Cine y series

Más que rivales

Jacob Tierney

2025



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El rugido del hielo y el eco de las gradas sirven de punto de partida para ‘Más que rivales’, una serie que se adentra en el mundo del hockey con la misma frialdad que domina sus estadios. Bajo la mirada de Jacob Tierney, la historia se centra en dos jóvenes jugadores destinados a enfrentarse dentro y fuera del deporte, atrapados por la presión de la fama y por una atracción que se convierte en una fuerza imposible de contener. Desde el primer capítulo, la serie transmite la sensación de un choque constante entre la ambición y el deseo, entre el deber profesional y la necesidad de sentirse libre. Estrenada originalmente por HBO Max y basada en la novela de Rachel Reid, la ficción llegará a Movistar+ el próximo 5 de febrero, en una apuesta que combina el rigor competitivo del hockey con una relación que crece entre miradas controladas, encuentros fugaces y silencios llenos de tensión. Tierney evita el dramatismo artificial y se concentra en el pulso de los personajes, filmando cada escena con una precisión que refleja la fragilidad de dos hombres enfrentados a un entorno que les exige mantener las apariencias.

A lo largo de los episodios, el relato avanza mediante saltos de tiempo que recorren varios años de competición y encuentros secretos. Esa estructura, lejos de entorpecer el ritmo, refuerza la idea de que los protagonistas viven sometidos a una rutina marcada por los calendarios deportivos y las reglas del espectáculo. Cada partido, cada rueda de prensa o entrenamiento se convierte en una excusa para esconder lo que realmente sienten. Shane Hollander, capitán disciplinado del equipo canadiense, vive bajo el control de una madre empeñada en convertir su carrera en negocio. Ilya Rozanov, estrella rusa de carácter reservado, arrastra la carga de un país que exige patriotismo y éxito. Entre ellos se forma una relación que atraviesa los límites del deporte, con una mezcla de atracción, desconfianza y admiración que transforma la rivalidad en una alianza secreta. La puesta en escena, basada en planos cerrados y luces frías, mantiene la tensión constante entre lo público y lo privado, entre el brillo del hielo y la oscuridad de los hoteles donde se encuentran.

Tierney utiliza el erotismo como herramienta narrativa, no como adorno. Las escenas íntimas se presentan con naturalidad, sin buscar impacto gratuito, y muestran cómo el contacto físico se convierte en el único espacio de sinceridad para los protagonistas. La cámara se mueve con discreción, observando sin intrusión, permitiendo que el deseo aparezca como una forma de comunicación entre quienes no pueden expresarse en público. Las secuencias, lejos de ser decorativas, funcionan como parte del desarrollo psicológico de los personajes y revelan su vulnerabilidad frente a un entorno dominado por la competencia. Este tratamiento recuerda al de cineastas como Andrew Haigh, que también ha explorado la intimidad masculina desde la observación más directa, sin sentimentalismos ni artificios. En ‘Más que rivales’, el deseo se traduce en control, en una lucha por mantener el equilibrio entre el impulso y la prudencia.

El contexto social y político que rodea la historia refuerza su lectura más amplia. El hockey se convierte en una metáfora de los sistemas que condicionan la identidad y el comportamiento de quienes viven expuestos al público. Las cámaras, los patrocinadores y las instituciones deportivas funcionan como herramientas de vigilancia, imponiendo una moral que define qué se puede mostrar y qué debe permanecer oculto. La madre de Shane encarna la presión mediática y el interés económico que transforma al deportista en un producto, mientras la familia de Ilya representa la dependencia de un sistema nacional que premia la obediencia. Entre ambos surge un vínculo que desafía las normas establecidas y revela el poder del deseo frente a la disciplina. Tierney expone esas tensiones sin discursos, dejando que el conflicto se construya a través de acciones concretas: una mirada esquiva en una conferencia, una conversación interrumpida en un vestuario, un abrazo rápido antes de volver al hielo.

El trabajo de fotografía y montaje contribuye a mantener el tono sobrio y analítico de la serie. Las escenas sobre el hielo, filmadas con una luz azulada y una cámara inestable, contrastan con los interiores cálidos donde los protagonistas se enfrentan a sí mismos. El montaje alterna momentos de intensidad deportiva con pausas silenciosas que subrayan el aislamiento de los personajes. Los secundarios, desde los padres hasta los entrenadores, actúan como extensiones del sistema que los controla, reforzando la idea de que la carrera profesional se sostiene sobre la renuncia a la libertad personal. El guion evita las frases grandilocuentes y se apoya en los hechos: un triunfo deportivo se percibe como castigo, un trofeo se convierte en recordatorio de lo que se ha perdido. Esa construcción da coherencia a una narrativa que avanza sin necesidad de explicaciones forzadas y que se apoya en la observación constante del entorno.

A medida que la serie avanza, Shane e Ilya evolucionan desde la rivalidad juvenil hasta una relación marcada por la madurez y la conciencia del riesgo. Los primeros encuentros están dominados por la pasión y el deseo de superarse mutuamente; los siguientes revelan un intento de mantener la estabilidad dentro de un entorno que nunca deja espacio para el descanso. El desarrollo de ambos personajes se articula en torno a la búsqueda de identidad dentro de un sistema que castiga la diferencia. La ambición, la presión mediática y la exigencia del rendimiento se convierten en barreras que transforman su relación en un acto de resistencia. Cada decisión que toman tiene consecuencias profesionales y personales, y esa dualidad da sentido al conflicto central: la dificultad de conciliar la carrera con la vida privada.

La dirección de Jacob Tierney mantiene un equilibrio entre el retrato deportivo y el análisis moral. ‘Más que rivales’ se construye como una reflexión sobre la masculinidad y el control social, sobre cómo la exposición pública condiciona la manera de amar y de relacionarse. La serie retrata el esfuerzo de dos hombres por mantener su dignidad dentro de un mundo que convierte cualquier signo de vulnerabilidad en amenaza. Las escenas de vestuario, los entrenamientos y los encuentros fuera de cámara se integran en una estructura coherente que muestra cómo el deseo y la disciplina pueden convivir dentro de un mismo marco narrativo. El resultado es una obra sólida, precisa y consciente de su contexto, que logra conectar la tensión del deporte con los dilemas personales de sus protagonistas.

‘Más que rivales’ se distingue por su forma de observar el deseo sin idealizarlo y por su capacidad para tratar temas complejos desde una perspectiva directa. Movistar+ presentará una serie que combina la intensidad del drama con la sobriedad del análisis social. La historia de Shane e Ilya no busca conmover, sino exponer con claridad los mecanismos que gobiernan la vida de quienes viven bajo la presión de la mirada ajena. Jacob Tierney demuestra una dirección contenida y exacta, capaz de convertir un relato sobre el hockey en una exploración sobre la identidad, la ambición y el poder de las apariencias. El resultado es una obra que utiliza el silencio como forma de expresión y que logra mantener la atención a través de una tensión constante entre lo que se desea y lo que se permite mostrar.

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