Cine y series

Will y Harper

Josh Greenbaum

2024



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‘Will y Harper’, dirigida por Josh Greenbaum, es una travesía que explora las dinámicas de amistad y transformación en un escenario que mezcla el paisaje estadounidense con los desafíos personales. Este filme se adentra en el viaje de dos viejos amigos, el actor Will Ferrell y la guionista Harper Steele, mientras recorren el país en un road trip que sirve de marco para conversaciones profundas sobre la identidad, el género y la aceptación. Lo que aparenta ser un simple trayecto se convierte en un reflejo de las tensiones sociales actuales, especialmente en lo que respecta a la comunidad transgénero en Estados Unidos, poniendo de relieve el temor y la esperanza que coexisten en el proceso de transición.

La obra cinematográfica se estructura en torno a la transición de Harper, quien años después de compartir escenario con Ferrell en "Saturday Night Live" decide reencontrarse con sus lugares predilectos. El filme no se limita a mostrar las risas compartidas, sino que desmenuza los retos que enfrenta una persona trans en espacios que antaño fueron cómodos, pero que ahora están teñidos de incertidumbre. A través de estos momentos, Greenbaum logra pintar un retrato íntimo y sincero sobre la amistad, mientras se aborda el delicado equilibrio entre la seguridad y el derecho a existir plenamente.

El núcleo de ‘Will y Harper’ reside en la relación de los protagonistas, donde la amistad de décadas sirve de ancla en un contexto de cambio y transformación. Harper, quien anteriormente vivía como hombre, ha comenzado una nueva etapa de su vida como mujer trans. En ese viaje por carreteras y bares de carretera, el documental revela cómo los lugares que antes recibían con los brazos abiertos a Harper, ahora la confrontan con miradas de duda o rechazo.

El guion no trata de idealizar ni demonizar los lugares que visitan. En vez de ello, la obra nos lleva a una reflexión pausada sobre la naturaleza humana y la capacidad de las personas para aceptar el cambio, tanto en uno mismo como en los demás. La pregunta de fondo que plantea Harper en el filme —"¿Aún me aceptarán como lo hicieron antes?"— es una interrogante que resuena en cada parada que hacen, y se extiende al debate actual sobre los derechos y la visibilidad de las personas trans.

A pesar de que el documental presenta momentos de profundo malestar, como el incómodo episodio en un restaurante texano, también ofrece destellos de esperanza. Uno de los logros más destacados del filme es su capacidad para mostrar cómo, incluso en lugares donde prevalece una atmósfera conservadora, pueden surgir instantes de conexión genuina. La habilidad de Greenbaum para capturar estos momentos de vulnerabilidad y fortaleza es uno de los aspectos más conmovedores del documental.

La figura de Will Ferrell en ‘Will y Harper’ resulta clave no solo por su rol de compañero de viaje, sino porque su presencia añade una capa de protección y visibilidad que Harper no tendría de otro modo. Ferrell, conocido por sus papeles cómicos, adopta aquí un papel mucho más sobrio y empático, siendo una especie de escudo protector para su amiga. Sin embargo, el documental también pone en evidencia cómo este afán protector de Ferrell a veces eclipsa el protagonismo de Harper, un detalle que no pasa desapercibido y que genera momentos de tensión emocional.

La dinámica entre ambos personajes es rica en matices, y aunque Ferrell ocasionalmente interrumpe las reflexiones de Harper con su propia emotividad, el documental logra encontrar un equilibrio entre los momentos de humor y los de dolor personal. Un ejemplo de ello es la escena en la que Ferrell se disfraza absurdamente para animar a Harper en un entorno hostil, un gesto que provoca tanto risa como incomodidad, mostrando la complejidad de su rol de "guardián" en situaciones cargadas de tensión social.

El viaje de los protagonistas a través de América no es solo físico, sino también simbólico. El cruce por paisajes icónicos del país, desde ciudades vibrantes hasta zonas más rurales y conservadoras, ofrece una visión panorámica de las divisiones sociales y políticas que marcan el territorio. Estos contrastes son claves para entender el contexto en el que Harper y muchas personas trans deben vivir, en un país donde el progreso en la aceptación de la diversidad coexiste con el retroceso en derechos civiles.

La elección de Greenbaum de incluir estas locaciones añade profundidad al relato, haciendo que el paisaje se convierta en un personaje más del filme, uno que observa y juzga, pero que también puede sorprender con actos de bondad inesperada. Al final, la película muestra que, a pesar de los obstáculos, hay espacios donde la humanidad y la comprensión pueden florecer, incluso en los lugares menos esperados.

‘Will y Harper’ es una obra que aborda la amistad y la identidad con una honestidad conmovedora. Sin caer en sentimentalismos fáciles, Greenbaum nos ofrece un retrato multifacético de dos personas que, a su manera, están navegando por un mundo en constante cambio. A través de este viaje, el director nos invita a reflexionar sobre lo que significa ser amigo, ser aliado, y sobre los desafíos que implica ser fiel a uno mismo en un entorno que a menudo puede ser hostil.

El filme no pretende ofrecer respuestas fáciles, ni convertirse en un manifiesto sobre la aceptación de las personas trans. En cambio, presenta una historia personal que, aunque específica, tiene resonancias universales. A lo largo de su metraje, ‘Will y Harper’ consigue captar la complejidad de las relaciones humanas, la fragilidad de la aceptación y la fuerza que reside en la auténtica amistad.

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