Cine y series

The Apprentice. La historia de Trump

Ali Abbasi

2024



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Ali Abbasi, director iraní-danés conocido por obras como Holy Spider, aborda en ‘The Apprentice. La historia de Trump’ la transformación de un joven Donald Trump bajo la influencia de su mentor, el abogado Roy Cohn. Este proyecto cinematográfico se sitúa en los años 70 y 80, un período crucial en la vida de Trump, que lo llevó a convertirse en una de las figuras más controvertidas y divisivas de la política y los negocios estadounidenses. El enfoque del film no es tanto explicativo como reflexivo: invita a la audiencia a contemplar cómo dos personalidades ya disfuncionales se entrelazan para dar lugar a algo mucho más oscuro. No se trata de una revelación, sino de una exposición sobre cómo los juegos de poder y la falta de escrúpulos pueden modificar la historia de una nación.

La cinta abre con un joven Donald, quien, insatisfecho con su posición como hijo de un magnate inmobiliario, busca algo más: notoriedad y poder. Es entonces cuando aparece Cohn, el infame abogado conocido por sus tácticas sin escrúpulos. Cohn representa el poder bruto, el uso implacable de cualquier medio para conseguir resultados, y ve en Trump a alguien a quien puede moldear a su imagen. En esta relación entre mentor y aprendiz, Cohn enseña a Trump las lecciones que definirán su carrera: nunca admitir la derrota, atacar siempre y distorsionar la verdad.

La película, sin embargo, no intenta suavizar ni humanizar a Trump. Su ascenso no es el típico relato de un joven bien intencionado corrompido por fuerzas malignas. Desde el principio, vemos un hombre ambicioso, calculador y dispuesto a hacer lo necesario para conseguir lo que desea. En sus primeros años, tal como lo retrata Sebastian Stan, Trump es arrogante, pero también cauteloso, absorbido por los discursos y la personalidad de Cohn. Su metamorfosis en una figura aún más peligrosa se realiza con precisión a lo largo de la película, destacando cómo el abuso de poder y la manipulación pueden tener efectos devastadores, no solo en el individuo, sino en toda una sociedad.

La interpretación de Jeremy Strong como Cohn es uno de los puntos fuertes del film. Strong encarna a un hombre capaz de dominar cualquier habitación, su presencia es casi hipnótica, arrastrando a Trump y a la audiencia en su retórica venenosa. La relación entre ambos se explora con detalle, especialmente en los diálogos donde Cohn, con un cinismo implacable, expone su visión del mundo, enseñando a su protegido que el éxito está por encima de cualquier ética o moral. Estas enseñanzas se convierten en la brújula que guía a Trump durante las siguientes décadas.

A lo largo de la película, el director no cae en la trampa de retratar a Trump como un personaje excéntrico, una caricatura o una parodia de sí mismo. Lo que destaca es su creciente ambición y su capacidad para asimilar las lecciones más siniestras de su mentor, llevándolas al extremo hasta superar al propio Cohn. Es especialmente significativo cómo la película representa la caída de Cohn, quien, al final, es rechazado por Trump cuando ya no le es útil. Este acto de traición es un reflejo del cinismo que Cohn inculcó en Trump, creando un monstruo que ya no puede controlar.

En términos visuales, el film captura con acierto la atmósfera de Nueva York en esas décadas, mostrando no solo el ascenso de Trump, sino también el deterioro y la corrupción de la ciudad. La fotografía y la ambientación ayudan a contextualizar la historia, ofreciendo una ventana a un período de la historia reciente marcado por la codicia y la falta de ética.

Una de las críticas recurrentes hacia la película es su enfoque en lo ya conocido. Para quienes han seguido la vida pública de Trump, ‘The Apprentice’ no ofrece nuevos datos reveladores. Más bien, el interés reside en el retrato de su evolución como figura pública, una historia que es tanto personal como política. La película logra mantener el interés al mostrar cómo los primeros años de Trump lo definieron, destacando las decisiones clave que lo llevaron a donde está hoy.

‘The Apprentice’ no busca empatía ni redención para su protagonista, sino entender las dinámicas de poder que lo moldearon y cómo esas mismas dinámicas siguen influyendo en el mundo actual. La relación entre Cohn y Trump es el eje central de la narrativa, mostrando cómo la corrupción y la ambición desenfrenada pueden crear figuras que, lejos de ser excepcionales, representan las peores facetas de la naturaleza humana.

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