido, no se trata solo de un drama familiar, sino de una reflexión sobre la incapacidad de la sociedad para entender y juzgar los abusos que ocurren en el ámbito privado.
El reparto complementario, encabezado por Miguel Bernardeau e Iván Pellicer en el papel de los hijos de la pareja, añade una capa adicional de complejidad. Los personajes de Aitor y Jon representan dos generaciones de hombres enfrentados a una misma realidad familiar: por un lado, el machismo heredado, y por otro, la búsqueda de una identidad libre de esos patrones. Este conflicto entre lo tradicional y lo nuevo da lugar a una narrativa en la que los personajes deben redefinir sus relaciones con el poder y el género.
En cuanto a la puesta en escena, la serie adopta un tono visual austero y despojado, lo que amplifica la sensación de claustrofobia en las escenas familiares. Cada encuadre parece medir al milímetro la distancia entre los personajes, destacando la desconexión emocional que existe entre ellos. La dirección de Ruiz de Azúa utiliza la cámara de forma casi quirúrgica, registrando cada interacción con una frialdad que contrasta con la intensidad emocional que experimentan los personajes. Esto, unido a la utilización de los espacios domésticos como lugares de opresión, refuerza el mensaje de la serie: lo personal es, en muchos casos, profundamente político.
Lo más fascinante de ‘Querer’ es su capacidad para generar empatía sin recurrir a la manipulación emocional. En lugar de presentar a los personajes como víctimas o villanos absolutos, la serie los muestra como seres humanos complejos, con motivaciones y defectos. Este enfoque evita caer en la simplificación de la narrativa del bien contra el mal, mostrando que en situaciones de abuso, las líneas morales pueden ser difusas. Sin embargo, Ruiz de Azúa no busca generar ambigüedades en torno a la culpa: la violencia de género está claramente definida como un problema estructural que debe ser abordado con urgencia.
Otro aspecto destacable es cómo la serie aborda el papel de la justicia en estos casos. Los episodios muestran el proceso judicial que sigue a la denuncia de Miren, enfatizando la revictimización que sufren las mujeres que se atreven a alzar la voz. La burocracia y los prejuicios de la sociedad se presentan como barreras que impiden que las víctimas reciban el apoyo necesario, reflejando un sistema que aún no está preparado para lidiar con este tipo de abusos. Esto añade una capa de desesperanza que contrasta con los intentos de Miren de recuperar el control de su vida.
‘Querer’ es una serie que destaca por su valentía para tratar un tema tan delicado como la violencia sexual dentro del matrimonio. A través de una narración sobria y contenida, Alauda Ruiz de Azúa crea un relato poderoso que no busca respuestas fáciles ni redenciones espectaculares, sino que refleja las complejidades de la vida real. La serie es un recordatorio de que el amor, en su forma más oscura, puede ser un arma devastadora.