Cine y series

Té negro

Abderrahmane Sissako

2023



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El cine tiene el poder de transportarnos a mundos desconocidos y tender puentes entre culturas aparentemente distantes. 'Té negro', la nueva película del aclamado director mauritano Abderrahmane Sissako, se sumerge en esta travesía intercontinental con una delicadeza propia de una ceremonia del té. A través de la historia de Aya, una joven marfileña que encuentra un nuevo camino en China, Sissako nos invita a reflexionar sobre los vínculos que nos unen como seres humanos, más allá de fronteras y tradiciones.

En un mundo cada vez más globalizado pero paradójicamente fragmentado, 'Té negro' se presenta como una infusión de humanidad que busca disolver las barreras culturales. La película nos sumerge en el bullicioso barrio de 'Chocolate City' en Guangzhou, un microcosmos donde las comunidades africana y china coexisten, creando un fascinante crisol cultural. Este escenario sirve como telón de fondo para una historia de amor que trasciende las diferencias étnicas y generacionales.

Aya, interpretada con gracia y sutileza por Nina Mélo, emerge como el corazón palpitante de la narración. Su viaje comienza con un acto de valentía: abandonar el altar en su boda en Costa de Marfil, rechazando un futuro predeterminado. Este gesto de autodeterminación la lleva a China, donde encuentra trabajo en una tienda de té regentada por Cai (Chang Han). La relación que se desarrolla entre ambos se convierte en el eje central de la película, explorando las complejidades del amor intercultural y las expectativas sociales.

Sissako, conocido por su mirada penetrante sobre las realidades africanas en películas como 'Timbuktu', amplía su horizonte cinematográfico al adentrarse en la diáspora africana en China. Su aproximación visual a Guangzhou, aunque estilizada y en ocasiones etérea, intenta capturar la esencia de un espacio de confluencia cultural. Sin embargo, esta representación idealizada puede resultar discordante con la realidad más compleja y a menudo tensa de las relaciones interraciales en China.

La película avanza con un ritmo pausado, casi ceremonial, que refleja la preparación meticulosa del té que Cai enseña a Aya. Esta cadencia permite al espectador sumergirse en los detalles de la vida cotidiana y en los matices de las interacciones culturales. No obstante, este mismo ritmo puede resultar en ocasiones lánguido, diluyendo la tensión dramática necesaria para mantener el interés narrativo.

La fotografía de Aymerick Pilarski juega un papel fundamental en la creación de atmósferas, bañando las escenas en una luz cálida que evoca la sensualidad del vapor del té. Los espacios íntimos de la tienda de té contrastan con las calles animadas de 'Chocolate City', ofreciendo un juego visual entre lo privado y lo público, lo personal y lo comunitario.

El guion, coescrito por Sissako y Kessen Faoutmata Tall, entrelaza diversas subtramas que orbitan alrededor de la historia central de Aya y Cai. Estas líneas narrativas secundarias, que incluyen las tensiones familiares de Cai y las vivencias de otros miembros de la comunidad africana, añaden textura al relato pero a veces carecen de la profundidad necesaria para resonar plenamente.

La actuación de Nina Mélo como Aya es uno de los puntos fuertes de la película. Su interpretación transmite una mezcla de vulnerabilidad y determinación que hace creíble el arco de transformación del personaje. Chang Han, por su parte, aporta una presencia sosegada como Cai, aunque la química entre ambos actores no siempre alcanza la intensidad que la narrativa parece exigir.

'Té negro' aborda temas como el choque cultural, la identidad y la búsqueda de pertenencia con una sensibilidad poética. Sin embargo, en su intento de crear una visión armoniosa de la convivencia intercultural, la película a veces pasa por alto las fricciones y dificultades reales que enfrentan las comunidades diaspóricas. Esta omisión puede percibirse como una simplificación de realidades complejas.

La banda sonora, que incluye una versión en bambara de 'Feeling Good', contribuye a crear un ambiente envolvente que fusiona sonoridades africanas y asiáticas. Esta mezcla musical refleja la hibridación cultural que la película busca explorar visualmente.

En su conjunto, 'Té negro' se presenta como una obra ambiciosa que intenta trascender las fronteras geográficas y culturales a través del lenguaje universal del cine. Sissako demuestra su maestría en la creación de imágenes evocadoras y momentos de intimidad conmovedora. Sin embargo, la película no siempre logra mantener el equilibrio entre su visión poética y la complejidad de las realidades que pretende retratar.

A pesar de sus imperfecciones, 'Té negro' invita a la reflexión sobre las posibilidades de conexión humana en un mundo cada vez más interconectado. Como una taza de té bien preparada, la película de Sissako ofrece momentos de calidez y contemplación, aunque su sabor final pueda resultar menos intenso de lo esperado para algunos paladares cinematográficos.

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