La última cinta de Emilio Martínez-Lázaro, 'Un Hipster En La España Vacía', intenta abordar con humor la brecha existente entre el mundo urbano y el rural en la España actual. Sin embargo, a pesar de contar con algunos aciertos puntuales, la película se queda atrapada en lugares comunes y falla en su intento de ofrecer una visión fresca y original sobre este tema.
Basada en la novela homónima de Daniel Gascón, el filme presenta a Quique (Lalo Tenorio), un joven político progresista obsesionado con implementar políticas ecologistas, feministas e inclusivas acordes con su visión "vanguardista". Convencido de la superioridad moral de sus ideales, es enviado a un remoto pueblo de Teruel con la misión de "modernizarlo".
Lo que debería ser una oportunidad para explorar de manera inteligente el contraste entre cosmovisiones aparece reducido a una caricatura simplista. Quique encarna al urbanita pretencioso que menosprecia de forma condescendiente todo lo rural, tildándolo despectivamente de "paleto". Por su parte, los pueblerinos son retratados como anclados en la ignorancia y reacios a cualquier cambio que amenace sus seculares tradiciones.
La premisa resulta prometedora en un inicio, pero pronto queda claro que el guion de Daniel Castro no logra aprovecharla. En lugar de un análisis profundo y matizado, nos encontramos con un amasijo de chistes facilones y situaciones forzadas que rozan lo grotesco.
Uno de los mayores desaciertos es la caracterización del protagonista y su propuesta política, que quedan reducidos a una parodia absurda. Las escenas en las que Quique intenta implementar huertos colectivos, patinetes eléctricos y redefinir conceptos como la masculinidad resultan risibles, pero no por su ingenio, sino por su tono burlesco e hiriente.
La película reincide en caer en clichés y lugares comunes ya muy explotados en el cine y la televisión española. La alusión al término "hipster", por ejemplo, resulta completamente desfasada y desconectada de la realidad actual, dando una impresión de que el guion pudo haber sido escrito hace una década.
Tampoco ayuda la subtrama romántica que se entrelaza con el argumento principal, en la cual se revela que el traslado de Quique responde a un plan de su novia Lina y el líder del partido para poder mantener una relación paralela. Esta historia resulta forzada y aumenta la sensación de que los creadores recurrieron a recursos facilones para aportar dramatismo.
No todo es negativo, sin embargo. 'Un Hipster En La España Vacía' logra algunos aciertos puntuales, principalmente en las interpretaciones de su sólido reparto de veteranos actores. Nombres como Paco León, Macarena García, Rober Bodegas, Tito Valverde y Miguel Rellán aportan momentos mágicos cuando interactúan en las escenas que retratan la vida cotidiana de la localidad de La Cañada, que parecen sacadas de un documental etnográfico.
Resultan especialmente disfrutable los instantes en los que los lugareños se reúnen a bailar animadamente al ritmo de la música de Juan Luis Guerra o cuando se movilizan para ayudar a Quique tras un accidente. En estos pequeños detalles es donde la cinta logra conectar con el espíritu indomable de los pueblos españoles.
Lamentablemente, estos preciados instantes se ven empañados por los intentos fallidos de convertir la historia en una "comedia romántica", incluyendo números musicales de dudoso gusto como la parodia de "Despechá" o la llamada "jota del clítoris". Resultan momentos cringe que rompen por completo el ritmo y la credibilidad de la narración.
En su afán por satirizar a unos y otros, 'Un Hipster En La España Vacía' termina cayendo en la trampa de la simplificación excesiva. En lugar de una mirada fresca y matizada sobre las diferencias urbano-rurales, nos encontramos con una serie de estereotipos y caricaturas muy poco originales.
Si bien logra pinceladas certeras, en general la película de Martínez-Lázaro decepciona por su falta de ingenio y profundidad a la hora de abordar un tema tan rico en matices. Una oportunidad perdida de ofrecer una visión más inteligente y elaborada sobre los choques culturales que siguen vigentes en la España plural del siglo XXI.

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